lunes, 12 de mayo de 2014

Rey Rosa baraja irse de Guatemala por no ser cómplice de un "Estado criminal"

La violencia golpea a los personajes del guatemalteco Rodrigo Rey Rosa, reflejo de la realidad de su país natal, del que ya se alejó en su juventud y que ahora se plantea volver a abandonar "para no ser cómplice de un Estado criminal"

Rey Rosa baraja irse de Guatemala por no ser cómplice de un "Estado criminal"./lainformacion.com
"Si las cosas no mejoran y siguen empeorando así, debería haber un éxodo masivo de los que estamos en protesta", aseguró Rey Rosa (Ciudad de Guatemala, 1958), en una entrevista con Efe en el marco de la Feria del Libro de Buenos Aires.
En ese sentido, el escritor lamentó que se haya desvanecido "el momento de esperanza y de cambio profundo" abierto tras la firma de los acuerdos de paz en 1996.
Con 600 femicidios anuales, Guatemala desbancó hace unos años a la mexicana Ciudad Juárez en este crimen, recuerda la noticia de un periódico insertada en su novela "Los sordos" (Alfaguara, 2012), donde una de las protagonistas, Clara, tiene guardaespaldas y es aparentemente secuestrada.
"Son vistos como símbolo de estrato social", resumió el autor sobre la proliferación de escoltas privados armados entre la clase adinerada de Guatemala, que mayoritariamente no se cuestiona su convivencia diaria con ellos.
El universo que contempla desde su país natal se asemeja al que presencia desde la vecina Honduras Horacio Castellanos Moya, el escritor latinoamericano a quien siente más cercano.
"Nos leemos mutuamente" -manifestó- "Venimos del mismo lugar violento. Tenemos afinidades por sufrir preocupaciones comunes y circunstancias iguales".
A lo largo del tiempo, sus textos han tenido otros destinatarios, en especial el veterano escritor estadounidense Paul Bowles, del que fue alumno, amigo y traductor tras asistir al taller literario que el autor de "El cielo protector" impartía en Tánger en los ochenta.
O el catalán Pere Gimferrer, que durante años fue "el lector que tenía en mente", asegura Rey Rosa, quien vivió quince años entre Nueva York y Tánger antes de regresar a Guatemala durante la tregua de 1994.
En los años siguientes a su retorno escribió las novelas breves "Que me maten si...", "El cojo bueno", "Piedras encantadas" y "Caballeriza", que ahora han sido recopiladas por Alfaguara en el libro "Imitación de Guatemala".
Además de la violencia, sus obras tienen también como telón de fondo el clasismo y el racismo de la sociedad guatemalteca, este último dirigido especialmente contra los mayas, que ocupan un lugar central en "Los sordos".
"Por primera vez la trama me requirió una investigación. Quería inventar, pero sobre una base sólida", explicó Rey Rosa al recordar el mes en el tuvo paralizada la novela para conocer más a fondo el funcionamiento de los tribunales de justicia maya, que tienen jurisdicción en su territorio.
"El derecho maya es un sistema reparatorio y no punitivo -explica-, pero hay mucho desconocimiento, se confunde en la prensa con los linchamientos que ocurren en las zonas rurales, donde la justicia no funciona bien".
Los fallos de la Justicia guatemalteca se evidencian en el escaso porcentaje de crímenes resueltos, solo el 2 por ciento, lo que lleva a Rey Rosa a afirmar que "Los sordos" no es una novela policial sino criminal "porque habla de Guatemala y Guatemala -subraya- es un estado criminal".
El autor de "Severina" reveló que sus finales abiertos remiten a una lección del maestro del suspense siciliano Leonardo Sciascia, quien afirmaba que no se puede escribir una novela italiana siguiendo el modelo inglés que plantea que si se siguen los pasos y se encuentra al culpable se resuelve el caso, porque en Italia antes matan al juez.
Tras haber indagado en los archivos policiales que dieron como resultado "El material humano", Rey Rosa reveló que desde hace tiempo revisa los archivos de psiquiátricos -"no la parte clínica sino los testimonios que dejan los pacientes"- sin saber todavía adónde le llevará esa lectura