domingo, 24 de febrero de 2013

El cuento del domingo

Silvina Ocampo
La soga 
A Antoñito López le gustaban los juegos peligrosos: subir por la escalera de mano del tanque de agua, tirarse por el tragaluz del techo de la casa, encender papeles en la chimenea. Esos juegos lo entretuvieron hasta que descubrió la soga, la soga vieja que servía otrora para atar los baúles, para subir los baldes del fondo del aljibe y, en definitiva, para cualquier cosa; sí, los juegos lo entretuvieron hasta que la soga cayó en sus manos. Todo un año, de su vida de siete años, Antoñito había esperado que le dieran la soga; ahora podía hacer con ella lo que quisiera. Primeramente hizo una hamaca, colgada de un árbol, después un arnés para caballo, después una liana para bajar de los árboles, después un salvavidas, después una horca para los reos, después un pasamanos, finalmente una serpiente.  Tirándola con fuerza hacia adelante, la soga se retorcía y se volvía con la cabeza hacia atrás, con ímpetu, como dispuesta a morder. A veces subía detrás de Toñito las escaleras, trepaba a los árboles, se acurrucaba en los bancos. Toñito siempre tenía cuidado de evitar que la soga lo tocara; era parte del juego. Yo lo vi llamar a la soga, como quien llama a un perro, y la soga se le acercaba, a regañadientes, al principio, luego, poco a poco, obedientemente. Con tanta maestría Antoñito lanzaba la soga y le daba aquel movimiento de serpiente maligna y retorcida, que los dos hubieran podido trabajar en un circo. Nadie le decía: "Toñito, no juegues con la soga".
La soga aparecía tranquila cuando dormía sobre la mesa o en el suelo. Nadie la hubiera creído capaz de ahorcar a nadie. Con el tiempo se volvió más flexible y oscura, casi verde y, por último, un poco viscosa y desagradable, en mi opinión. El gato no se le acercaba y a veces, por las mañanas, entre sus nudos, se demoraban sapos extasiados. Habitualmente, Toñito la acariciaba antes de echarla al aire; como los discóbolos o lanzadores de jabalinas, ya no necesitaba prestar atención a sus movimientos: sola, se hubiera dicho, la soga saltaba de sus manos para lanzarse hacia adelante, para retorcerse mejor.
Si alguien le pedía:
—Toñito, préstame la soga.
El muchacho invariablemente contestaba: —No. A la soga ya le había salido una lengüita, en el sitio de la cabeza, que era algo aplastada, con barba; su cola, deshilachada, parecía de dragón. Toñito quiso ahorcar un gato con la soga. La soga se rehusó. Era buena. ¿Una soga, de qué se alimenta? ¡Hay tantas en el mundo! En los barcos, en las casas, en las tiendas, en los museos, en todas partes... Toñito decidió que era herbívora; le dio pasto y le dio agua. La bautizó con el nombre de Prímula. Cuando lanzaba la soga, a cada movimiento, decía: "Prímula, vamos. Prímula". Y Prímula obedecía.
Toñito tomó la costumbre de dormir con Prímula en la cama, con la precaución de colocarle la cabecita sobre la almohada y la cola bien abajo, entre las cobijas.
Una tarde de diciembre, el sol, como una bola de fuego, brillaba en el horizonte, de modo que todo el mundo lo miraba comparándolo con la luna, hasta el mismo Toñito, cuando lanzaba la soga. Aquella vez la soga volvió hacia atrás con la energía de siempre y Toñito no retrocedió. La cabeza de Prímula le golpeó en el pecho y le clavó la lengua a través de la blusa. Así murió Toñito. Yo lo vi, tendido, con los ojos abiertos. La soga, con el flequillo despeinado, enroscada junto a él, lo velaba.
