El autor de Almas grises viene a Chile para participar el próximo jueves en La Ciudad y las Palabras de la UC
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Philippe Claudel, escritor francés considera a Modiano, Premio Nobel, un escritor menor./latercera.com |
No teme ser incorrecto. Tampoco aparenta muecas de sonrisas. En sus
libros no hay medias tintas en el carácter de sus personajes. Y en sus
historias, Philippe Claudel (1962) siempre está dispuesto a profundizar
en la condición humana y en los ingratos efectos de las guerras
mundiales en la Europa del siglo XX.
Figura central de la narrativa francesa actual, Claudel es autor de
las novelas Almas grises (2005, Premio Renaudot), La nieta del señor
Linh (2006) y El informe de Brodeck (2008), con la que se adjudicó el
prestigioso premio Goncourt des Lycéens 2007.
Su último libro es Aromas (2013), donde regresa a descifrar los
olores de su ciudad natal: Nancy, lugar ubicado al noreste de Francia,
rodeado de ríos y grandes bosques.
Director de cine también, del 2013 es también su última película. Se
llama Antes del frío invierno y en ella vuelve a poner de protagonista a
la actriz Kristin Scott Thomas, como en su primer largometraje, Hace
mucho que te quiero (2008). Esta vez el conflicto recae en la ordenada
vida de Paul (Daniel Auteuil), un exitoso neurocirujano que comenzará a
dudar de su matrimonio con Lucie (Scott Thomas) tras la llegada a sus
días de una atractiva veinteañera.
Claudel no se detiene: ahora prepara una nueva cinta. Además, trabaja
en una próxima novela que se llamará Sueños. “Lo que falta es tiempo. Y
a veces pienso que todo esto es inútil, porque la muerte nos espera a
todos. Es un poco como si la creación artística fuera una venda que se
pone sobre los ojos para olvidar a la muerte cuanto más tiempo posible.
Es eficaz pero al final es inútil”, dice Claudel a La Tercera previo a
su llegada a Chile.
El narrador francés es el nuevo invitado del ciclo La Ciudad y las
Palabras, del Doctorado en Arquitectura de la UC, realizado con el apoyo
de este diario. Claudel se presentará el próximo jueves 8, a las 18.00,
en el auditorio de la Facultad de Arquitectura UC, en El Comendador
1916, Providencia.
¿Cómo sabe cuándo una historia es para el cine o la literatura?
Muy rápido. Desde el principio, o incluso antes del inicio. No puedo
explicar por qué. Es sólo que se siente cuándo una historia es para
desarrollar en el lenguaje o en imágenes con seres de carne y huesos. Se
trata de dos enfoques creativos radicalmente diferentes.
¿Cómo ve el papel de la literatura actualmente?
Me parece que debería emitir señales de alerta, activar las sirenas
de alarma. La literatura debe despertar a la humanidad que hoy está en
un letargo que traerá la ruina. La literatura tiene una función de
agitación.
¿Cree que la conciencia histórica es importante para un escritor?
El trabajo del escritor puede ser visto como una forma de tensión
perpetua entre el pasado y el presente de la escritura. Contar una
historia, es a la vez trabajar en un tiempo reconstruido, simular una
cronología, poner en perspectiva los acontecimientos narrados y los que
se efectúan en la vida del lector. La historia es un dato traumático y
depende del momento que vive la humanidad. El escritor no puede
prescindir de una conciencia histórica, ya que es alguien que escribió
“en algún lugar”, es decir, en un momento determinado.
¿Le interesa la obra de sus colegas Michel Houellebecq, Jean Echenoz y Emmanuel Carrère?
Usted cita a los tres escritores más conocidos de la opinión pública
francesa. Yo respeto su trabajo, pero le estaría mintiendo si le digo
que son algunos de mis favoritos. Me encantó la primera novela de
Houellebecq, Ampliación del campo de batalla, y sus primeros poemas.
Pero lo que luego publicó es una escritura ligera asociada a la
provocación. Es una pena. Creo que construyó un personaje de payaso, una
especie de sub-Céline atrabiliario y paranoico. Y de verdad es que es
una pena porque tiene talento. Sobre Carrère, su obra son a mi juicio
unos libros de periodista, y en los que habla demasiado de él, lo que no
me interesa de ninguna manera. En cuanto a Echenoz, no entiendo mucho
su proyecto, especialmente en sus últimos trabajos donde le gusta
revisitar figuras históricas como Ravel, Zátopek y Tesla.
¿Qué escritores latinoamericanos le gustan?
El trabajo de Roberto Bolaño es muy interesante. No puedo decir que
es uno de mis autores favoritos, pero su obra ha influenciado a muchos
escritores jóvenes. Me encanta Francisco Coloane, Juan Carlos Onetti,
Alejo Carpentier y Julio Cortázar. Y fue muy significativo para mí el
Canto general, de Pablo Neruda. Y, por supuesto, Borges ha tenido una
gran influencia en mi formación.
¿Qué le pareció la elección de Patrick Modiano como último Premio Nobel de Literatura?
Fue una gran sorpresa. Me gusta su obra, pero es un escritor menor.
Cuando se supo la noticia del Nobel y se lo comparó con Proust, admito
que casi me da un ataque al corazón.