En una pequeña casa de ladrillo de un barrio humilde de la ciudad de Baltimore, al calor de la chimenea, las manos del escritor Edgar Allan Poe cambiaron para siempre el concepto de novela corta y el género de terror. Un lugar que ahora ha reabierto sus puertas para que nadie olvide su legado
Cuentos como Manuscrito hallado en una
botella, Berenice o El Rey Peste cobraron vida entre esas paredes
en las que residió entre 1835 y 1837 tras contraer matrimonio con su
prima, Virginia Clemm, a quien conoció precisamente en la misma ciudad.
La
casa, que antes contaba con el amparo del ayuntamiento de Baltimore
para su conservación y su apertura al público, sufrió las consecuencias
de la crisis económica, y el gobierno local dejó de proveer los fondos
para su cuidado.
Sin embargo, surgió entonces la organización sin
ánimo de lucro Poe Baltimore, cuyo objetivo último es preservar la
herencia y la influencia que el escritor dejó en la urbe.
Kristen
Harbeson, miembro del consejo directivo de la asociación, explica
desde la que fuera la cocina de la casa la gran cantidad de esfuerzo y
trabajo que requiere el mantenimiento de la vivienda, cuyas puertas se
abren durante los fines de semana desde su reapertura el mayo pasado.
Voluntarios jóvenes, expertos en literatura,
pero, sobre todo, "amantes" de Poe, son los que reciben a los ya miles
de visitantes que han pasado por la casa para explicar los rincones de
ese hogar y la impronta que dejó Baltimore en el escritor y viceversa.
"Poe
ha sido y es muy importante para Baltimore, y no podíamos dejar que
esta casa cerrara sus puertas", dice Harbeson al relatar los pasos dados
por el grupo para relanzar el edificio, a la vez que reconoce que
"queda mucho por hacer".
Gracias a
las donaciones y el nuevo engranaje de la organización, aquellos que
acudan al 203 de Amity Street pueden pasear por las pequeñas estancias
en las que se divide la construcción y observar algunos de los objetos
originales del también periodista, como un curioso escritorio portátil
en el que desarrollaba sus obras.
Pese a la estrechez de la
arquitectura, en su mayoría original, los más curiosos pueden incluso
subir a la buhardilla, donde se cree que Poe pasaba la mayor parte del
tiempo escribiendo, inspirado por las vistas de la ciudad.
El
autor de El cuervo, que nunca contó con demasiados recursos
económicos, vivió allí durante casi tres años tras romper
definitivamente la relación con su padre adoptivo, por lo que su abuela y
su tía, así como sus dos primos, le dieron refugio.
"Viene gente
de todo el mundo, la semana pasada tuvimos un grupo muy grande de
estudiantes que venía desde Brasil", relata Harbeson, quien pese a
reconocer el gran peso de Poe en la literatura universal, todavía se
sorprende al recibir a visitantes desde las partes más remotas del globo
para explorar el que durante unos años fuera el hogar del escritor.
Aunque
nació en Boston y pasó gran parte de su vida en Richmond (Virginia), en
Baltimore Poe (1809-1849) encontró el amor, el calor de una familia y
el reconocimiento de sus obras, llegando incluso a considerar, en sus
propias palabras, que allí estaban sus orígenes.
Y es que esta ciudad del estado de Maryland
resulta una parada fundamental para entender a uno de los escritores
estadounidenses más influyentes del siglo XIX, tanto así que también,
por paradojas del destino, Baltimore fue el escenario de su muerte,
cuyas circunstancias, como si uno de sus cuentos se tratara, aún están
por resolver.