miércoles, 28 de mayo de 2014

Houellebecq, el nuevo rey de la comedia

Revelación. Hace 20 años se convirtió inesperadamente en uno de los grandes escritores de Francia. Ahora sorprende con otro talento oculto, la actuación

EL SECUESTRO DE HOUELLEBECQ. Fotograma del filme presentado en el festival Tribeca./revista Ñ
 
Houellebecq en el festival de Robert De Niro. El secuestro de Michel Houellebecq , “documental ficción” de Guillaume Nicloux dedicado al escritor francés, representó a Francia el 18 de abril en el Festival Tribeca, creado por el actor estadounidense. Algunas semanas antes, el filme había sido proyectado en la Berlinale, el festival de cine de Berlín. Nueva York, Berlín y más allá. Esta temporada Michel Houellebecq está en todas partes. Jean-Louis Aubert adaptó 15 poemas a canciones de Configuration du dernier rivage (Flammarion, 2013) [traducción no oficial: Configuración del último atracadero] en su nuevo álbum Les Parages du vide - Aubert chante Houellebecq (Parlophone); la compañía de teatro “Si vous pouviez lécher mon coeur” interpreta Las partículas elementales, adaptada de su novela (Flammarion, 1998) con una puesta en escena de Julien Gosselin, entre Villeneuve-d’Ascq y la Reunión.
Antes de realizarse el anuncio de los seleccionados del festival de Cannes, se rumoreaba que Houellebecq era uno de ellos; en realidad, Experiencia cercana a la muerte , la película rodeada de secretos de Benoît Delépine y Gustave Kervern, cuyo único actor es él. Incluso todavía queda lugar para la literatura con la aparición de Non réconcilié [No reconciliado] (Gallimard, “Poesía” ), una “antología personal” de sus poemas escritos entre 1991 y 2013. Con todo esto, ¿cómo encontrar un espacio para interrogarlo ahora que vuelve de una gira por Eslovenia (“Está tomado” dijo su editora, Teresa Cremisi), que participa en la promoción del álbum de Jean-Louis Aubert y, además, está a punto de inaugurar una calle con su nombre en España? Bertrand Burgalat, que dirige el sello Tricatel y fue uno de los primeros en participar de esta extensión de las actividades houellebequianas al producir el álbum Présence humaine [Presencia humana] (2000), del cual guarda recuerdos encontrados, señala: “En esa época decía que quería convertirse en pop star. Al principio pensé que podía tratarse de una humorada, pero rápidamente constaté que no era el caso. Es justamente lo que es hoy”.
¿Qué le encuentra todo el mundo? Primero, una evidencia: su talento de autor. Sin ser un lector absolutamente fiel, Jean-Louis Aubert tenía a Michel Houellebecq desde larga data por “uno de los escritores franceses más geniales” mucho antes de toparse con Configuration du dernier rivage cuando compraba cigarrillos en un quiosco de diarios y tabaco. Impresionado por “la estructura, el ritmo, el rigor” de los poemas de Houellebecq, eligió quince (que dejó intactos) para hacer esa misma cantidad de canciones. En cuanto a Julien Gosselin, prodigio de 27 años, cuyo montaje de Las partículas elementales entusiasmó a Aviñón en 2013, habla de “la dimensión gigantesca del estilo” de Houellebecq, subraya la manera “inaudita” en que “nos habla de lo contemporáneo”.
Pero así como admiran al escritor y quieren que sus palabras se escuchen, y ahondar en sus temas, tanto Julien Gosselin como Jean-Louis Aubert no pasan por alto el hecho de que Michel Houellebecq es también un personaje. El autor de Ampliación del campo de batalla y de Plataforma , del Premio Goncourt 2010 por El mapa y el territorio , ha vendido en Francia centenares de miles de libros, además de que dejó marcados a millones de telespectadores con sus prestaciones lunares, y por su manera de fumar, con el cigarrillo entre el índice y el mayor, por su look que no es precisamente el de un dandy y por su mezcla de astucia e ingenuidad. Julien Gosselin eligió para su puesta de Partículas...
a un actor con los rasgos particulares del autor como el cigarrillo y la campera siempre demasiado grande. “Michel Houellebecq es uno de los pocos escritores franceses reconocible por ciertos rasgos”, dice el joven director. Que también señala: “En Houellebecq hay una libertad absoluta. Físicamente desprende algo que no se puede creer”.
Razones demás para que Jean Louis Aubert haya elegido lanzar su álbum con un clip en blanco y negro de la canción “Isolement” [Aislamiento]. Sentados a la mesa, cantante y autor frente a frente, el primero dice las palabras que van apareciendo en la pantalla en una especie de karaoke poético. El segundo, cráneo casi calvo con una cabellera hirsuta, desdentado, flaco, con una camisa de leñador –parece cultivar su parecido con Antonin Artaud y el Louis-Ferdinand Céline de los últimos años– recita las palabras en silencio, expresa con mímica, fanfarronea.
De su nuevo amigo, el ex líder de Téléphone, dice: “Tiene un hermoso autismo aparente, entre timidez y provocación. No se sabe si está jugando, se está riendo de nosotros o si en realidad no se siente a gusto en la sociedad”. Esta ambigüedad fascinó a Benoît Delépine y Guillaume Kervern que encontraron tan interesante al personaje como el “fraseo” que le propusieron actuar en Le Grand Soir (2012), pero finalmente el rol fue para Gérard Depardieu. Esta vez, después de un primer encuentro en un bar privatizado “para que Michel pudiese fumar”, y que había terminado en medio de los vapores alcohólicos y las declamaciones con fondo musical, Kervern y Delépine escribieron el guión adaptándolo a su único autor. Afirman que encontraron en Houellebecq “un comediante extraordinario, con un sentido del ritmo y de los silencios increíble”.
Sus condiciones de actor impresionaron a Guillaume Nicloux que “intrigado” por el personaje público de Houellebecq, le propuso encarnar a un jefe de información en la ficción L’Affaire Gordji (2012) de la televisión. Ya transformado en amigo, quiso explotar otra cosa: “quise mostrar no sólo a Michel Houellebecq, si no también a Michel Thomas (su nombre en el Registro Civil), tal como se revela en la intimidad”.
Para lograr esta dimensión “documental”, el realizador se amparó en un episodio rocambolesco que fueron los días de 2011 en que corrió el rumor de que Michel Houellebecq se había volatilizado –suicidado o secuestrado por Al-Qaeda– según unos y otros. El escritor terminó por dar a conocer que estaba en España, privado de conexión a Internet y de celular.
A partir de esta evaporación momentánea, Guillaume Nicloux se imaginó El secuestro de Michel Houellebecq , donde se lo ve secuestrado por una banda de ineptos que piden rescate. El guión deja espacio a la improvisación, donde aflora “la original manera de ver el mundo de Michel”, dice el director, pero también su “comicidad” y su costado de “empatía”, que “para sus lectores era seguramente difícil de imaginar”.
Lo que a sus lectores les cuesta mucho más imaginar es el momento en que esta expansión de su territorio artístico le permitirá escribir otra novela, después de El mapa y el territorio . En eso está. Hasta puede ser que próximamente desaparezca para terminarla.
© Le Monde
Traducción de Cecilia Benítez