Una página completa en The New York Times contra el titán digital, último capítulo de la batalla
Stephen King, una de las más de 900 firmas de la carta contra Amazon./elpais.com |
Un conflicto que bien vale una página completa en la edición dominical de The New York Times. La pugna entre Amazon y la editorial Hachette, lejos de resolverse, se enredó este fin de semana aún más gracias a la carta firmada por 900 escritores en el diario estadounidense
y en la que piden al gigante de Internet que deje de impedir la venta
de sus obras o bloquear los precios por el litigio que mantiene con
Hachette.
Ambas firmas están enfrentadas desde hace meses por el precio de los ebooks
y las condiciones que la mayor librería del mundo, Amazon, quiere
imponer a editoriales y autores. Es el último ejemplo de cómo el mercado
digital ha irrumpido en una industria tradicional, reventando su
estructura, introduciendo nuevos modelos de negocio y obligando tanto a
los recién llegados -Amazon- como a los veteranos -en este caso,
Hachette- a reconocer que se necesitan mutuamente para subsistir.
La misiva de los autores llegaba además un día después de que la compañía de Jeff Bezos enviara un email a todos sus clientes de Kindle en el que les solicitaba que tomaran partido a favor de los libros electrónicos.
La empresa también publicó en Internet la dirección de correo del
presidente de Hachette, Michael Pietsch, para que lectores y autores le
pidieran que acepte las condiciones impuestas por Amazon.
Los autores, entre los que se encuentran Stephen King, John Grisham y
Paul Auster, afirman que "ningún vendedor de libros puede bloquear su
venta o prevenir o desalentar al público de que pidan los libros que
desean. No es justo que Amazon excluya a un grupo de autores para una
venganza selectiva". La situación, como demuestra la carta, es
suficientemente grave como para aglutinar además a una mayoría de
autores que ni siquiera trabajan con la editorial afectada.
Amazon argumenta que “los ebooks pueden y deberían ser más
baratos” y acusa a la editorial “de haber conspirado ilegalmente con
otras firmas para subir los precios”. Los autores acusan a la empresa de
boicotear a Hachette eliminando la venta por adelantado de sus libros,
anular los descuentos, retrasar los pedidos de los clientes y sugerir a
los clientes que harían mejor en comprar otros títulos. Hasta ahora no
ha trascendido, sin embargo, cuáles son las condiciones que Amazon
quiere imponer a Hachette y que ésta se niega a aceptar.
La empresa de Seattle, creada precisamente con el objetivo
de convertirse en la mayor librería del mundo y que a partir de su venta
de libros logró consolidar la de todo tipo de productos, equipara la
situación actual con la que se dio en los años 40 con la llegada del
libro de bolsillo, diez veces más barato que uno de tapa dura. “Pensaron
que este precio destruiría la cultura y haría daño a la industria (por
no citar sus propias cuentas bancarias). Muchas librerías se negaron a
venderlo”, dice el texto publicado por Bezos. “A los editores de tapa
blanda no les quedó otra que buscar otra manera de venderlos, como
kioscos y tiendas de barrio”.
Ese es el objetivo de Amazon, que un precio más barato
impulse la venta de títulos a un nivel sin precedentes. La cuestión sin
resolver es qué porción de la tarta se queda la empresa estadounidense
como distribuidora e intermediaria, y cuál queda en manos de la
editorial y de los autores, si la tarta, además, es cada vez más
pequeña.