Sergio Ramírez dijo durante un acto en la Casa de América de Madrid, celebrado dentro del ciclo Describo que escribo, que la historia contemporánea de Nicaragua o Venezuela son una "novela por escribir"
Sergio Ramírez, el escritor nicaragüense invitado a Describo que escribo./lainformacion.com, el-nacional.com |
"Un novelista en América Latina no puede desatender la realidad
porque es anormal, si ésta fuera normal seríamos escritores de novelas
de amor", expresó Ramírez durante un encuentro con el autor español Juan
José Armas Marcelo enmarcado dentro del proyecto "Escritor invitado" de
la Cátedra Vargas Llosa.
Según Ramírez, cuyo pasado esta ligado a la política
nicaragüense, país del que fue vicepresidente de 1984 a 1990,
Latinoamérica "nunca ha podido dar el salto" del siglo XIX al siglo XXI por
"vivir en una realidad rural".
"El concepto de república bananera
viene de esta cultura rural, donde la mayor figura es el caudillo que
gobierna la república como si fuera de su propiedad. Una figura que se
debió de quedar enterrada en el siglo XIX, pero ha sacado sus garras y por
eso ahora tenemos muchos caudillos, como ocurrió en Venezuela", contó.
Para
el escritor de Margarita está linda la mar, obra que ha reconocido
ser su "mejor novela" y con la que consiguió el Premio Alfaguara en
1998, Hugo Chávez era un "caudillo para adorar", por lo que considera que no tiene "sustituto".
"Nicolás Maduro
quiere imitar a Chávez y no puede. Maduro no es una figura de novela y
cuando alguien tiene una posición de poder y es votado por el el cincuenta y uno por ciento y
cree que el otro curenta y nueve por ciento no existe, las cosas no van bien. Es la gran
debilidad de las instituciones en América Latina", concretó.
Pese a
haber afirmado que "no quiere" acordarse de que fue político, el
nicaragüense lamentó también que un país como Venezuela, "con las
mayores reservas de petróleo", sea "el más pobre" e ironizó que esta
situación "sólo" la pueden arreglar los novelistas.
"A veces -puntualizó- no hay que inventar nada porque la realidad le presta todos los recursos a los novelistas".
Preguntado por Armas Marcelo sobre cómo ha podido "vivir" entre la política y la literatura,
el autor de "Adiós muchachos", uno de sus libros más críticos, recordó
su juventud como un tiempo en el que vio cómo, cuando tenía 17 años, dos
compañeros de clase fallecieron en un tiroteo durante la dictadura de
Anastasio Somoza Debayle.
"No puedo escribir con la cortina
cerrada y tapones en los oídos. Cuando entré en la revolución (haciendo
referencia en su implicación contra el régimen de Somoza) dejé de
escribir diez años y después volví. Entré en política para ser parte de
esa revolución, en un sistema normal no me hubiera interesado dejar la
literatura", añadió, al tiempo que recordó que dejó la política en 1996.
Aún
así es consciente de que a través de sus libros mantiene su "voz" y su
"actitud crítica". "Escribo sobre la realidad de América Latina".
Ramírez también se refirió a su
"amigo" el escritor mexicano Carlos Fuentes, a quien calificó de "vocero
natural" de América Latina y recordó que era "de los pocos" a quien en
Estados Unidos "le hacían caso".