Se estrena una película que reconstruye la recuperación del cuadro Adele Bloch-Bauer I, de Klimt. Termina bien
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Epica. Helen Mirren como la heredera que recupera el cuadro de Klimt./revista Ñ. |
Hay muchas razones por las cuales, entre los centenares de miles de
casos de obras de arte que robaron los nazis, a los cineastas podría
interesarles la historia de Adele Bloch-Bauer I, de Gustav Klimt. En
primer lugar, por el carácter hipnótico de la pintura, que alcanzó en
subasta un precio de 135 millones de dólares en 2006. Luego están las
reminiscencias de David y Goliat que tiene el caso de una heroína
octogenaria –María Altmann, la sobrina de Bloch-Bauer– enfrentada al
gobierno austríaco. Por último está la conclusión satisfactoria. Altmann
consigue que se le devuelva el retrato. Se hace justicia.
Todavía
no se toma conciencia del carácter excepcional de esa justicia en lo
que respecta a la devolución de arte robado durante el período nazi a
sus propietarios o –pasadas siete décadas– a sus descendientes. Como
admite la nueva película Woman in Gold, que protagoniza Helen Mirren en
el papel de Maria Altmann (y que en la Argentina se estrenará en
junio), aún no se conoce el paradero de más de 100.000 obras de arte
robadas.
Cuando Altmann empezó a reclamar algunas de las pinturas
de su familia, en 1998, había motivos para pensar que las
probabilidades de restitución podrían haber mejorado. Luego de décadas
de negligencia o de abierta oposición a la devolución, la opinión
pública había comenzado a cambiar. En el medio se había conocido la
irregularidad respecto de los robos nazis. Informes que encargaron
Suiza y los Estados Unidos detallaron que los suizos no habían cumplido
con pactos de restitución de oro por valor de centenares de millones
de dólares robados por Alemania, si bien sus bancos habían llegado a un
acuerdo por 1.250 millones de dólares con los sobrevivientes del
Holocausto luego de que se les demandaran los bienes depositados en
custodia durante la guerra.
Una
nueva generación, menos interesada en encubrir delitos históricos,
reveló las formas en que gobiernos, funcionarios de museos, marchands y
compradores frustraron de manera sistemática los intentos de que se
restituyeran bienes y obras de arte a sus dueños. En 1998, 44 países,
entre ellos Austria, firmaron los Principios de Washington sobre Arte
Confiscado por los Nazis, un acuerdo que instaba a alcanzar una
“solución justa” para los judíos y otras víctimas de los nazis. El
parlamento austríaco aprobó una ley que exigía a los museos la apertura
de sus archivos y la devolución de propiedad robada.
Una de las
cosas que impulsó la legislación fue la revelación del periodista
Hubertus Czernin. El descubrió en los archivos de la Galería Austríaca
pruebas de que el país no tenía motivos para proclamar la propiedad de
las pinturas Bloch-Bauer de Klimt. Luego de su confiscación por parte
de agentes nazis, los museos habían expuesto varias pinturas, entre
ellas el retrato de 1907 de Adele. Austria había afirmado que
Bloch-Bauer, que murió de meningitis en 1925, había legado el retrato al
país en su testamento. Sin embargo, de la documentación de los
archivos surgió que la obra pertenecía al esposo de Adele, el
industrial judío Ferdinand Bloch-Bauer, que dejó el país en 1938, y que
al morir, en 1945, había legado sus pertenencias a sus herederos, uno
de los cuales era su sobrina Altmann.
El grupo de restitución
austríaco que se creó rechazó el reclamo de Altmann. No fue sino hasta
2006, luego de que la Corte Suprema de los Estados Unidos allanara el
camino para que Altmann –que vivía en California– demandara al gobierno
austríaco, que pudo llegarse a un acuerdo. Hubo un arbitraje y se le
otorgaron cinco de las seis pinturas que se le habían robado a su
familia. La pintura ahora integra la colección de la Neue Galerie de
Nueva York e integra una muestra creada a la par de la película.
Hubo
una serie de reuniones de seguimiento de los Principios de Washington y
un nuevo acuerdo en 2009, pero aún no existen mecanismos que
garanticen su cumplimiento. La restitución tiende a ser la excepción y
no la regla. Un informe de septiembre de la Conferencia sobre Reclamos
Materiales de Judíos Contra Alemania y la Organización Mundial de
Restitución a Judíos concluyó que la mayor parte de los países ha hecho
muy poco por cumplir con los acuerdos. Italia fue objeto de especial
censura, seguida de Hungría, Polonia, Argentina, España y Rusia. El
diario alemán Der Spiegel denunció a sucesivos gobiernos en 2013,
cuando reveló que el gobierno alemán, a veces en colaboración con
museos, ignoró o frustró activamente las restituciones durante décadas.
En Francia, se han devuelto menos de cien de las 2.000 obras de arte
reclamadas.