La violencia golpea a los personajes del guatemalteco Rodrigo Rey Rosa, reflejo de la realidad de su país natal, del que ya se alejó en su juventud y que ahora se plantea volver a abandonar "para no ser cómplice de un Estado criminal"
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| Rey Rosa baraja irse de Guatemala por no ser cómplice de un "Estado criminal"./lainformacion.com | 
"Si las cosas no mejoran y siguen
 empeorando así, debería haber un éxodo masivo de los que estamos en 
protesta", aseguró Rey Rosa (Ciudad de Guatemala, 1958), en una 
entrevista con Efe en el marco de la Feria del Libro de Buenos Aires.
En
 ese sentido, el escritor lamentó que se haya desvanecido "el momento de
 esperanza y de cambio profundo" abierto tras la firma de los acuerdos 
de paz en 1996.
Con 600 femicidios anuales, Guatemala desbancó 
hace unos años a la mexicana Ciudad Juárez en este crimen, recuerda la 
noticia de un periódico insertada en su novela "Los sordos" (Alfaguara, 
2012), donde una de las protagonistas, Clara, tiene guardaespaldas y es 
aparentemente secuestrada.
"Son vistos como símbolo de estrato 
social", resumió el autor sobre la proliferación de escoltas privados 
armados entre la clase adinerada de Guatemala, que mayoritariamente no 
se cuestiona su convivencia diaria con ellos.
El universo que 
contempla desde su país natal se asemeja al que presencia desde la 
vecina Honduras Horacio Castellanos Moya, el escritor latinoamericano a 
quien siente más cercano.
"Nos leemos mutuamente" -manifestó- 
"Venimos del mismo lugar violento. Tenemos afinidades por sufrir 
preocupaciones comunes y circunstancias iguales".
A lo largo del 
tiempo, sus textos han tenido otros destinatarios, en especial el 
veterano escritor estadounidense Paul Bowles, del que fue alumno, amigo y
 traductor tras asistir al taller literario que el autor de "El cielo 
protector" impartía en Tánger en los ochenta.
O el catalán Pere Gimferrer, que durante
 años fue "el lector que tenía en mente", asegura Rey Rosa, quien vivió 
quince años entre Nueva York y Tánger antes de regresar a Guatemala 
durante la tregua de 1994.
En
 los años siguientes a su retorno escribió las novelas breves "Que me 
maten si...", "El cojo bueno", "Piedras encantadas" y "Caballeriza", que
 ahora han sido recopiladas por Alfaguara en el libro "Imitación de 
Guatemala".
Además de la violencia, sus obras tienen
 también como telón de fondo el clasismo y el racismo de la sociedad 
guatemalteca, este último dirigido especialmente contra los mayas, que 
ocupan un lugar central en "Los sordos".
"Por
 primera vez la trama me requirió una investigación. Quería inventar, 
pero sobre una base sólida", explicó Rey Rosa al recordar el mes en el 
tuvo paralizada la novela para conocer más a fondo el funcionamiento de 
los tribunales de justicia maya, que tienen jurisdicción en su territorio.
"El
 derecho maya es un sistema reparatorio y no punitivo -explica-, pero 
hay mucho desconocimiento, se confunde en la prensa con los 
linchamientos que ocurren en las zonas rurales, donde la justicia no 
funciona bien".
Los fallos de la Justicia guatemalteca se 
evidencian en el escaso porcentaje de crímenes resueltos, solo el 2 por 
ciento, lo que lleva a Rey Rosa a afirmar que "Los sordos" no es una 
novela policial sino criminal "porque habla de Guatemala y Guatemala 
-subraya- es un estado criminal".
El autor de "Severina" reveló 
que sus finales abiertos remiten a una lección del maestro del suspense 
siciliano Leonardo Sciascia, quien afirmaba que no se puede escribir una
 novela italiana
 siguiendo el modelo inglés que plantea que si se siguen los pasos y se 
encuentra al culpable se resuelve el caso, porque en Italia antes matan 
al juez.
Tras haber indagado en los archivos policiales que dieron
 como resultado "El material humano", Rey Rosa reveló que desde hace 
tiempo revisa los archivos de psiquiátricos -"no la parte clínica sino 
los testimonios que dejan los pacientes"- sin saber todavía adónde le 
llevará esa lectura
 
 
