viernes, 8 de marzo de 2013

La ganadora del premio Andersen reivindica la literatura como un espacio de rebelión

María Teresa Andruetto, ganadora del premio Hans Christian Andersen 2012, reivindicó el papel de la literatura como "un espacio de rebelión, un lugar de desacato" capaz de cuestionar a sus lectores el mundo que los rodea

La ganadora del premio Andersen reivindica la literatura como espacio de rebelión./lainformacion.com
En una entrevista a Efe con motivo de su participación en el II Congreso Iberoamericano de Lengua y Literatura Infantil y Juvenil (CILELIJ), Andruetto defendió la importancia de romper con la visión "naif" del género y apostó por "borrar la rigidez de las fronteras" de edad que, a su juicio, limitan la capacidad creativa de los autores.
"Ese proteccionismo falso hacia los niños, entre naif y decididamente tonto no ayuda para nada al encuentro de un niño con un texto. El proceso de escritura es en realidad un camino hacia uno mismo, ese desacato y rebelión interior es lo que después el lector, tal vez, pueda revivir en el proceso de lectura", valoró.
"Yo siempre entiendo el libro como un puente entre dos subjetividades: la de quien escribe y la de quien lee" resaltó la escritora, "en nuestras realidades latinoamericanas hay muchas familias donde el libro no está presente, la oportunidad de ese niño está entonces en la escuela, que se convierte en el mediador y democratizador de los recursos".
En este sentido defendió que "la construcción lectora en la infancia se basa en la diversidad" e insistió en la creación de "espacios que rompan encasillamientos" y permitan transitar a los niños por distintos tipos de materiales, libros y formatos.
Escritora de novelas, cuentos, poemas, obras de teatro y ensayos para adultos, niños y jóvenes, Andruetto fue galardonada en 2012 con el premio Hans Christian Andersen, también conocido como "el pequeño premio nobel" de literatura infantil, en el que se reconoció su maestría literaria y su sensibilidad narrativa con temas tales como la inmigración, la injusticia, la pobreza o la política.
"Ese compromiso no lo busco, sucede porque forma parte de mi historia. Yo pertenezco a una generación que cuando era joven vivió un golpe de Estado y una dictadura (1976-1983), todo eso atravesó mis años de formación y se me aparece con un interés muy fuerte en todo lo que hago", confesó.
Nacida en la provincia de Córdoba en 1954, la argentina reconoce que a la hora de escribir siempre emprende "una búsqueda personal que va a lo esencial de uno mismo, ese es el lugar donde uno es el eco de los otros", y subrayó la importancia de la lectura como herramienta de concienciación y desarrollo personal.
Así, defendió que "un lector es siempre una persona más reflexiva, más consiente de sí, eso hace que tenga más posibilidades de preguntarse si las cosas podrían haber sido de otro modo, de no dar nada por sentado y una persona así es también un ciudadano más crítico".
"El pensamiento al que nos obliga un buen texto literario es fundamental en la formación de una persona y de su subjetividad", añadió.
Entre sus libros para niños y jóvenes destacan "Stefano", "El anillo encantado", "Huellas en la arena", "Dale Campeón", "Solgo", "La mujer vampiro y otros cuentos", "El país de Juan" y "Veladuras"