lunes, 3 de diciembre de 2012

García Márquez: revolución en la lectura

Gabriel García Márquez: Homenaje: 85.45.30* 

La única campaña exitosa de promoción de la lectura en Latinoamérica la realizó Gabo

Gabriel García Márquez sabe como lector cosumado y consumido que la literatura empieza allí, leyendo./eltiempo.com
Fue tal su fidelidad a sus historias familiares, a las leyendas y supersticiones de su terruño y a esas mezclas entre un país anacrónico y a unas técnicas narrativas modernas, que el periodista y crítico de cine vio como sus obsesiones y pesadillas terminaban por exigirle una entrega sin excusas solo a los fantasmas del pasado. Guerras civiles, duelos de honor, prejuicios sociales y machismo activo.
La primera edición de Cien años de soledad apareció en 1967 en Sudamericana de Buenos Aires. En el mismo 1967, aparecieron la segunda, la tercera  y la cuarta edición. Y al año siguiente, 1968, la quinta, la sexta, la séptima, la octava, la novena y la décima. En el 69 ya iba en la dieciséis y en 1970 en la veinte. Cuatro años después, en 1974, se alcanzaba la edición número treinta y nueve. Las primeras cien ediciones, en la Editorial Sudamericana, se celebran en 1985 con una reedición especial. En el 2007, en Cartagena de Indias, con motivo de sus ochenta años, el propio Gabriel García Márquez, al hablar de Cien años de soledad mencionará como esta novela "ha pasado ante los ojos de cincuenta veces un millón de lectores".  "Las ediciones tradicionales de tres mil ejemplares", como las llamó Ángel Rama en El boom en perspectiva (1981) p. 53 habían sido sustituidas por tirajes masivos, que normalmente llegaban a los 100 mil.
Esto daría origen, en 1966, a un libro anunciador de este auge y que, escrito por Luis Harss, titulado Los nuestros y publicado por Sudamericana de Buenos Aires presentaba e interrogaba a diez figuras: Alejo Carpentier, Miguel Ángel Asturias, Jorge Luis Borges, Joao Guimaraes Rosa, Juan Carlos Onetti, Julio Cortázar, Juan Rulfo, Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa. Hoy sólo sobreviven los dos últimos, premios Nobel de 1982 y 2010, respectivamente.
En el caso de García Márquez, no hay quizás una enciclopedia más vasta y más detallada sobre la cultura colombiana. Y, en verdad, sobre Latinoamérica toda. Apunto sólo algunos rasgos. La relación entre la costa y el interior. Cuando Fernanda del Carpio llega a la Casa de los Buendía, con sus aires de cachaca mandona, comienza la entropía. Una casa que se cierra sobre sí misma, se clausura en el formalismo. Se sirve la cena, con toda la vajilla de lujo, todos los perendengues, y no hay nada que comer. Así serán las amantes de la casa chica las que proporcionen las vituallas, humillando a la titular. No hay literatura más subversiva en relación con prejuicios y códigos de distinción, de clase y  rango.
No olvidemos las horas en que van a misa liberales y conservadores. Para no ser vistos o para ser ostentosamente reconocidos. Y no descuidemos Crónica de una muerte anunciada, sustentada en el honor de la virginidad como pilar del matrimonio. O en El general en el laberinto donde el Bolívar, mulato y malhablado, trae consigo todas sus huestes de parientes venezolanos y de tropa cerrera y a caballo. También su definida postura ante un imperialismo invasor como el que representa la United Fruit en sus explotaciones bananeras de la región de Santa Marta. Región donde existía una finca ya mítica llamada Macondo.
Hoy otro tema que parece decisivo analizar. Si vemos Los funerales de la Mama Grande, El otoño del patriarca, Cien años de soledad, El general en su laberinto y El amor en los tiempos del cólera  como una única y larga frase podemos concluir que ella se cierra sobre sí misma, clausurando el futuro. Un dictador omnipotente que no puede escapar al tiempo de la eternidad y que no logra colarse en la historia. Un barco que va y viene, sin lograr desembarcar, aunque lleve en su interior un amor senil, en medio de la peste. Consumado por fin pero con la máscara de la muerte ya dibujándose sobre los huesos aguzados del rostro.
Otro de los temas recurrentes de García Márquez es su relación con el poder que parece perseguirlo en todas y cada una de los países donde se desarrolla su formación. Para empezar en Colombia los gobiernos conservadores de Laureano Gómez y el general Gustavo Rojas Pinilla y  censurarán el periódico El Espectador donde publica su Relato de un náufrago y lo obligarán a permanecer en París. En Venezuela, más tarde, la figura del dictador Pérez Jiménez cae cuando él llega a Caracas a trabajar en revistas de actualidad. De allí partirá hacia Cuba para ver los primeros juicios que el Movimiento Revolucionario 26 de Julio efectúa contra los represores del régimen del dictador Fulgencio Batista. Sus muchos años en México le permitirán conocer la historia del largo régimen de Porfirio Díaz, una revolución en la que los caudillos se asesinaban para trepar a la silla del águila y donde, finalmente, el PRI, Partido Revolucionario Institucional, se establecería durante más de 60 años, en lo que Mario Vargas Llosa llamó "la dictadura perfecta". Finalmente, en España donde se fue a escribir El otoño del patriarca a la espera de la muerte del dictador Francisco Franco, en la más larga de las agonías y en las sórdidas disputas entre su entorno. Todo ello, transfigurado poéticamente, estará en sus libros y dará pie a una revolución en los hábitos de lectura de todo el continente latinoamericano que se vio expresado en su escritura clarividente y justa. Por ello vale la pena mirar en tres breves aproximaciones: del realismo mágico a lo real maravilloso, los discursos en que reflexionó sobre su obra y los lectores que ya tuvo en todo el mundo, la importancia decisiva de la literatura como forma de comprensión del mundo.
No es de extrañar entonces que un escritor de la India como Salman Rushdie o un Premio Nobel de 2012, como el chino Mo Yan aseguren que la lectura de unas pocas frases de Gabriel García Márquez los impactaron de tal modo que se constituyeron en su impulso inicial para escribir.

Juan Gustavo Cobo Borda es poeta y ensayista colombiano.

*85 años de Gloria. 45 años de la publicación de Cien años de soledad. 30 años del otorgamiento del Premio Nobel de Literatura.