Revelación. Hace 20 años se convirtió inesperadamente en uno de los grandes escritores de Francia. Ahora sorprende con otro talento oculto, la actuación
EL SECUESTRO DE HOUELLEBECQ. Fotograma del filme presentado en el festival Tribeca./revista Ñ |
Houellebecq en el festival de Robert De Niro. El secuestro de Michel Houellebecq
, “documental ficción” de Guillaume Nicloux dedicado al escritor
francés, representó a Francia el 18 de abril en el Festival Tribeca,
creado por el actor estadounidense. Algunas semanas antes, el filme
había sido proyectado en la Berlinale, el festival de cine de Berlín.
Nueva York, Berlín y más allá. Esta temporada Michel Houellebecq está en
todas partes. Jean-Louis Aubert adaptó 15 poemas a canciones de Configuration du dernier rivage (Flammarion, 2013) [traducción no oficial: Configuración del último atracadero] en su nuevo álbum Les Parages du vide - Aubert chante Houellebecq (Parlophone); la compañía de teatro “Si vous pouviez lécher mon coeur” interpreta Las partículas elementales, adaptada de su novela (Flammarion, 1998) con una puesta en escena de Julien Gosselin, entre Villeneuve-d’Ascq y la Reunión.
Antes
de realizarse el anuncio de los seleccionados del festival de Cannes,
se rumoreaba que Houellebecq era uno de ellos; en realidad, Experiencia cercana a la muerte
, la película rodeada de secretos de Benoît Delépine y Gustave Kervern,
cuyo único actor es él. Incluso todavía queda lugar para la literatura
con la aparición de Non réconcilié [No reconciliado] (Gallimard,
“Poesía” ), una “antología personal” de sus poemas escritos entre 1991 y
2013. Con todo esto, ¿cómo encontrar un espacio para interrogarlo ahora
que vuelve de una gira por Eslovenia (“Está tomado” dijo su editora,
Teresa Cremisi), que participa en la promoción del álbum de Jean-Louis
Aubert y, además, está a punto de inaugurar una calle con su nombre en
España? Bertrand Burgalat, que dirige el sello Tricatel y fue uno de los
primeros en participar de esta extensión de las actividades
houellebequianas al producir el álbum Présence humaine
[Presencia humana] (2000), del cual guarda recuerdos encontrados,
señala: “En esa época decía que quería convertirse en pop star. Al
principio pensé que podía tratarse de una humorada, pero rápidamente
constaté que no era el caso. Es justamente lo que es hoy”.
¿Qué le
encuentra todo el mundo? Primero, una evidencia: su talento de autor.
Sin ser un lector absolutamente fiel, Jean-Louis Aubert tenía a Michel
Houellebecq desde larga data por “uno de los escritores franceses más
geniales” mucho antes de toparse con Configuration du dernier rivage
cuando compraba cigarrillos en un quiosco de diarios y tabaco.
Impresionado por “la estructura, el ritmo, el rigor” de los poemas de
Houellebecq, eligió quince (que dejó intactos) para hacer esa misma
cantidad de canciones. En cuanto a Julien Gosselin, prodigio de 27 años,
cuyo montaje de Las partículas elementales entusiasmó a Aviñón
en 2013, habla de “la dimensión gigantesca del estilo” de Houellebecq,
subraya la manera “inaudita” en que “nos habla de lo contemporáneo”.
Pero
así como admiran al escritor y quieren que sus palabras se escuchen, y
ahondar en sus temas, tanto Julien Gosselin como Jean-Louis Aubert no
pasan por alto el hecho de que Michel Houellebecq es también un
personaje. El autor de Ampliación del campo de batalla y de Plataforma , del Premio Goncourt 2010 por El mapa y el territorio
, ha vendido en Francia centenares de miles de libros, además de que
dejó marcados a millones de telespectadores con sus prestaciones
lunares, y por su manera de fumar, con el cigarrillo entre el índice y
el mayor, por su look que no es precisamente el de un dandy y por su
mezcla de astucia e ingenuidad. Julien Gosselin eligió para su puesta de
Partículas...
a un actor con los rasgos particulares del
autor como el cigarrillo y la campera siempre demasiado grande. “Michel
Houellebecq es uno de los pocos escritores franceses reconocible por
ciertos rasgos”, dice el joven director. Que también señala: “En
Houellebecq hay una libertad absoluta. Físicamente desprende algo que no
se puede creer”.
Razones demás para que Jean Louis Aubert haya
elegido lanzar su álbum con un clip en blanco y negro de la canción
“Isolement” [Aislamiento]. Sentados a la mesa, cantante y autor frente a
frente, el primero dice las palabras que van apareciendo en la pantalla
en una especie de karaoke poético. El segundo, cráneo casi calvo con
una cabellera hirsuta, desdentado, flaco, con una camisa de leñador
–parece cultivar su parecido con Antonin Artaud y el Louis-Ferdinand
Céline de los últimos años– recita las palabras en silencio, expresa con
mímica, fanfarronea.
De su nuevo amigo, el ex líder de
Téléphone, dice: “Tiene un hermoso autismo aparente, entre timidez y
provocación. No se sabe si está jugando, se está riendo de nosotros o si
en realidad no se siente a gusto en la sociedad”. Esta ambigüedad
fascinó a Benoît Delépine y Guillaume Kervern que encontraron tan
interesante al personaje como el “fraseo” que le propusieron actuar en Le Grand Soir
(2012), pero finalmente el rol fue para Gérard Depardieu. Esta vez,
después de un primer encuentro en un bar privatizado “para que Michel
pudiese fumar”, y que había terminado en medio de los vapores
alcohólicos y las declamaciones con fondo musical, Kervern y Delépine
escribieron el guión adaptándolo a su único autor. Afirman que
encontraron en Houellebecq “un comediante extraordinario, con un sentido
del ritmo y de los silencios increíble”.
Sus condiciones de actor
impresionaron a Guillaume Nicloux que “intrigado” por el personaje
público de Houellebecq, le propuso encarnar a un jefe de información en
la ficción L’Affaire Gordji (2012) de la televisión. Ya
transformado en amigo, quiso explotar otra cosa: “quise mostrar no sólo a
Michel Houellebecq, si no también a Michel Thomas (su nombre en el
Registro Civil), tal como se revela en la intimidad”.
Para lograr
esta dimensión “documental”, el realizador se amparó en un episodio
rocambolesco que fueron los días de 2011 en que corrió el rumor de que
Michel Houellebecq se había volatilizado –suicidado o secuestrado por
Al-Qaeda– según unos y otros. El escritor terminó por dar a conocer que
estaba en España, privado de conexión a Internet y de celular.
A partir de esta evaporación momentánea, Guillaume Nicloux se imaginó El secuestro de Michel Houellebecq
, donde se lo ve secuestrado por una banda de ineptos que piden
rescate. El guión deja espacio a la improvisación, donde aflora “la
original manera de ver el mundo de Michel”, dice el director, pero
también su “comicidad” y su costado de “empatía”, que “para sus lectores
era seguramente difícil de imaginar”.
Lo que a sus lectores les
cuesta mucho más imaginar es el momento en que esta expansión de su
territorio artístico le permitirá escribir otra novela, después de El mapa y el territorio . En eso está. Hasta puede ser que próximamente desaparezca para terminarla.
© Le Monde
Traducción de Cecilia Benítez
Traducción de Cecilia Benítez