En esta entrevista, la académica venezolana Maité Dautant analiza los problemas y retos que enfrenta este género en el continente
El Congreso inicia hoy, en la Biblioteca Luis Ángel Arango./banrepcultural.org/elespectador.com |
Maité Dautant se desempeña actualmente como gerenta de información,
documentación y estudio del Banco del Libro de Venezuela. Es una de las
ponentes en la segunda versión del Congreso Iberoamericano de Lengua y
Literatura Infantil y Juvenil, que comienza hoy en Bogotá. La
conferencia que dictará se titula “La narrativa para niños y jóvenes
hoy” y se presentará el jueves. El evento, organizado por la Fundación
SM y la Biblioteca Luis Ángel Arango, se extiende hasta el sábado.
Pareciera
que cada vez se escribe más literatura infantil. ¿Cuáles han sido los
cambios más relevantes del sector en los últimos años?
Uno
de los movimientos más interesantes es la producción cada vez mayor de
libros que abordan temas vinculados con la emocionalidad, que apelan
directamente al mundo interior de los lectores, que formulan preguntas
sobre lo trascendente, pero también sobre las distintas posibilidades de
percepción de la realidad, así como sobre lo diverso y complejo de las
relaciones humanas.
La
distribución de las obras es uno de los grandes obstáculos para el
género, al menos en Colombia. ¿Es algo que se replica en el continente?
Ciertamente,
la distribución es uno de los problemas más importantes en el contexto
de los libros para niños. Se producen muy buenos libros, pero no siempre
llegan a todos los lectores, ni dentro de cada país ni dentro del
continente. Más que de obstáculos para el género, podríamos hablar de
obstáculos para garantizar el acceso a los libros. Los creadores siguen
produciendo sus obras, las editoriales ponen todo su esfuerzo en
publicar, pero si los mediadores y lectores no tienen los libros a su
alcance el trabajo se diluye. No obstante, he podido escuchar, dentro
del contexto editorial, que hacen falta más voces jóvenes con buenas
propuestas, que el volumen de manuscritos de autores locales ha
descendido un poco y que, en algunos casos, ha visto disminuida su
calidad.
¿Cuán conveniente es el vínculo entre el sistema educativo y la literatura infantil?
El
vínculo en sí mismo no es negativo, al contrario, es bastante deseable.
El problema se da cuando los intereses comerciales de diversa índole
inciden en las decisiones editoriales y se termina cayendo en la trampa
que la misma escuela le pone muchas veces a su cotidianidad: ofrecer
experiencias, actividades y productos culturales que sólo tienen sentido
dentro del recinto escolar, sin mayor vinculación con el mundo real. En
este sentido, es preferible que los mediadores y las personas
encargadas de desarrollar los planes de lectura para las instituciones
escolares tengan una formación sólida en literatura infantil y puedan
seleccionar los mejores libros que estén a su alcance y no que el
movimiento sea a la inversa, es decir, que las editoriales produzcan
obras débiles, poco sustanciosas, lo suficientemente asépticas como para
sortear los temores adultos sobre qué se puede contar y qué no, pero
que traten temas que sirvan para abordar contenidos del programa
educativo, desde ciencias hasta valores. Desde esta perspectiva se
pueden producir muchos libros, pero no literatura. Se pueden generar
consumidores de textos durante el ciclo escolar, pero no necesariamente
lectores de literatura.
¿Cuáles son los mayores retos que la promoción de la lectura afronta en Latinoamérica?
Entre
ellos podríamos mencionar la circulación efectiva de los libros, la
formación permanente de mediadores, una oferta editorial responsable,
más centrada en la calidad que en las cifras de venta, la consolidación
real de redes de promoción de lectura nacionales y regionales, la
incorporación de los padres y la comunidad como miembros activos del
proceso de formación de lectores, pues si la lectura no tiene espacio
alguno en el contexto inmediato de niños y jóvenes, difícilmente le
encontrarán un sentido para sí mismos.
¿Qué nuevas estrategias han surgido para formar mediadores en el proceso de fomento de la lectura?
La
vinculación de los mediadores con la literatura infantil y juvenil como
experiencia personal de lectura significativa ha sido uno de los
aspectos fundamentales en el proceso de formación. Más allá de la
adquisición de conocimientos sobre estrategias y diseño de proyectos de
promoción, que son muy importantes, el hecho de reconocerse como
lectores, de permitirse disfrutar de la literatura para niños y jóvenes,
es tal vez uno de los mejores caminos que se han abordado y promovido
en los últimos años.
¿Qué papel juegan los libros infantiles en el esquema de la distribución digital de la literatura?
Los
libros ilustrados, evidentemente, ofrecen una experiencia estética que
no siempre puede adaptarse al medio digital, pues el formato, la
encuadernación y el diseño tienen un rol fundamental en la propuesta de
lectura que este tipo de libro ofrece. Esos elementos no pueden ser
sustituidos, al menos no de momento, por las herramientas del medio
digital. En este sentido, los libros ilustrados, y entre ellos el álbum,
podrían seguir dependiendo del medio impreso. Lo que nadie podría
asegurar es por cuánto tiempo.