Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa y Umberto Eco, entre otros, han sido suplantados en cuentas apócrifas
USURPADORES. Suplantadores crean cuentas falsas y adoptan la personalidad de escritores. archivo.fuente:eluniversal.com.mx |
Cuando Mario Vargas Llosa obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 2011,
su colega colombiano Gabriel García Márquez, a través de un mensaje en
Twitter lo felicitó y dijo: "Cuentas iguales"; meses después, también en Twitter, el narrador Mario Vargas Llosa declaró: "Acepto la presidencia del instituto Cervantes";
y hace menos de un mes, en la misma red social, el escritor italiano
Umberto Eco anunció la muerte de Gabo. Las tres declaraciones eran
falsas, se trataba de impostores en la red.
Lo que estas tres historias tienen en común es que las declaraciones
fueron hechas por suplantadores, personas que escudadas en el anonimato
de las redes sociales se "divirtieron" creando hipotéticas
cuentas y asumiendo la personalidad de escritores famosos; la realidad
es que ninguno de ellos ni García Márquez ni Vargas Llosa ni Eco tienen
siquiera una cuenta oficial en Twitter.
Esos tres personajes han sufrido bromas de los suplantadores, en
especial las del italiano Tomasso Debenedetti, pero no son los únicos;
en las redes sociales abundan las imposturas de la que han sido objeto
escritores, figuras públicas, periodistas y líderes de opinión de la
talla de Almudena Grandes, Abraham B. Yeoshua, Rodrigo Fresán, Héctor
Abad Faciolince, Juan Gabriel Vásquez, Pedro Ángel Palou y Mauricio
Montiel Figueiras, entre muchos otros.
En el mundo literario abundan los "juegos" de impostores y usurpadores del nombre y la vida de un escritor, tal como lo relata el narrador mexicano Pedro Ángel Palou:
"Las falsificaciones son viejas, me acuerdo cuando comprabas el
supuesto poster con el poema de Borges donde decía que daría más viajes
en calesita, me subiría al globo, que es absolutamente apócrifo y la
gente lo sigue citando en Facebook como si fuera de Borges; la red está
llena de usurpadores. En la red, su gran virtud es su gran defecto que
no hay filtro, el filtro, como lo sabe bien Google es la cantidad de
veces que ha sido citado".
Pedro Ángel Palou tuvo hace tiempo una cuenta falsa que alguien
administraba y actualizaba; ya no existe porque lo denunció a Twitter;
pero algo le quedó muy claro: que al retuitear de falsas cuentas haces
visible al usurpador.
"Tengo un amigo español, Andrés Trapiello, que no usaba redes y que
ahora tiene Facebook y su página Hemeroflexia; él dice que no les
contesta nunca a estos anónimos porque los vuelve visibles; si te atacan
y tú les contestas aunque sean anónimos los visibilizas", dice Palou.
Mauricio Montiel Figueiras sólo tiene cuenta en Twitter, allí está
escribiendo una novela llamada El hombre del Twed;cuenta que también ha
sufrido el plagio, hace un tiempo existió un blog en el que se "fusilaban" sus textos sin darle crédito, el usurpador argumentó que le rendía un homenaje a él y a a otros autores.
"No podría meter la mano al fuego por las falsas cuentas de Twitter
de García Márquez y de Carlos Fuentes, no son ellos quienes las manejan y
sin embargo tienen miles de seguidores que piensan que están teniendo
una interlocución con los autores que detentan", señala el narrador.
Dice que Fuentes ha muerto y eso hace imposible que el usurpador siga y
que basta con echarle una mirada a la supuesta cuenta de Gabo. "Cuando
han retuiteado una frase de Gabriel García Márquez no es posible que no
se den cuenta que no es él, no lo han leído lo suficientemente bien
para darse cuenta de que no es él sino alguien que está usurpando su
nombre. Pero más allá de eso sé que García Márquez no tiene el tiempo ni
las ganas para meterse a estar poniendo cosas de ese tipo en una red
social".
