Si alguien imagina que Maj Sjöwall es una venerable anciana, silenciosa y con escaso carácter se equivoca de plano
Maj Sjöwall, autora sueca de la saga del detective Martin Beck./elpais.com/elemental |
En esta entrevista muestra cómo tiene las ideas tan claras como
cuando escribió con su esposo Per Wahlöö la decena de novelas de las que se embriagaron toda una generación de
jóvenes y no tan jóvenes de los países escandinavos. Ello dio pie a que
finales del siglo XX y principios del siglo XXI se extendieran por
Europa un grupo de escritores nórdicos que se inspiraron en ellos y que
triunfaron, algunos de ellos de manera inexpicable.
Escribir las diez novelas “fue un proyecto que los dos teníamos claro que debía tener un principio y un fin. Con esas obras queríamos denunciar una Suecia que de cara al exterior era idílica y que para nosotros, que la estábamos viviendo, era una absoluta degradación de los que habíamos imaginado”. Maj Sjöwall (Estocolmo, 1935) después de trabajar en varias revistas con artículos periodísticos entró a trabajar en la editorial Wahlström & Widstrand. Desde los 19 años compartió su trabajo de periodista con la de traductora. En la revista Idun, con la que empezó a trabajar en 1961, conoció al que sería su compañero durante 14 años: Per Wahlöö, un nombre que todavía hoy pronuncia con admiración. Se casaron en 1962 y su primera novela, Roseanna con el detective Martin Beck la publicaron en 1965."Escribíamos entre los dos pero era él el que siempre tenía todo más claro".
Comunista convencida, declara sin ambages, que “Olof Palme –político sueco, líder del Partido Socialdemócrata y ex primer ministro de Suecia cuando fue asesinado- nos traicionó. Hizo creer a los ciudadanos que vivíamos en una sociedad del bienestar y esa sociedad fue degradándose poco a poco hasta encontrarnos en una situación peor a la que estábamos cuando empezaron las reformas. Lo mismo que está sucediendo en Europa. Fue un estafador”. Sin embargo se ha demostrado que el comunismo no ha funcionado en los países donde se instaurado. “Creo que han sido los políticos quienes no han sabido ponerlo en práctica. Considero que el ser humano podría vivir en un sistema comunista, pero no ha habido nadie que lo haya sabido poner en funcionamiento. El egoísmo del individuo hace que no sepa valorar lo público como algo de todos. Se aprovecha de las situaciones cuando las cosas las tiene a su alcance, sin pensar en el otro. Un grave error difícil de solucionar”.
¿Por qué diez novelas?
“Era lo que habíamos decidido desde el principio y, a pesar del éxito que tuvieron en su momento, y veo que ahora también en España, no estábamos dispuestos a romper nuestro compromiso. En ellas, a través del inspector Martin Beck, queríamos mostrar esa Suecia nada idílica que se estaba vendiendo. Transmitir nuestros pensamientos y nuestra forma de ver la vida. Y trabajar en un género que nos gustaba a los dos y en el que podíamos trabajar juntos sin problemas”. El primer título que publicaron fue Roseanna y al siguieron El hombre que se esfumó; El nombre del balcón; El policía que ríe; El coche de bomberos que desapreció; Asesinato en el Savoy; El abominable hombre de Saffle; La habitación cerrada; El asesino de policías y Los terroristas, todos traducidos al español por la editorial RBA en España.
Sjöwall rechaza con rotundidad el título de “la dama de la novela negra escandinava”. “Lo que hicimos Per Wahlöö y yo fue abrir la puerta del género de los autores suecos, un género que siempre ha estado denostado, pero que ha demostrado que sirve a los escritores para mostrar la realidad, las miserias más ruines del ser humano y , en definitiva, contar lo que está sucediendo en una sociedad en un momento concreto. Nuestras novelas escritas hace 50 años tienen absoluta vigencia en estos momentos".
