Gerald Martin, biógrafo del Nobel colombiano, Jaime Abello, director de la Fundación Nuevo Periodismo, y el periodista Juan Cruz homenajean al escritor
Gabriel García Marquez durante un evento del Foro Iberoamérica en el Palau de Pedralbes de Barcelona en 2005./Carles Ribas/elpais.com |
La Biblioteca Nacional fue a media tarde de este lunes concurrido escenario de un homenaje al escritor colombiano Gabriel García Márquez
(Aracataca, Colombia, 1927), en su faceta periodística. El evento, que
corroboró la fascinación de los numerosos asistentes hacia el gran
escritor y periodista colombiano, le fue dedicado por la institución
cultural española anfitriona y la Embajada de Colombia en España. El
acto se desarrolló bajo el formato de una conversación dirigida por el
escritor y periodista Juan Cruz, que dialogó con Jaime Abello Banfi,
director de la Fundación Nuevo Periodismo impulsada por “Gabo” García
Márquez, y con Gerald Martín, profesor de la Universidad de Edimburgo y
biógrafo del Nobel colombiano. El homenaje se inserta dentro del ciclo Tramas Americanas de la Biblioteca Nacional, que se desarrolla mensualmente en el palacio madrileño del Paseo de Recoletos.
Con la sala llena de un público afecto hacia el homenajeado, los
participantes glosaron la figura periodística de García Márquez y su
paso por importantes medios informativos colombianos, mexicanos,
venezolanos y españoles, como El Espectador, El Universal, Prensa Latina
o EL PAIS, entre otros, desde que debutara en su mocedad como
columnista; se hiciera posteriormente reportero, recorriendo pues su
país, América y Europa y, tras escribir años después como comentarista
en los más importantes diarios del mundo, llegara a convertirse en
promotor periodístico, no solo de talleres y seminarios para la
formación de periodistas, sino también de medios como QAP. Y todo ello
simultáneamente a una fulgurante carrera literaria que acabaría por
granjearle universal nombradía y reconocimiento, complementados por una
infatigable actividad con proyección política, cívica y social que le
llevó, además, a los principales foros y centros de poder, donde se
codearía con líderes como Fidel Castro, Felipe González, Bill Clinton,
Lula o Hugo Chávez.
Responsabilidad civica
Gerald Martín, que confesó haber dedicado 15 años de su vida a conversar y elaborar una biografía del autor de Cien años de Soledad
remarcó “la enorme responsabilidad cívica de Gabo (apodo del escritor
colombiano)”, que aunó “su activismo social con un alto grado de
conciencia civil” mezcla que determinó en él una personalidad única.
“Durante años eludí representarme su figura como la de un genio pero,
con el tiempo, esa palabra es la que mejor define su singularidad”,
añade el profesor británico.
Por su parte Juan Cruz, que encauzaba la conversación hacia la faceta
más periodística del homenajeado, puso de relieve que “García Márquez
orientaba su mirada como periodista hacia el lugar por el que la vida
realmente discurre, no hacia el sitio al que todos miran”, hecho que
brindaba a su forma de hacer periodismo la originalidad impar que le
distinguió siempre. Cruz relató luego una anécdota en la cual Gabo viajó
a Europa para cubrir en Ginebra una “cumbre” de altos dignatarios
mundiales, entre los que se hallaba el general Dwight D. Eisenhower.
Comoquiera que la cumbre no generaba muchas noticias, “una tarde, tras
las sesiones, Gabo siguió a “Ike” (apodo del general estadounidense), hasta una juguetería de Ginebra donde compró un avión para su nieto y una muñeca para su nieta, hecho con el que construyó una pieza periodística única”.
Sin fronteras
Jaime Abello resaltó que “la obra de Gabriel García Márquez no
reconoce fronteras entre el periodismo y la literatura”, para destacar
luego “los emprendimientos” del homenajeado y sus iniciativas “siempre
orientadas a la búsqueda de la paz en Colombia
y al respeto de los derechos humanos”. De igual modo, Abello, que ha
trabajado con el escritor y periodista colombiano codo con codo, definió
al homenajeado como una hombre de temple relajado, gran conversador y
escuchante dotado de un fino sentido del humor, original y lleno de
inteligencia. Los tres intervinientes en el homenaje pusieron de
manifiesto, de consuno, la “capacidad de García Márquez para crear
anécdotas”, característica que la parangonaba con el escritor Mark
Twain, y su destreza en la fabulación, al tiempo que significaban su
compromiso “político” con el periodismo independiente y crítico, como
instrumento ineludible de los sistemas democráticos. Igualmente
señalaron su evolución desde el involucramiento con la izquierda radical
y con la realidad política latinoamericana de los años 50 y 60 del
siglo XX, hasta su actual “centrismo”, entendido, según Jaime Abello, en
el sentido de moderación para el logro de la concordia.
"No quiero que me usen"
Juan Cruz se refirió a una anécdota del político e intelectual venezolano Teodoro Petkoff, quien fuera dirigente del Movimiento hacia el Socialismo,
posteriormente adversario del recientemente fallecido Hugo Chávez,
quien al preguntar a Gabo por qué mantuvo silencio público durante diez
años a la hora de enjuiciar al líder revolucionario venezolano, aseguró
que le había respondido: “No quiero que me usen”, en el sentido de que
rechazaba que sus palabras fueran utilizadas con miras políticas. A las
preguntas del público sobre el lector/la lectora-tipo del Premio Nobel,
los intervinientes subrayaron la abierta accesibilidad de todo tipo de
público a sus escritos, al igual que la especial sintonía establecida
entre las lectoras y Gabo -“ellas creen que las entiende mejor que
nadie”, dijeron-, para admitir luego la influencia sobre García Márquez
del escritor gallego Ramón del Valle Inclán, al que algunos han
considerado “padre” del realismo mágico seguido por aquel, y también el
ascendiente de Daniel Defoe sobre su obra, como precisó el escritor
británico Gerald Martin. Cerró el acto el embajador Orlando Sardi de
Lima, ingeniero agrónomo, jefe de la misión diplomática colombiana en
España, que agradeció al público y a los panelistas su participación en
el homenaje.