  
Silvina Ocampo (Buenos Aires, 28 de julio de 1903 - Buenos Aires, 14 de diciembre de 1993). Escritora argentina, hermana de Victoria Ocampo y junto a Adolfo Bioy Casares (su esposo), Jorge Luis Borges y Julio Cortázar, una de las cumbres de la literatura argentina del siglo XX.1
Silvina Inocencia Ocampo Aguirre nació en Buenos Aires el 28 de Julio de 1903, en la casa de la calle Viamonte 550, como la menor de las seis hijas de Manuel Silvio Cecilio Ocampo y Ramona Aguirre Herrera (Victoria, Angélica, Francisca, Rosa, Clara Maria y Silvina). En su juventud estudió dibujo en París con Giorgio de Chirico y Fernand Léger. Entre sus amigos famosos figuraba el escritor italiano Italo Calvino, quien prologó sus cuentos.
Poetisa, narradora y traductora, sus inicios en la literatura están ligados a la influencia de su hermana Victoria, fundadora de la revista Sur, y a la del escritor Adolfo Bioy Casares, al que conoció en el año 1933 y contraería matrimonio en 1940 y cuya hija ilegítima, Marta Bioy Ocampo (1954-1994), adoptaría. Su primera publicación profesional fue el libro de cuentos Viaje olvidado (1937), algo menospreciado en su época pero reivindicado en el ámbito académico después de su muerte.
En 1954 recibió el Premio Municipal de Literatura por su poemario Espacios métricos; en 1962, el Premio Nacional de Poesía por Lo amargo por dulce y en 1988 el Premio del Club de los 13 por Cornelia frente al espejo, su última antología de cuentos.
Su vasta producción, que va más allá de lo publicado, se vio interrumpida tres años antes de su muerte el 14 de diciembre de 1993 en Buenos Aires a causa de una enfermedad progresiva que la tuvo postrada durante varios años. Fue sepultada en la cripta familiar del cementerio de la Recoleta donde reposan también los restos de su hermana Victoria. No muy lejos se encuentra también la tumba de su esposo.

La obra de Silvina Ocampo es reconocida principalmente por su inagotable imaginación y su aguda atención por las inflexiones el lenguaje. Dueña de un lenguaje cultivado que sirve de soporte a sus retorcidas invenciones, Silvina disfraza su escritura con la inocencia de un niño para nombrar, ya sea con sorpresa o con indiferencia, la ruptura en lo cotidiano que instala la mayoría de sus relatos en el territorio de lo fantástico.
Esta habilidad lingüística se advierte temprano en su colección de cuentos Viaje Olvidado (1937), influida por el nonsense literario de Lewis Carroll, Katherine Mansfield y seguramente por el surrealismo que aprendió de sus maestros pictóricos. El título del libro se refiere al cuento homónimo en que una niñita intenta recordar el momento de su nacimiento, logrando su autora un tejido de imaginación pura sobre la base de una típica duda infantil.
Si los relatos de este volumen parecían más bien miniaturas o pequeños pantallazos de la memoria deformados por la imaginación, sus siguientes colecciones (Autobiografía de Irene, y muy especialmente La furia o Los días de la noche) conservan un poco más la estructura tradicional del cuento y muestran a la Silvina Ocampo más prototípica. Metamorfosis, ironía, figuras persecutorias, humor negro, y el reinado imperante del oxímoron y de la sinestesia marcan esta serie de relatos donde aparecen incesantes galerías de personajes y contextos dominadas por pasillos y patios de grandes caserones así como por la enigmática presencia de niños ligados al horror y la crueldad como víctimas o victimarios, según la ocasión.
Su labor poética estuvo dominada en un principio por los metros clásicos y por rimas inocentes, muchas veces dedicadas a la descripción y exaltación de la belleza de elementos naturales como las plantas (confesa pasión de la escritora) como se puede apreciar en Espacios métricos o en Los sonetos del jardín que tras el poemario Enumeración de la patria siguieron a Viaje Olvidado. Sin embargo posteriores poemarios como Los nombres, Lo amargo por dulce o Amarillo celeste muestran un verso más elaborado y a la vez desinteresado por el clasicismo.
