sábado, 15 de septiembre de 2012

El padre, poemas de Neruda

Pablo Neruda, El Poeta del Amor.
El padre
Tierra de sembradura inculta y brava,
tierra en que no hay esteros ni caminos, mi vida bajo el sol tiembla y se ahoga.

Padre tus ojos dulces nada pueden,
como nada pudieron las estrellas
que me abrasan los ojos y las sienes.

El mal de amor me encegueció la vista
y en la fontana dulce de mi sueño
Se reflejó otra fuente estremecida.
 
Después…Pregunté a Dios por qué me dieron lo que me dieron y porque después supe una soledad de tierra y cielo.

Mira, mi juventud fue un brote puro
que se quedó sin estallar y pierde
su dulzura de sangres y de juegos.

El sol que cae y cae eternamente
se cansó de besarla…y el otro.
Padre, tus ojos dulces nada pueden.

Escucharé en la noche tus palabras,
…niño, mi niño…

Y en la noche inmensa
seguiré con mis llagas y tus llagas.
Pablo Neruda
(Crepusculario, 1923)

El castillo maldito
Mientras camino la acera va golpeándome los pies, el fulgor de las estrellas me va rompiendo los ojos.

Se me cae un pensamiento como se cae una mies del carro que tambaleando raya los pardos rastrojos.

Oh pensamientos  perdidos que nunca nadie recoge, si la palabra se dice, la sensación queda adentro;
espiga sin madurar, Satanás le encuentre troje ¡que yo con los ojos rotos no le busco n le encuentro!

Que yo con los ojos rotos sigo una ruta sin fin…
¿Por qué de los pensamientos, por qué de la vida en vano?

Como e muere la música sí se deshace el violín, no moveré mi canción cuando no mueva mis manos.

Alto de mi corazón en la explanada desierta donde estoy sacrificado como el dolor en un verso.

Mi vida es un gran castillo sin ventanas y sin puertas y para que tú no llegues por esta senda, la tuerzo.

Playa del sur
La dentellada del mar muerde
la abierta pulpa de la costa
donde se estrella el agua verde
contra la tierra silenciosa.

Prado cielo y lejanía.
El horizonte, como un brazo,
rodea la fruta encendida
del sol cayendo en el ocaso.

Frente a la furia del mar son
inútiles todos los sueños.
¿Para qué decir la canción
de un corazón que es tan pequeño?

Sin embargo es tan vasto el cielo
y rueda el tiempo, sin embargo.
Tenderse y dejarse llevar
por este  viento azul y amargo!...

Desgranando viento del mar,
sigue besándome la cara.
Arrastrándome, viento del mar,
a donde nadie me esperaba!

A la tierra más pobre y dura
llévame viento, entre tus alas,
así como llevas a veces
las semillas de las hierbas malas.

Ellas quieren rincones húmedos,
surcos abiertos ellas quieren
crecer como todas las hierbas:
yo solo quiero que me lleves!

Allá estaré como aquí estoy:
A donde vaya estaré siempre
como el deseo de partir
y con las manos en la frente…

Esa es la pequeña canción
arrullada en un vasto sueño.
¿Pará qué decir la canción
si el corazón es tan pequeño?

Pequeño frente al horizonte
y frene al mar enloquecido.
Si Dios gimiera en esta playa
nadie oiría sus gemidos!

A mordiscos de sal y espuma
borra el mar mis últimos pasos…

La marea desata ahora
su cinturón en el ocaso.

Y una bandada raya el cielo
como una nube de flechazos…
 Pablo Neruda (Álbum Terusa, febrero de 1923.Crepusculario, 1923)