La autora de Los terroristas es critica con el boom literario que vive el género negro de los países nórdicos. Es ficticio. La mayoría de las obras que se publican son malísimas y otras ni tan siquiera deberían haber sido editadas”. Es una mujer que tienen las ideas tan claras que no se achanta a la hora de decir lo que piensa, aunque sus declaraciones sea duras y pueda molestar a sus compatriotas. "La literatura de algunos autores suecos es no solo pobre, sino pobrísima. Hablan de crímenes, pero no tienen ni idea de construir una trama y ni tan siquiera saben lo que quieren contar. Son tan malas que son imposibles de leer porque no van al grano". Eso no quiere decir que sea capaz de reconocer a buenos autores del género negro y cita entre ellos a la escritora francesa Fred Vargas, al italiano Andrea Camilleri o al español Manuel Vázquez Moltalbán, que ha leído en inglés.Tres estilos totalmente diferentes de los que destaca su calidad literaria.
Maj Sjöwall argumenta que la publicación masiva de autores nórdicos se debe a una estrategia puramente comercial "sobre todo destinado al mercado alemán. No le gusta el escritor Henning Mankell, cuyas obras son seguidas por millones de lectores en todo el mundo porque, según explica, "carece de sentido del humor y es muy aburrido, igual que su inspector Kurt Wallander". Y ¿Stieg Larsson y su trilogía Millennium que ha vendido tantos millones de ejemplares? "Solo he leído la primera parte porque no me gustan los tochos. Su habilidad ha sido la de saber crear a una hacker Lisbeth Salander, un personaje muy moderno con el que ha logrado actualizar el género".
Algunas de las obras de este matrimonio sueco han sido llevadas al cine. La primera de ellas fue Roseanna, dirigida por Hans Abramson. El inspector Martin Beck fue interpretado por Keve Hjelm responsable de descubrir el asesinato de una joven. San Francisco, ciudad desnuda, de Stuart Rosenberg, basada en la novela El policía que ríe, fue el actor Walter Mattau quien se encargó deconvertirse en Beck. Un hombre en el tejado, de Bo Widerberg, fue el actor Carl-Gustaf Lindstedt quien se responsabilizó de descubrir el asesinato de un policía en un hospital. El actor Derek Jacobi, famoso por protagonizar la serie Yo Claudio, se metió en el papel del inspector Beck en Mannen son gick upp i rock. Gösta Ekman fue el protagonista de Branbilen som Forsvann; El hombre del balcón y el Maratón de Estocolmo, ésta última basada en la novela Los terroristas.
Escribir las diez novelas “fue un proyecto que los dos teníamos claro que debía tener un principio y un fin. Con esas obras queríamos denunciar una Suecia que de cara al exterior era idílica y que para nosotros, que la estábamos viviendo, era una absoluta degradación de los que habíamos imaginado”. Maj Sjöwall (Estocolmo, 1935) después de trabajar en varias revistas con artículos periodísticos entró a trabajar en la editorial Wahlström & Widstrand. Desde los 19 años compartió su trabajo de periodista con la de traductora. En la revista Idun, con la que empezó a trabajar en 1961, conoció al que sería su compañero durante 14 años: Per Wahlöö, un nombre que todavía hoy pronuncia con admiración. Se casaron en 1962 y su primera novela, Roseanna con el detective Martin Beck la publicaron en 1965."Escribíamos entre los dos pero era él el que siempre tenía todo más claro".
Comunista convencida, declara sin ambages, que “Olof Palme –político sueco, líder del Partido Socialdemócrata y ex primer ministro de Suecia cuando fue asesinado- nos traicionó. Hizo creer a los ciudadanos que vivíamos en una sociedad del bienestar y esa sociedad fue degradándose poco a poco hasta encontrarnos en una situación peor a la que estábamos cuando empezaron las reformas. Lo mismo que está sucediendo en Europa. Fue un estafador”. Sin embargo se ha demostrado que el comunismo no ha funcionado en los países donde se instaurado. “Creo que han sido los políticos quienes no han sabido ponerlo en práctica. Considero que el ser humano podría vivir en un sistema comunista, pero no ha habido nadie que lo haya sabido poner en funcionamiento. El egoísmo del individuo hace que no sepa valorar lo público como algo de todos. Se aprovecha de las situaciones cuando las cosas las tiene a su alcance, sin pensar en el otro. Un grave error difícil de solucionar”.
