sábado, 20 de abril de 2013

Minicuento 53



De los usos  con una sola letra      

 

                                                                                     



Cuento con c

Carlos López

Carmiña camellaba como cualquiera —clarifico concepto “cualquiera”: casquivana, canina confianzuda, callejera—. Caminaba calles capitalinas contoneando caderas, cazando clientes. Cabello castaño claro, cuerpo con curvas, cara coloreada con cuantioso carmesí, corsé con cintas colgantes, cinturón cuero culebra, calzado cuero cocodrilo, carterón corroído. Ceño cansado, cadencioso caminar… ¡completamente concupiscente!
Caminando, cazó cliente corpulento con carro (Citroën), camisa carísima (con cocodrilito), corbata (Capezio), calzado (Corona) con colores clásicos, calcetines (Cordani), cumbamba con candado, colonia (Cartier). Cliente con casamiento consumido, con complicaciones caseras, consuetudinariamente compraba cariño callejero. Cliente cuestiona: “¿Cuánto?”. Carmiña calcula: carro, corbata, categoría, capital considerable… “Cincuenta” —comenta—. Cliente consulta cartera, cuenta capital con cuidado, cara codiciosa, comercia: “Cuarenta… comprenda: crisis, consumos caseros”. Carmiña consistente, canta: “Cincuenta”… cliente cede: “¡Camine!”.
Cliente conduce. Ciudad capital: centros comerciales, clubes, cantinas… consigue coronar centro: carrera catorce con cuarta, cuchitril currambero, canciones conocidas. Comparten coñac, Carmiña con calma, consume colilla. Conversan cosas caseras, contexto citadino... Comentan condiciones contrato: coito corto, cero cóleras, cero cachiporrazos, cero cocaína, compensación cumpliendo complacencias. Cliente consulta constantemente cronómetro… ¿Cuándo comenzamos, cuchi-cuchi?
 Cuarto con cenefas cursis, cortinas cochinas, claraboyas curiosas con claroscuros, cuadros convencionales, catre colosal. Cliente consume cápsulas catapultadoras: cauteloso, colócase condón. Carmiña competente, con certeza, comienza con caricias calentadoras, cabalga cliente —¡cliente contentísimo!—. Cumpliendo cabalmente con contrato, compone Camasutra completo: carretilla, cuna, cabalgata, columpio, cucharita… ¡cuánta cochinada conocida! Cliente campante: cúspide, cumbre, cima, caudal, cascada, cataclismo, culminación, clímax… cansancio. Convulso, ciertamente complacido, cancela Carmiña cien. Cada cual comienza confianzudamente colocándose cucos, calzoncillos, calcetines, camisa, corbata, calzado, cartera, cinturón… Cliente: carro, Carmiña: calle.
¡Catástrofe, compañeros!: condón construido Corea con cero calidad, con cráter contraproducente, capullo con cavidad causa concepción casual. Carmiña concibe criatura. Como condenada, comienza calvario con crianza. Colérica, crispada, contrariada, cede criatura. Comadrona cría Calixto con cariño. Calixto con cutis claro, cabello castaño consonante con cabello Carmiña. Crece: cuatro, cinco. Cuando cinco, cursa colegio. Cotidianidades colegiales: cuadernos, crayones, columpios, cuentos, colombinas… colegial concentrado, comprensivo, colega carismático, colaborador con cada compañero.

Cuando cuenta con catorce, conoce Carlota: cuarentona cuidadosamente conservada, ciclista compulsiva, cero cigarrillo, cabello con canas coloreadas, cuerpo celestial comparado con culicagadas. Cuarenta calendarios, calurosos, calientes, ¡candentes! Cuchibarbie coquetona conoció crecimiento Calixto, codició cuerpo, cara, castidad. Cazadora curtida, comienza conquista con comentarios cochinitos, con cuentos calientes, con condiciones cubiertas… Calixto, cándido, come carnada. Comparten cópula. Consumada circunstancia carnal, Carlota confiesa con culpabilidad: “Calixto, conocí Carmiña… ¡compartimos como compañeras!… ¡compinches!”. Calixto consternado: “¿Cómo? Carmiña casquivana, callejera, cuquifloja, culipronta…”. Confundido, consulta clarividente. Cassandra, concentrada, consulta canica cristal: “¡Calamidad celestial! —comenta—: confirmado, concebido casualmente”. Calixto con congoja, considérase cucaracha canequera. Clama confundido, contemplando cielo: ¡Cómo! ¿cómo?, ¡concebido con cliente! ¿Cuál?… ¿constructor? (corroncho con caminado cursi), ¿carnicero? (caricortado con cuchillo), ¿conductor? (cretino con certificado). ¿cura? (cachondo consagrado), ¿contador? (cicatero con consentimiento), ¿canciller? (con carácter corrupto, cínico, convence comunidad con cuentos cañeros), ¿cuentista? (cobarde componiendo cuentos con ce), ¿consejero? (corrector, crítico, curtido con canas)… cualquiera… ¡Caray! ¡Carambolas! ¡Cáspita! ¡Carachas! ¡Carajo!
   Consternadísimo, camina cabizbajo. Colapsa. Concluye cruelmente contrato cósmico… consumiendo cianuro. Cementerio Central, Catacumba cuatrocientos.
   Cuento continuará… (Casualmente, Carlota carga cigoto).