filbo 2013
Mil bosques en una bellota, un libro que muestra el mundo silencioso de los escritores
Valerie Miles, editora de la revista Granta en español./eltiempo.com |
Mil bosques en una bellota
pendula entre la tortura y el gozo. La dualidad está dada porque para
los lectores es un placer sorprendente leer esta antología ideada por
Valerie Miles, editora de la revista Granta en español; en cambio, para
los protagonistas de sus páginas, que son escritores de carne y hueso, y
no personajes ficticios, fue un verdadero sacrificio participar.
Es que la condición para estar presentes en esta voluminosa edición no era nada sencilla, pues grandes narradores –de la talla de Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes, Jorge Edwards, Sergio Pitol y Enrique Vila-Matas, entre otros– debían escoger lo mejor de su producción literaria.
Veintiocho se metieron en este aprieto y se dejaron convencer con el
argumento de que la búsqueda de Miles tenía el propósito de “arrancar la
bellota, su almendra, la obsesión impulsora de un escritor, saber lo
que él o ella, en la tranquilidad de su estudio, considera lo más
representativo de esa obsesión”, escribe Miles en el prólogo del libro.
En su paso por Bogotá, ella habló con este diario acerca de esta obra.
¿Cómo llegó a la idea de este libro?
Fui un día con mi madre a la biblioteca del pequeño pueblo de Cashiers, en Carolina del Norte (EE. UU.), y encontré el libro This is my Best, en el que el editor Whit Burnett les pidió a los escritores más prestigiosos que eligieran un pasaje que representara su mayor momento creativo. Me deslumbró literariamente y como documento histórico, porque se hizo en 1942, en plena Segunda Guerra Mundial. Significa que hacerlo y publicarlo fue un acto de fe por parte de sus editores, porque estaban convencidos del poder de la literatura, incluso en esos momentos tan duros.
En ese volumen hacen evidente que no pudieron participar Gertrude Stein y T.S. Elliot, ¿por qué?
Ellos no pudieron participar porque justamente estaban al otro lado del Atlántico. Los nombraron como una manera elegante para recordar todo lo que se pierde en la guerra. También lo resalto en mi libro, porque soy de origen estadounidense y vivo en España desde hace más de veinte años, y así como Burnett hizo un seguimiento de los escritores de la tradición americana que se lanzaron a otros países y a otras lenguas para descubrir y conocer, yo quería ir tras esta generación de latinoamericanos que hace años se fueron a París y a otros lugares para crear, para entender, para asimilar.
¿Por qué aplicar esta misma idea a los grandes escritores de estos tiempos?
Porque permitía una mirada intimista de las grandes voces del español del siglo XX, en pleno cambio de siglo.
¿Cómo fue el proceso de recopilación de los textos?
Se dice que este libro es una antología, pero es más bien un libro de conversaciones y encuentros con los escritores, acerca de una pregunta bastante complicada de responder para ellos. Pero a ellos mismos les hacía gracia la pregunta, porque tenían que detenerse y preguntárselo. Tardé muchos años, porque tienen agendas complicadas, pero fueron muy generosos y cada uno era una experiencia diferente.
¿Cómo estructuró todas esas voces?
Al tener veintiocho escritores, quería ‘oír’ las diferencias entre ellos. Entonces, en la primera parte, debían responder por qué habían escogido el texto que eligieron, a esos fragmentos los llamo ‘La tortura del Dr. Johnson’, que alude al célebre crítico literario que decía que cuando a él le preguntaban si le había gustado la obra de otro, él se podía permitir una u otra mentirilla. En cambio, estos escritores, tenían que responder con completa honestidad.
En la segunda parte, respondieron por su tradición; es decir, por sus escritores favoritos, sus fuentes e influencias; entonces se llama ‘En conversación con los difuntos’, que es una cita de un soneto de Quevedo, que explica, de una u otra manera, por qué un escritor entra a hacer parte del canon, y es precisamente porque escuchan las voces de sus escritores ya difuntos cuando están en el silencio de su creación.
Y la tercera parte es la ‘Coda’, donde cada escritor se muestra un poco más libre.
¿De dónde viene la figura del bosque y la bellota?
Es una cita de Emerson, el padre de la tradición americana y que fue extremadamente influyente en los escritores de su tiempo. Entonces, es la idea de la semilla que llega a un terreno fértil y crea un bosque. Cada escritor es así, una semilla, y cada uno, con una obsesión que crea toda la obra.
¿Y cuál es su bellota?
Hay una palabra en alemán que quiere decir ‘tierra fértil’, y yo creo que este libro es solo una bellota, para conversar con los maestros, para entender de dónde vienen. También estoy ahora en el camino de la ficción, de mis propias ficciones. Y creo que todo parte del sueño y de la literatura como lugar de fertilidad, como lugar de pasiones, porque, como dice Steiner, la literatura es lo que más capta el genio, es lo que más y mejor nos puede contar lo que somos y de lo que somos capaces. Y nos permite soñar con algo mejor, con un buen motivo para dedicar la vida. Entonces, mi bellota está empezando a dar sus primeros frutos.
¿Y cuáles serían algunos de sus mil bosques?
Yo me he perdido en el bosque de Emerson, creo que es un escritor que
deberíamos leer más. Yo hago una relectura de Emerson en cada abril de
cada año, porque es primavera y es cuando más necesitamos respirar y él
me eleva, me hace vivir y vibrar. A partir de él, Calvino, Borges,
Bolaño, con él he estado haciendo un repaso de escritores, porque era un
escritor de escritores y de la poesía, y ahí, claro, está Whitman.
¿Cómo conjugó su trabajo en Granta con este libro?
Granta es también una de mis bellotas. Lo bueno de ambos es que me permitieron y me permiten todavía ir a los maestros, porque el trabajo de los editores es saber seleccionar bien para el público lector; entonces, ambos nutrieron mi gusto. Con Granta hago permanentemente un ejercicio de leer a los jóvenes, que, por supuesto, están en conversación con los que están en Mil bosques. Entonces, compaginar ambos proyectos estuvo muy bien.
Tiene muchos proyectos, ¿a qué hora descansa?
Es pasión, es dedicación. Y sí duermo, pero cuando duermo, sueño y lo escribo. Y duermo de espalda, porque dicen que si duermes en la espalda sueñas más y como “la vida es sueño”, no me queda más remedio.