miércoles, 27 de marzo de 2013

Viacrucis del sueño americano

Avance literario Hot Sur, última novela de Laura Restrepo 

Detalle de la portada de Hot Sur, de Laura Restrepo./elpais.com
 
Laura Restrepo, escritora colombiana.

Hot Sur es un mosaico terrible y triste del precio de los sueños del mundo contemporáneo y, a su vez, otro gran mosaico de la literatura de su creadora: Laura Restrepo. Es su última novela que llega hoy a las librerías españolas, publicada por Planeta, y que avanzamos en primicia en EL PAÍS. Una obra muy crítica con el sistema que levanta muros en detrimento de millones de inmigrantes, pero a la vez una celebración de la vida a ritmo de thriller. Emotiva y profunda sobre las esperanzas del ser humano que, en este caso, busca su futuro en Estados Unidos. Hot Sur muestra el espejo del sueño americano y la manera como se va quebrando hasta quedar hecho añicos.
553 páginas en las que la escritora colombiana da prueba de su nervio periodístico, investigativo y de reflexión al servicio de la literatura, y, a la vez, un homenaje al arte de contar y a la literatura. Laura Restrepo (Bogotá, 1950) es de esos escritores comprometidos y combativos contando la realidad, el mundo de la periferia, la vida que sabemos que ocurre cerca de nosotros y que soslayamos. Y aquí ella nos lleva al universo de los inmigrantes latinoamericanos que salen hacia Estados Unidos en busca de mejores oportunidades y casi sin medir las consecuencias. La migración es un tema que la autora conoce muy bien porque ha escrito varios reportajes y novelas sobre esa situación en su propio país, entre ellas La multitud errante y La novia oscura.
Aunque la novela es una saga, María Paz es la protagonista. Hot Sur retrata diferentes mundos y submundos que deben vivir quienes van tras sus utopías, y que puede extrapolarse a Europa en varios aspectos. La obra conquista al lector con sus personajes, sus historias, el registro de sus voces y del traslado del ruido del mundo que los rodea donde se capta la vida misma. Narran, cuentan, hablan, conversan, piensan, comparten dichas y sufrimientos, algunos de ellos plasmados en monólogos hondos, reflexivos y líricos, en una especie de fluir sereno de ideas, penurias, sueños, alegrías, dolor; de vida. ¡Ah!, y todo eso esparcido de algo esencial aquí, el humor, la mirada graciosa o divertida que se encuentra o se descubre, a veces, en las situaciones dramáticas. Hot sur recuerda que incluso, ahí, en esa vorágine de frustraciones, hay asomos bonitos a la cotidianidad. Y en medio de todo esto el narrar y la literatura como gran aliado.
Más que hablar ahora del argumento de la novela, prefiero recuperar las palabras de Laura Restrepo sobre el soplo de inspiración de la misma, su origen, que lo dice casi todo: “Hace unos años en Tijuana, unos muchachos de barrio me contaron que su deporte era pasar indocumentados por los huecos del muro fronterizo con Estados Unidos, echarse un partidito de fútbol y regresar a casa más tarde. Con tremendos riesgos, claro: jugándose el pellejo contra el Imperio y toda su tecnología, las armas de sus Border Patrols y el racismo asesino de sus Minute Men. Fue un fogonazo que me hizo ver a los latinos en EE UU ya no solo como drama humanitario sino, además, como aventura, como rebeldía, delicioso burleteo a la autoridad y desafío a esa imposición brutal que son los muros y las leyes que dividen a las personas”.
Laura Restrepo es irreverente en Hot Sur y despotrica de ciertos sistemas, sí, pero, sobre todo, reclama y recuerda que la vida hay que celebrarla.