De los usos con una sola letra
Cuento con c
Carlos López
Carmiña camellaba como cualquiera —clarifico concepto
“cualquiera”: casquivana, canina confianzuda, callejera—. Caminaba calles
capitalinas contoneando caderas, cazando clientes. Cabello castaño claro,
cuerpo con curvas, cara coloreada con cuantioso carmesí, corsé con cintas
colgantes, cinturón cuero culebra, calzado cuero cocodrilo, carterón corroído.
Ceño cansado, cadencioso caminar… ¡completamente concupiscente!
Caminando, cazó cliente corpulento con carro (Citroën),
camisa carísima (con cocodrilito), corbata (Capezio), calzado (Corona) con
colores clásicos, calcetines (Cordani), cumbamba con candado, colonia
(Cartier). Cliente con casamiento consumido, con complicaciones caseras,
consuetudinariamente compraba cariño callejero. Cliente cuestiona: “¿Cuánto?”.
Carmiña calcula: carro, corbata, categoría, capital considerable… “Cincuenta”
—comenta—. Cliente consulta cartera, cuenta capital con cuidado, cara
codiciosa, comercia: “Cuarenta… comprenda: crisis, consumos caseros”. Carmiña
consistente, canta: “Cincuenta”… cliente cede: “¡Camine!”.
Cliente conduce. Ciudad capital: centros comerciales,
clubes, cantinas… consigue coronar centro: carrera catorce con cuarta,
cuchitril currambero, canciones conocidas. Comparten coñac, Carmiña con calma,
consume colilla. Conversan cosas caseras, contexto citadino... Comentan
condiciones contrato: coito corto, cero cóleras, cero cachiporrazos, cero
cocaína, compensación cumpliendo complacencias. Cliente consulta constantemente
cronómetro… ¿Cuándo comenzamos, cuchi-cuchi?
Cuarto con cenefas cursis, cortinas cochinas,
claraboyas curiosas con claroscuros, cuadros convencionales, catre colosal.
Cliente consume cápsulas catapultadoras: cauteloso, colócase condón. Carmiña
competente, con certeza, comienza con caricias calentadoras, cabalga cliente
—¡cliente contentísimo!—. Cumpliendo cabalmente con contrato, compone Camasutra
completo: carretilla, cuna, cabalgata, columpio, cucharita… ¡cuánta cochinada
conocida! Cliente campante: cúspide, cumbre, cima, caudal, cascada, cataclismo,
culminación, clímax… cansancio. Convulso, ciertamente complacido, cancela
Carmiña cien. Cada cual comienza confianzudamente colocándose cucos,
calzoncillos, calcetines, camisa, corbata, calzado, cartera, cinturón… Cliente:
carro, Carmiña: calle.
¡Catástrofe, compañeros!: condón construido Corea con
cero calidad, con cráter contraproducente, capullo con cavidad causa concepción
casual. Carmiña concibe criatura. Como condenada, comienza calvario con
crianza. Colérica, crispada, contrariada, cede criatura. Comadrona cría Calixto
con cariño. Calixto con cutis claro, cabello castaño consonante con cabello
Carmiña. Crece: cuatro, cinco. Cuando cinco, cursa colegio. Cotidianidades
colegiales: cuadernos, crayones, columpios, cuentos, colombinas… colegial
concentrado, comprensivo, colega carismático, colaborador con cada compañero.
Cuando cuenta con catorce, conoce Carlota: cuarentona
cuidadosamente conservada, ciclista compulsiva, cero cigarrillo, cabello con
canas coloreadas, cuerpo celestial comparado con culicagadas. Cuarenta
calendarios, calurosos, calientes, ¡candentes! Cuchibarbie coquetona conoció
crecimiento Calixto, codició cuerpo, cara, castidad. Cazadora curtida, comienza
conquista con comentarios cochinitos, con cuentos calientes, con condiciones
cubiertas… Calixto, cándido, come carnada. Comparten cópula. Consumada
circunstancia carnal, Carlota confiesa con culpabilidad: “Calixto, conocí
Carmiña… ¡compartimos como compañeras!… ¡compinches!”. Calixto consternado:
“¿Cómo? Carmiña casquivana, callejera, cuquifloja, culipronta…”. Confundido,
consulta clarividente. Cassandra, concentrada, consulta canica cristal:
“¡Calamidad celestial! —comenta—: confirmado, concebido casualmente”. Calixto
con congoja, considérase cucaracha canequera. Clama confundido, contemplando
cielo: ¡Cómo! ¿cómo?, ¡concebido con cliente! ¿Cuál?… ¿constructor? (corroncho con
caminado cursi), ¿carnicero? (caricortado con cuchillo), ¿conductor? (cretino
con certificado). ¿cura? (cachondo consagrado), ¿contador? (cicatero con
consentimiento), ¿canciller? (con carácter corrupto, cínico, convence comunidad
con cuentos cañeros), ¿cuentista? (cobarde componiendo cuentos con ce),
¿consejero? (corrector, crítico, curtido con canas)… cualquiera… ¡Caray!
¡Carambolas! ¡Cáspita! ¡Carachas! ¡Carajo!
Consternadísimo, camina cabizbajo. Colapsa.
Concluye cruelmente contrato cósmico… consumiendo cianuro. Cementerio Central,
Catacumba cuatrocientos.
Cuento continuará… (Casualmente, Carlota
carga cigoto).