Con Espacios métricos, publicado en 1942 por la editorial Sur, obtuvo el Premio municipal en 1954. Obtuvo el Segundo Premio Nacional de poesía por Los nombres en 1953 y volvió a obtener una distinción en 1962 por Lo amargo por dulce, el Premio Nacional de poesía.
En colaboración con Adolfo Bioy Casares publicó la novela policíaca Los que aman, odian, en 1946 y con Juan Rodolfo Wilcock la obra de teatro Los Traidores, en 1956. Publicó en colaboración con Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares, la célebre Antología de la literatura fantástica, en 1940, y la Antología poética argentina, en 1941.
En los últimos años el ámbito académico argentino ha redescubierto a Silvina Ocampo, no muy leída ni apreciada en vida, coincidiendo con la publicación de algunas obras inéditas en recopilaciones como Las repeticiones y otros cuentos (2006) o Ejércitos de la oscuridad (2008). Cuentos.Viaje Olvidado, Buenos Aires, Sur, 1937. Autobiografía de Irene (cuentos), Buenos Aires, Sur, 1948.El pecado mortal (antología de relatos), Buenos Aires, Eudeba, 1966. Los días de la noche (cuentos), Buenos Aires, Sudamericana,1970.Informe del cielo y del infierno (antología de relatos), con prólogo de Edgardo Cozarinsky, Caracas, Monte Ávila, 1970.La furia (cuentos, género fantástico), Buenos Aires, Sur, 1959. Reeditado en Orión, 1976. Las invitadas (cuentos), Buenos Aires, Losada, 1961. Reeditado en Orión, 1979. El cofre volante (cuentos infantiles), Buenos Aires, Estrada, 1974. El tobogán (cuentos infantiles), Buenos Aires, Estrada, 1975. El caballo alado (cuentos infantiles), Buenos Aires, De la flor, 1976.La naranja maravillosa (cuentos infantiles), Buenos Aires, Sudamericana, 1977. Canto escolar (cuentos infantiles), Buenos Aires, Fraterna, 1979.Y así sucesivamente (cuentos), Barcelona, Tusquets, 1987.Cornelia frente al espejo, Barcelona, Tusquets, 1988. Premio del Club de los 13.Las reglas del secreto (antología), Fondo de Cultura Económica, 1991. Las repeticiones(cuentos), Buenos Aires, Sudamericana, 2006. (publicación post mortem).El vestido de terciopelo(cuento),Buenos Aires,Editorial Estrada S.A,2009.La pluma mágica (cuento).La casa de azucar (cuento).La soga (cuento).El pez desconocido (cuento).Las fotografias (cuento). Poesía. Antología poética argentina, Buenos Aires, Sudamericana, 1941.Enumeración de la patria (poesía), Buenos Aires, Sur, 1942. Espacios métricos (poesía), Buenos Aires, Sur, 1942. Premio Municipal. Poemas de amor desesperado (poesía), Buenos Aires, Sudamericana,1949.Los nombres (poesía), Buenos Aires, Emecé, 1953. Premio Nacional de Poesía.Los sonetos del jardín (poesía), Buenos Aires, Sur, 1946.Lo amargo por dulce (poesía), Buenos Aires, Emecé, 1962. Premio Nacional de Poesía.Amarillo celeste (poesía), Buenos Aires, Losada, 1972. Árboles de Buenos Aires (poesía), Buenos Aires, Crea, 1979.Breve Santoral (poesía), Buenos Aires, Ediciones de arte Gaglione, 1985. Novelas. Los que aman, odian, Buenos Aires, Emecé, 1946.(con Adolfo Bioy Casares).La torre sin fin, Buenos Aires, Sudamericana, 2007 (póstuma)La promesa, Buenos Aires, Sudamericana, 2010 (póstuma).
Semblanza biográfica: Wikipedia. Foto:internet. Texto