Repleta de espíritus insatisfechos y latiendo al ritmo de complicadas pasiones políticas, Los Jardines de la Disidencia se adentra en el mundo de la contracultura
Jonathan Lethem, auto estadounidense,de Los Jardines de la Disidencia./Andreu Dalmau./lavanguardia.com |
Repleta de espíritus insatisfechos y latiendo al ritmo de complicadas pasiones políticas, Los Jardines de la Disidencia, la última novela de Jonathan Lethem,
se adentra en el mundo de la contracultura y el comunismo
norteamericano, un movimiento que, según el autor, quedó olvidado y
"muchos creen que nunca existió".
Tres generaciones de
comunistas, hippies e indignados manifestantes son los protagonistas de
una novela ambientada en Nueva York, que abarca desde el apogeo del
estalinismo de mediados de los años treinta del pasado siglo, pasando
por la multitud de movimientos a favor de los derechos civiles de la
década de los sesenta hasta el reciente movimiento "Occupy Wall Street".
"Se
trata de una novela sobre personas con convicciones políticas", ha
señalado el escritor norteamericano en una entrevista con Efe, en la que
ha descrito la obra como una "ventana sucia" a través de la cual se
observa no sólo los avatares de una época sino también las
"contradicciones y tormentos" personales, que quedan marcados sobre la
superficie del cristal.
En el centro de este ventanal se
encuentra la matriarca, Rose Zimmer, una comunista con "un feroz enfoque
de la vida" y unas opiniones "volcánicas", inspirada en la abuela de
Lethem, a quien conocemos tras ser expulsada del Partido Comunista
americano por su relación con un policía negro.
Su hija, Miriam,
inspirada en la madre del escritor, tan obstinada y apasionada como
Rose, huye de su influencia sofocante para unirse al movimiento
contracultural de la Era de Acuario del Greenwich Village, donde
conocerá a un cantante de folk con el que tendrán a Sergius, un joven
idealista, aunque algo confundido, que se implicará a fondo con el
movimiento "Occupy Wall Street".
"Yo soy parte de un país en el
que el comunismo nunca fue probado en ningún ámbito social", recuerda el
escritor, nacido en 1964 y criado en una comuna de Brooklyn.
A
su parecer, la idea del comunismo siempre ha sido una manera de
"manifestar que la vida que te rodeaba no era suficiente", por lo que
entender el significado completo de esta palabra en Estados Unidos es
hoy en día "una tarea bastante complicada".
Pese a la trayectoria
familiar, el escritor niega que se inscriba dentro del activismo
político, aunque sí cree necesario poner en valor una historia "muchas
veces deformada, descalificada" y también "olvidada", pues, tal y como
ha destacado Lethem, "muchos creen que el comunismo norteamericano nunca
existió".
"El libro -ha subrayado- es a la vez una forma de
revertir esta situación y dejar testimonio del paso del comunismo por
Estados Unidos, lo que conforma una parte de la historia de la que se
puede hablar y de la que no hay que sentirse avergonzado".
Preguntado
por la vigencia del legado comunista en los actuales Estados Unidos,
Lethem ha negado la existencia de "un comunismo puro", pues "la versión
más extendida de esta doctrina se encuentra en otros tipos de izquierda,
como el movimiento Occupy".
Como todos los grupos de izquierda,
el movimiento Occupy, que se opone al poder y la influencia de las
corporaciones financieras de EEUU, también ha tenido que convivir con la
"frustración propia de los grupos que propugnan una transformación".
Algo
que, según el autor, tiene mucho que ver con la "política dual" del
presidente Barack Obama, que, a nivel simbólico, se ha convertido en la
expresión de la revolución pero que, en el plano oficial, "no ha hecho
más que seguir con las políticas de sus predecesores", por lo que, en
palabras del escritor, "Obama no ha hecho más que recordar a la
izquierda que siguen formando parte de la izquierda".
"Los
Jardines de la Disidencia", publicado en castellano por Mondadori y en
catalán por Angle, es un libro lleno de referencias americanas, aunque
puede describirse como un libro "muy europeo" porque los personajes
descritos "viven dentro de la historia, a diferencia de la mayoría de
los norteamericanos, que siempre pretenden alejarse de ella".
Además
de la pluralidad de voces propia de Philip Roth, en el retrato de la
sociedad americana de la nueva obra de Lethem se nota la influencia de
los escritores Christina Stead, Vivian Gornick o Anatole Paul Broyard,
que han recreado el país en el que nació el autor, galardonado con el
Premio Nacional de la Crítica de Estados Unidos.
Esta historia
familiar de comunistas decepcionados en un país que los trata como un
invisible anacronismo es, a la vez, una manera de gritar al mundo que la
cuestión del comunismo norteamericano "no es un tema cerrado, sino
parte de una historia en la que estamos viviendo".