No sólo tuve que leer de muchos temas desconocidos para mí, sino que llegó un punto en que contraté un par de teólogos para que me hicieran unas investigaciones fundamentales y poder abordar el tema. Mientras la escribía mataron al par de curas de Bogotá y Ratzinger renunció, así tuve que cambiar la estructura una y otra vez
Gustavo Álvarez Gardeazábal, autor colombiano de La misa ha terminado./elespectador.com |
Portada La misa ha terminado. |
¿Por qué ahora contra la Iglesia católica y sus curas?
Porque
para poder morirme tranquilo me hacía falta cerrar mi ciclo novelístico
de radiografiar las distintas manifestaciones del poder tocando el tema
de la Iglesia... la intocable.
¿Cómo surgió la idea de escribir La misa ha terminado?
Siempre
dije que me faltaba la novela de la Iglesia, y tuve necesidad de dejar
pasar el tiempo y que surgieran elementos y me nutriera de muchas cosas
que no sabía. No sólo tuve que leer de muchos temas desconocidos para
mí, sino que llegó un punto en que contraté un par de teólogos para que
me hicieran unas investigaciones fundamentales y poder abordar el tema.
Mientras la escribía mataron al par de curas de Bogotá y Ratzinger
renunció, así tuve que cambiar la estructura una y otra vez.
¿Cuánto tiempo te tomó el proceso de redacción y corrección de la misma?
Si fuera como las señoras de ‘La Luciérnaga’, para decir verdad diría que toda la vida...
¿Para poder vender una novela como esta hay que recurrir al escándalo?
El
problema para mí no ha sido vender novelas, el problema para los
escritores colombianos es que alguien se atreva a editar más de 300
ejemplares con sólo leer los originales y un editor serio como la
Universidad Autónoma Latinoamericana no escoge los textos por
escandalosos sino por vibrantes, por contemporáneos y por interesantes.
El tema gay de la iglesia no lo escogí yo para hacer escándalo. El
escándalo lo está haciendo la iglesia por estos días destapando sus
entrañas gay.
¿Fernando Vallejo —dicen por ahí— hace uso de sus peroratas para vender más sus libros?
Yo
edité una perorata cuando quise ser gobernador del Valle. Ahora no
tengo que ir a hablar a ninguna parte, físicamente no puedo pararme en
una esquina como arte ni ponerme detrás de un micrófono para dictar más
de 15 minutos seguidos de conferencia... me ahogo y se me va la vida.
¿Por qué ha habido sacerdotes que han apoyado su novela?
Porque
hay un grupo cada vez más creciente de curas católicos que creen que el
cáncer de la corrompisiña que carcome la Iglesia con el lobby gay sólo
se extirpa radiografiándolo, como hago yo en La misa ha terminado.
¿Cuáles han sido las primeras reacciones de otros clérigos al respecto?
De todo tipo. Hay uno que me está escribiendo todos los días enviándome fragmentos del Evangelio para aplicar a mi redención.
¿La novela quiere desnudar un poco la Iglesia que la gente no conoce?
Nooo... desnuda la Iglesia que todo el mundo sabe que existe pero nadie se había atrevido a mostrar.
¿Puede ser considerada una novela de denuncia contra la Iglesia y sus sacerdotes?
No hay la menor duda.
¿Todos los personajes, aunque son ficciosos, vienen de una realidad cercana a usted?
En todas mis novelas he confundido la ficción con la realidad y me pego unas trasteadas de padre y señor mío.
¿Es verdad que ya ‘piratearon’ la novela en Medellín?
A los cuatro días de salida ya la estaban vendiendo en Junín con La Playa.
Nota bene. Aquí en Bogotá, ya se consigue, como dice una gran amiga, en el ágachese.