Llegó
la feria del libro y con ella empiezan a aparecer todos aquellos
lectores ocasionales que se ufanan de su profusión a la lectura. Si
alguno de estos títulos es su libro de cabecera es probable que, por más
que lo crea, la literatura no es lo suyo.
1.50 sombras de Grey: Cortejar a una chica hoy en día es muy fácil.
Si no tienes el dinero de Cristian Grey al menos mírala como un saco de
estiércol, escúpela y dile la frase más rebuscada que hayas leído y
atribúyesela a Sacher Masoch. Después de azotarla regálale un ejemplar
de 50 sombras de Grey y no le des el número de tu teléfono.
Después de leer las 500 páginas de la novela ella volverá al bar donde
la conociste. Para muchas será su primer libro y se sentirán
interesantes y sexys. Déjalas en la barra hasta que lloren sangre, no
olvides tu látigo debajo del abrigo. Ellas te pedirán un poco de dolor y
tú no las dejarás con las ganas. Ser feligrés de la mala literatura
siempre tiene su castigo.
Misógino, ingenuo, aberrante y asqueroso, para muchos es el libro
peor escrito de la historia. Publicada en el 2012 la novela escrita por
E.L. James ha vendido 35 millones de copias y se ha convertido en el
objeto preferido para regalar el día de San Valentín. El mundo hace rato
que está patas arriba.
2. Crepúsculo: Desde Carmilla de Joseph Sherida Le Fanú en
donde dos vampiresas lesbianas se amaban hasta sacarse sangre bajo el
arrullo de la luna llena, pasando por el conde rumano que inmortalizaría
Bram Stoker, hasta llegar a la soledad de Lestat, el monstruo de Anne
Rice, los vampiros han sido amigos entrañables de la literatura y
enemigos acérrimos de la inquebrantable moral victoriana. Con el sigilo
de un amante, se acercaban hasta el cuarto de una doncella en donde la
amaban hasta desangrarla. Todo ese hálito de misterio lo rompe el
insulso Edward Cullen y su mirada de ojos soñadores. Stephenie Meyer,
con habilidad, tomó la obsesión de Drácula por Mina Harker y la adaptó a
nuestros días, banalizándola de paso. El resultado de semejante
mediocridad se deja ver: Hasta el momento ha vendido la friolera de 25
millones de copias. A las jovencitas, que duda cabe, les encantan los
tipos sin sangre en las venas.
3.El código Da Vinci: Se misterioso sin motivo y venderás. Retrocede,
ve hasta el origen de Cristo, saca una temeraria y absurda teoría, no
te preocupes por la veracidad, igual te creerán. Toma el cuadro más
famoso que se ha pintado, di algo sobre el travestismo de Leonardo,
sobre las dunas que se ven al fondo del retrato. La fórmula es
infalible, unas gotas de detectivismo barato, echa en el tazón una
generosa porción de esoterismo y, si es posible, mete al vaticano en un
complot universal y siéntate esperar. Desde que se lanzó en el 2003
Random House ha vendido más de 80 millones de copias. Hollywood pagó una
fortuna por los derechos de la exitosísima adaptación cinematográfica.
Los lectores del libro, jurándose puristas y cultos, se atrevieron a
criticar la película ya que no tenía “El trasfondo místico de la obra de
Dan Brown”. Seudo literatura para seudo lectores, El código Da Vinci no es más que un montón de mitos refritos muy bien hilvanados por un experto mercachifle.
4.El alquimista: Estás cansado de ser una mísera vulpeja condenada a
alargar hasta final de mes tu exiguo sueldo. Siempre has creído que
pudiste ser un gran hombre, que todas esas mujeres que salen en los
comerciales de Victoria Secret serán tuyas. Sólo es quererlo, pensar en
quererlo con todas tus fuerzas y los Ferrari se estacionarán frente a la
mansión que tendrás en las colinas. No trabajes, no te esfuerces, algún
día conocerás a un viejo sabio que te dará la clave para convertir la
mierda que es tu vida en esa piscina de felicidad en la que flota, con
cientos de modelos, Paulo Coelho.
Traducido a más de 63 lenguas, publicado en 150 países, la obra
cumbre de Coelho ha vendido 65 millones de copias desde su publicación.
Más que lectores, la obra del escritor brasileño tiene fanáticos que
harán lo que sea necesario para demostrar que son intelectuales de
gustos refinados, así la mayoría coleccionen elefantes de porcelana en
los viejos anaqueles de su casa.
5. Inventario: Si, yo también cargaba los poemas de Benedetti en mi
mochila wayuu y la sacaba junto al moscatel para engatusar incautas. Me
aprendí de memoria Corazón Coraza y Los pitucos y soñé
con un mundo mejor gracias a sus poemas. Ternura me despiertan todos
esos muchachos menores de 20 años que todavía la cargan en su maleta.
Desprecio me producen esos señores que habitan espaciosos apartamentos
en Rosales y que todavía creen que la alta cultura es encender su
chimenea, leer Táctica y estrategia y pasar el caviar con vino.
Inventario es la biblia para el guerrillero de cafetín, para el
galancete de viernes por la noche, para el viejo verde que dicta clase
esperando tener un momento de pasión con la más bonita y la mas mamerta
de sus alumnas. Benedetti no tiene la culpa, la culpa esta vez la
tenemos nosotros.