El número 12, que en tal fecha como hoy se repite tres veces, es símbolo de perfección en la cultura mediterránea. Babilonios, griegos, romanos, judíos, cristianos... ¿Por qué el número 12 ha sido tan especial para todos ellos?
Hoy el día 12 del mes 12, del año 2012./lainformacion.com |
Desde el primero de enero del año 2001, se han repetido
sucesivas coincidencias en el número de día, mes y año... hasta hoy.
Tendremos que esperar un siglo para vivir una coincidencia similar en el
calendario.
El doce se convirtió en un número señero para la humanidad desde que los astrónomos de Mesopotamia descubrieron que la Luna gira unas doce veces alrededor de la Tierra durante un año. De ahí que el día se dividiera en doce partes y otro tanto se hiciera con la noche.
En la cultura mediterránea se adoptó este número como símbolo de perfección. Doce es el producto de multiplicar el 3, que en la cultura cristiana remite a la perfección de la Trinidad, por el 4, símbolo de los cuatro elementos materiales: agua, fuego, aire y tierra.
La particularidad del número doce quedó también reflejada repetidas veces en la Biblia: las doce tribus de Israel, los doce apóstoles que eligió Jesús, los doce frutos que la teología atribuye al espíritu santo... El Apocalipsis narra la aparición en el cielo de “una gran señal: una mujer vestiga de sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza”, figura que la iconografía ha identificado tradicionalmente con la Virgen María.
Antes de la aparición del cristianismo, la mitología clásica también recogía esta predilección por el número doce. Entre las multitud de deidades griegas, doce ocupaban una posición privilegiada: Zeus, Hera, Apolo, Afrodita, Atenea, Poseidón, Hefesto, Hermes, Ares, Artemisa, Deméter y Hestia.
En Roma, una antiquísima cofradía saderdotal, la de los Hermanos Arvales, estaba compuesta de doce sacerdotes consagrados al culto de Dea Dia, divinidad romana que con el tiempo se identificaría con Ceres, la diosa de la agricultura, las cosechas y la fecundidad.
El doce es además un número básico para la astrología occidental. Los astrólogos griegos y babilonios dividieron la banda celeste, sobre la cual trazan sus trayectorias sol y luna, en doce partes iguales. Las bautizaron con el nombre de las doce constelaciones más destacadas que veían en cada una de esas partes.
Remontándonos a tiempos más cercanos, algunos han querido ver reflejada esta larga tradición sobre el número doce en la misma bandera de la Unión Europea, en la que aparece otro tanto número de estrellas doradas sobre fondo azul. La bandera fue diseñada en 1955, pero no se adoptó de manera oficial hasta 1986. En ese año España y Portugal ingresaron en la Comunidad Económica Europea, que pasó a contabilizar entonces... a doce miembros.
El doce se convirtió en un número señero para la humanidad desde que los astrónomos de Mesopotamia descubrieron que la Luna gira unas doce veces alrededor de la Tierra durante un año. De ahí que el día se dividiera en doce partes y otro tanto se hiciera con la noche.
En la cultura mediterránea se adoptó este número como símbolo de perfección. Doce es el producto de multiplicar el 3, que en la cultura cristiana remite a la perfección de la Trinidad, por el 4, símbolo de los cuatro elementos materiales: agua, fuego, aire y tierra.
La particularidad del número doce quedó también reflejada repetidas veces en la Biblia: las doce tribus de Israel, los doce apóstoles que eligió Jesús, los doce frutos que la teología atribuye al espíritu santo... El Apocalipsis narra la aparición en el cielo de “una gran señal: una mujer vestiga de sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas sobre su cabeza”, figura que la iconografía ha identificado tradicionalmente con la Virgen María.
Antes de la aparición del cristianismo, la mitología clásica también recogía esta predilección por el número doce. Entre las multitud de deidades griegas, doce ocupaban una posición privilegiada: Zeus, Hera, Apolo, Afrodita, Atenea, Poseidón, Hefesto, Hermes, Ares, Artemisa, Deméter y Hestia.
En Roma, una antiquísima cofradía saderdotal, la de los Hermanos Arvales, estaba compuesta de doce sacerdotes consagrados al culto de Dea Dia, divinidad romana que con el tiempo se identificaría con Ceres, la diosa de la agricultura, las cosechas y la fecundidad.
El doce es además un número básico para la astrología occidental. Los astrólogos griegos y babilonios dividieron la banda celeste, sobre la cual trazan sus trayectorias sol y luna, en doce partes iguales. Las bautizaron con el nombre de las doce constelaciones más destacadas que veían en cada una de esas partes.
Remontándonos a tiempos más cercanos, algunos han querido ver reflejada esta larga tradición sobre el número doce en la misma bandera de la Unión Europea, en la que aparece otro tanto número de estrellas doradas sobre fondo azul. La bandera fue diseñada en 1955, pero no se adoptó de manera oficial hasta 1986. En ese año España y Portugal ingresaron en la Comunidad Económica Europea, que pasó a contabilizar entonces... a doce miembros.