Olvidado durante mucho tiempo, hace unos treinta años comenzó su rescate. Hoy es cada vez más mencionado, aunque sólo sea para reconocer su trabajo como precursor de la literatura de género –la fantástica, la detectivesca— en un momento en que en el continente no se había tomado conciencia de estos géneros
Portada de una novela de Holmberg/elpais.com |
Eduardo Ladislao Holmberg (1852-1937) pertenecía a la
minoría ilustrada, liberal y progresista, encargada de modernizar las
estructuras de la nación argentina en las últimas décadas del siglo XIX. Como
buen miembro de la llamada generación del 80, Holmberg era un positivista de
corazón. Profesaba la fe de Darwin y como naturalista hizo cosas importantes
como explorar todos los paisajes bioclimáticos de los que constaba la
Argentina; esa vocación científica no lo llevó a oponerse al arte, pues entre
sus múltiples intereses se encontraba la escritura.
Olvidado durante mucho tiempo, hace unos treinta años comenzó su rescate. Hoy
es cada vez más mencionado, aunque sólo sea para reconocer su trabajo como
precursor de la literatura de género –la fantástica, la detectivesca— en un
momento en que en el continente no se había tomado conciencia de estos géneros.
Pero Holmberg es más que eso.
Holmberg escribió una de las primeras novelas
policiales en español (La bolsa de huesos,
1896) y una de las primeras de ciencia ficción (Viaje maravilloso del señor Nic-Nac, 1875). Las dos novelas se
caracterizan más por sus buenas intenciones que por ser libros redondos
merecedores del elogio; el texto por el que Holmberg verdaderamente quedará es
Horacio Kalibang o los autómatas (1879), un cuento de “fantasía científica” sobre
el autómata, esa figura mecánica que se anticipó al robot y que fascinaba por
su parecido con el ser humano. Es el viejo tópico literario del doble,
actualizado para una época dominada por la tecnología. Holmberg encuentra
inquietante el parecido, pues el simulacro puede falsificar al hombre y
reemplazarlo (“si son ellos los autómatas o si lo somos nosotros, no lo sé”).
De hecho, eso es lo que ocurre en el cuento, lo cual provoca una
reconceptualización ontológica de lo que se entiende por el hombre: “¿Qué es el
cerebro, sino una máquina, cuyos exquisitos resortes se mueven en virtud de
impulsos mil y mil veces transformados? ¿Qué es el alma sino el conjunto de
esas funciones mecánicas?" (Bioy Casares hará preguntas similares en La invención de Morel)
La
editorial Simurg ha publicado de Holmberg Figuras
de cera y otros textos (2000) y El
tipo más original y otras páginas (2001). “Horacio Kalibang” se puede
encontrar en la red