¿Por qué diez novelas?
“Era lo que habíamos decidido desde el principio y, a pesar del éxito que tuvieron en su momento, y veo que ahora también en España, no estábamos dispuestos a romper nuestro compromiso. En ellas, a través del inspector Martin Beck, queríamos mostrar esa Suecia nada idílica que se estaba vendiendo. Transmitir nuestros pensamientos y nuestra forma de ver la vida. Y trabajar en un género que nos gustaba a los dos y en el que podíamos trabajar juntos sin problemas”. El primer título que publicaron fue Roseanna y al siguieron El hombre que se esfumó; El nombre del balcón; El policía que ríe; El coche de bomberos que desapreció; Asesinato en el Savoy; El abominable hombre de Saffle; La habitación cerrada; El asesino de policías y Los terroristas, todos traducidos al español por la editorial RBA en España.
Sjöwall rechaza con rotundidad el título de “la dama de la novela negra escandinava”. “Lo que hicimos Per Wahlöö y yo fue abrir la puerta del género de los autores suecos, un género que siempre ha estado denostado, pero que ha demostrado que sirve a los escritores para mostrar la realidad, las miserias más ruines del ser humano y , en definitiva, contar lo que está sucediendo en una sociedad en un momento concreto. Nuestras novelas escritas hace 50 años tienen absoluta vigencia en estos momentos".
La autora de Los terroristas es critica con el boom literario que vive el género negro de los países nórdicos. Es ficticio. La mayoría de las obras que se publican son malísimas y otras ni tan siquiera deberían haber sido editadas”. Es una mujer que tienen las ideas tan claras que no se achanta a la hora de decir lo que piensa, aunque sus declaraciones sea duras y pueda molestar a sus compatriotas. "La literatura de algunos autores suecos es no solo pobre, sino pobrísima. Hablan de crímenes, pero no tienen ni idea de construir una trama y ni tan siquiera saben lo que quieren contar. Son tan malas que son imposibles de leer porque no van al grano". Eso no quiere decir que sea capaz de reconocer a buenos autores del género negro y cita entre ellos a la escritora francesa Fred Vargas, al italiano Andrea Camilleri o al español Manuel Vázquez Moltalbán, que ha leído en inglés.Tres estilos totalmente diferentes de los que destaca su calidad literaria.
Maj Sjöwall argumenta que la publicación masiva de autores nórdicos se debe a una estrategia puramente comercial "sobre todo destinado al mercado alemán. No le gusta el escritor Henning Mankell, cuyas obras son seguidas por millones de lectores en todo el mundo porque, según explica, "carece de sentido del humor y es muy aburrido, igual que su inspector Kurt Wallander". Y ¿Stieg Larsson y su trilogía Millennium que ha vendido tantos millones de ejemplares? "Solo he leído la primera parte porque no me gustan los tochos. Su habilidad ha sido la de saber crear a una hacker Lisbeth Salander, un personaje muy moderno con el que ha logrado actualizar el género".
Algunas de las obras de este matrimonio sueco han sido llevadas al cine. La primera de ellas fue Roseanna, dirigida por Hans Abramson. El inspector Martin Beck fue interpretado por Keve Hjelm responsable de descubrir el asesinato de una joven. San Francisco, ciudad desnuda, de Stuart Rosenberg, basada en la novela El policía que ríe, fue el actor Walter Mattau quien se encargó deconvertirse en Beck. Un hombre en el tejado, de Bo Widerberg, fue el actor Carl-Gustaf Lindstedt quien se responsabilizó de descubrir el asesinato de un policía en un hospital. El actor Derek Jacobi, famoso por protagonizar la serie Yo Claudio, se metió en el papel del inspector Beck en Mannen son gick upp i rock. Gösta Ekman fue el protagonista de Branbilen som Forsvann; El hombre del balcón y el Maratón de Estocolmo, ésta última basada en la novela Los terroristas.