Impostores de hispanos
Además de las figuras de la literatura universal, hay otra cantidad de
autores que han sufrido las bromas de los usurpadores que incluso
mantienen actualizada la cuenta y suben fotos de ellos y su familia, han
creado una biografía falsa y dan opiniones sobre el acontecer político y
social.
Hace unos meses, el escritor colombiano Juan Gabriel Vásquez escribió para El País un texto en el que hablaba de "Identidades, imposturas e Internet";
contaba su propia historia de hombre suplantado y daba cuenta de las
experiencias del narrador argentino Rodrigo Fresán y del colombiano
Héctor Abad Faciolince.
Vásquez escribió que al conocer de la suplantación que había protagonizado pensó: "Lo
único comparable a la primera vez que te roban la identidad es el
descubrimiento de la muerte que hace un niño: la misma sensación de
vulnerabilidad y de impotencia, de que allá afuera hay poderes que no
controlamos y que nos pueden dañar en cualquier momento".
En su columna, lo mismo que hicieron en similares colaboraciones Héctor
Abad -en El Espectador- y Rodrigo Fresán -en Página 12-, Juan Gabriel
Vásquez acusó de que las redes sociales favorecen el anonimato y la
cobardía, y que han pasado a ser el hábitat natural de las
suplantaciones.
También Mauricio Montiel y Pedro Ángel Palou han sufrido lo propio. A Montiel "alguien" le ayudó a difundir su obra sin darle crédito. "Un
amigo que es mucho más atento que yo, se dio cuenta de que el creador
de ese blog pasaba de las frases a los textos completos y durante un
lapso de algunas horas se le estuvo diciendo al encargado del blog que
reconociera la autoría o que de plano tumbara el blog; y lo que terminó
haciendo fue sacar al blog de circulación".
Algo semejante le ocurrió al narrador Pedro Ángel Palou, aunque se
trataba de un proyecto ingenioso. Alguien creó una app en la red llamada
"Charlas de café con Pedro Ángel Palou" y ese alguien extraía citas de sus libros y hasta de sus discursos para subirlos a la red, casi como horóscopo: "haz el bien sin mirar a quien". Era una especie de proyecto de administrar su obra en pedacitos para "postearlos" en la red.
Sin embargo, hubo otra acción que nada tenía de divertida. Un día
comenzó a ver que había en Facebook una cuenta con su nombre, con fotos
de él y con una biografía que lo hacía haber nacido en Viena, no en
Puebla, y además inventaban cosas.
"Me crearon una página que obviamente no administré yo nunca, que ya
no existe porque Facebook tiene esa ventaja de que puedes denunciar y
explicar por qué; dije que este señor estaba usando mi nombre y que
incluso no coincidía con mi biografía; ponía fotos mías que tomaba de la
red y actualizaba el estado; si te metías más profundo y pedías
información te dabas cuenta de que ni siquiera era mi lugar de
nacimiento; lo usaba para comentar cosas; no era yo, pero era yo. Era un
travesti palouiano", comenta Palou.
Todo esto de la impostura y la suplantación, lleva a Pedro Ángel Palou a
hablar de algo que ha estudiado Cristina Rivera Garza: lo
postidentitario, es decir, la idea de identidad es distinta, tú ya no
eres tú; eres un avatar, una persona distinta a la persona social que
presentas.
"En Facebook todo mundo saca sus fotos bonitas, todo mundo hace un
casting personal de lo bonito. Si se acabara la humanidad y un marciano
llegara y tuviera como único elemento Facebook para ver cómo éramos, qué
humanidad tan contenta, todos eran felices, guapos, inteligentes;
porque hay una construcción de lo autobiográfico muy nuevo, sé que toda
autobiografía selecciona, pero aquí la estás presentando al público,
algo que sólo un famoso hacía antes, pero ahora todos somos famosos, ya
no son 15 minutos de fama, es la fama total", concluye Pedro Ángel Palou.