El autor noruego publica El murciélago, primer caso de su detective Harry Hole
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Jo Nesbo, el martes, en Barcelona./Danny Caminal/elperiodico.com |
El embrión del "inteligente, tenaz, intuitivo" pero autodestructivo detective Harry Hole se gestó hace poco más de 18 años a bordo de un avión entre Oslo y Sídney. Tras 33 horas de viaje que "dieron bastante de sí", su 'padre', que iba de vacaciones a Australia, empezó a escribir nada más llegar de noche al hotel con 'jet lag' y tuvo un embarazo fugaz de cinco semanas. El bebé se llamó El murciélago (Roja&Negra
/ Proa) y desde entonces ha tenido descendencia: nueve novelas de una
serie negra que lleva vendidos 24 millones de ejemplares. Ese padre es Jo Nesbo (Oslo, 1959), referente del policiaco nórdico con títulos como El muñeco de nieve y El petirrojo, que el miércoles estuvo escalando "las maravillosas montañas de Montserrat" y el jueves vivió "entusiasmado" su primer Sant Jordi.
El murciélago,
primera novela en la que aparece Harry Hole, y que le convirtió en
novelista, llega ahora a España tras haberse publicado ya la mayoría de
la serie. La segunda, 'Cucarachas', saldrá el junio, y la novena,
'Fantasma', en octubre. «No había planeado escribir ningún libro en ese
viaje. Una chica de una editorial me había propuesto escribir algo sobre
mi grupo de rock [Di Derre], ya que yo escribía las letras de las
canciones, pero dije que no porque lo que le pasaba a la banda en la
carreteras allí se quedaba. Y en el avión empecé a pensar en una novela
negra -rememora-. Lo envié a la editorial creyendo que me dirían 'sigue
intentándolo', pero me dijeron que querían publicarlo. Nunca creí que 33
horas me cambiarían tanto la vida".
Aborígenes australianos
En El murciélago Harry
llega a Australia y se hospeda en el mismo hotel y la misma habitación
que Nesbo, solo que él ha ido a investigar el asesinato de una noruega
que puede haber sido violada. "Le ponen trabas, se mueve en
arenas movedizas y se enamora, aunque la historia se dirige hacia el
desastre por sus debilidades y contradicciones". Cuenta que escribió
sobre lo que fue viendo en Sídney, como «los mitos y leyendas
aborígenes» y que descubrió en un museo. "Era distinto a todo lo que yo
conocía. Para entenderlo: si en una clase hay 26 alumnos, los que
acabarán en la cárcel, drogadictos o suicidádose serán aborígenes. Están
en el escalafón más bajo de la sociedad. Tenían entre 600 y 2.000
lenguas tan distintas entre sí como el inglés y el chino y hoy solo
quedan tres. Allí puedes llegar a entender a los blancos porque querían
intentar crear una sociedad que fuera para todos, pero su historia es un
ejempo de que el camino al infierno está lleno de buenas intenciones".
Confiesa Nesbo que
de joven hacía campana para ir a hablar de libros y autores como
Dostoievski con sus amigos. Mientras ellos soñaban en ser escritores
-"aunque empezaron muchos libros que nunca acabaron"-, él pensaba en ser
futbolista profesional en Londres. Ahora en cambio, sabe mucho del mal.
"El mal que suele aparecer en la gran literatura es el que está pero no
ves y refleja las limitaciones y miedos de los personajes. El que yo
busco en mis libros es el de esa gente que dedica su vida a infligir
dolor y mal a los demás, el sádico, la ballena blanca», como bien aplica en 'El leopardo'. "Yo
creo que hay buena literatura y mala literatura y que, como decía
un autor noruego, solo vale escribir de dos cosas, el amor y la muerte",
afirma este lector de Jim Thompson, que eligió escribir novela negra
"porque funciona con unas convenciones que el lector reconoce» y pensó
"que sería más sencillo". "La novela negra es especial, permite una
comunicación íntima con el lector. Supone que el autor lo manipula, me
gustaba eso, ser un mago, un ilusionista, y sacar algo de la chistera
con la mano izquierda mientras el lector te mira la derecha. A los
lectores quiero decepcionarlos, alterarlos y darles lo que no sabían que querían".
Nesbo trabaja ahora en una adaptación de Macbeth a
la novela y en una aventura metaliteraria sobre un escritor ficticio.
¿Habrá Harry Hole para rato? "No sé, bueno, lo sé pero no voy a decirlo.
Sé que no vivirá eternamente y que cuando deje de existir no
resucitará".