sábado, 12 de enero de 2013

Thomas Mann muestra su lado más accesible


El Buddenbrookhaus, un museo dedicado al gigante de la literatura alemana, atrae hasta sesenta mil visitantes al año

HOMENAJE. El Buddenbrookhaus, un museo sobre Thomas Mann, tiene como objetivo hacer más accesible al formidable escritor./The New York Times./Revista Ñ
La última sensación del león literario Thomas Mann tiene más de un siglo y está expresada no en páginas sino en 500 caracteres. En una de las 81 tarjetas postales descubiertas recientemente, Mann le escribe poéticamente a su hermano mayor, Heinrich, sobre el yogur "gustoso y levemente laxativo", y se explaya sobre las bondades del café descafeinado para la salud.

En un estilo diferente y accesible, los mensajes suavizan la imagen del titán de las letras famoso por obras maestras largas y difíciles como "La Montaña Mágica" y la saga familiar de los "Buddenbrook".

Una serie de tarjetas postales, escritas entre 1901 y 1928 y halladas por los nietos de Heinrich entre los efectos de su hija, van desplazándose en un monitor gigantesco del museo Buddenbrookhaus de esta ciudad, dispuestas de una manera que evoca los mensajes de texto. Este año, los funcionarios se aprestan a ampliar el museo al tiempo que se esfuerzan por ver cómo hacer que este autor ganador del Nobel y de libros voluminosos se vuelva más accesible para generaciones que se nutren de mensajes en Twitter y actualizaciones de estatus.

Para numerosos lectores, la conexión con la obra y con el autor constituye el máximo atractivo que presenta un lugar, como por ejemplo visitar los sitios de Dublín que Joyce describió en el "Ulises".

"Tiene que haber algo acerca del lugar, algo extraordinario que no se pueda encontrar en Internet", dijo Holger Pils, responsable del Buddenbrookhaus. "La necesidad de vivir la experiencia del lugar está creciendo porque todo lo demás es bidimensional".

En algunos aspectos, los Mann son perfectos para una época chismosa y confesional. Los hermanos son como la versión alemana de las hermanas Brontë con una pizca de Caín y Abel, no violentos pero de todos modos rivales. La historia familiar incluye prosperidad y poder, una caída en desgracia, una pelea fraternal, suicidio y escándalo.

"Los Buddenbrook", un gigante de la literatura, continúa fascinando a los alemanes. La novela hace una crónica de la decadencia de una familia dedicada al comercio basada en los Mann. Una parte considerable de la acción en el libro representa una versión novelada de la casa donde vivieron los abuelos del escritor, que actualmente alberga el museo.

La casa está situada frente a la iglesia de Santa María, donde, en el libro, "el viento soplaba entre los vericuetos de sus enormes ángulos góticos". Una noche reciente, los invitados comieron merengues como los descritos en la novela y escucharon a un actor leyendo la escena de Navidad que describe el libro.

Pagaron alrededor de US$86 por una cena y una visita guiada a los puntos salientes de las vidas y las obras de los hermanos.

"Los personajes de la novela están fuertemente ligados a personas reales, a la realidad de esta gran literatura", dijo Thomas Katschewitz, de 52 años, cuando el tour se detuvo frente a la antigua escuela que frecuentaron los hermanos.

Hans Wisskirchen, experto en Thomas Mann y director de todos los museos de Lübeck, manipulaba la otra tarde con delicadeza una tarjeta con un sello postal del Reich alemán de 1904. "Saluda de mi parte al Dr. Von Hartungen", escribió Thomas a su hermano en el sanatorio de Riva. Para los fanáticos de Mann, la referencia evoca escenas de "La Montaña Mágica", una obra inspirada, en parte, por el médico y por el refugio de su curación.

Muchos alemanes están al tanto de los hechos que rodearon a los hermanos: su desacuerdo por la Primera Guerra Mundial, a la que Heinrich se oponía; y su relación en general fría. Las tarjetas postales fueron noticia en parte porque contenían la sorpresa de un Thomas presuntamente estirado haciendo referencia a pantuflas y dentistas. También habría que rever parte de la enemistad entre Thomas y Heinrich.

Bettina Fenner, de 45 años y profesora en Lübeck que participó en la visita y la cena, dijo que para sus alumnos del secundario los "Buddenbrook" son relevantes. "En definitiva, todos tenemos una historia familiar".