Piedad Bonnett comentó entonces con una bonita manera al decir que la biblioteca pública se convierte en un espacio de encuentro como de hallazgos con vínculos de amistad como de soledad compartida en muchos casos
Piedad Bonnett, muy
segura y confiada se ubicó en la mesa, frente a un auditorio lleno de
expectante público. Se acomodó mirando a sus lectores como a Paula Castellanos,
menuda y grácil toda vestida de negro, la promotora de la Biblioteca Virgilio
Barco, que después de la bienvenida y los aplausos de rigor del público, hizo
una brevísima pero sustanciosa presentación de la trayectoria de la poeta y
escritora colombiana invitada a El
encuentro con el Autor,un programa semestral que se mantiene vivo.
Piedad comentó entonces
con una bonita manera al decir que la biblioteca pública se
convierte en un espacio de encuentro como de hallazgos con vínculos de amistad
como de soledad compartida en muchos casos. Y que ese espacio público, de
encuentros de lectores con más lectores, hay que apreciarlo con muchas más
visitas frecuentes; y sobre todo con más
libros y libros y espacios de arte y de lúdica. Donde lo denominado público sea para fortalecerlo más, de aspiraciones más
amplias de formación ciudadana y de democracia permanente.
Y entramos en materia
literaria.
Paula introdujo el tema que
uno de los programas permanentes que ofrece la biblioteca pública a los usuarios,
son los talleres literarios, recordando que allí en la biblioteca se dicta un taller de
poesía, preguntándole cómo era su modo de creación poética. Piedad contó sus
miedos, que no son otros que sus palabras sean cursis, o que fácilmente
se deslicen por el campo del kistch. Lo mismo que se repita. Siempre busca una forma nueva, la búsqueda del tono del
poema, pues cada libro se lo plantea como una indagación poética sobre lo
cotidiano de la existencia, y hallar en el mundo de la realidad, alguna
iluminación sobre el ámbito humano, que a todos nos toca. Además, como ha
escrito dramaturgia, tiene en este formato de expresión, la colaboración
colectiva donde el grupo de actores, ayuda notablemente a la puesta en escena
del material dramatúrgico, pues allí, el autor, es apenas un inicio de lo que
constituye una obra de teatro total. Ha trabajado con la planta del Teatro Libre de Bogotá, en llave con el director
Ricardo Camacho, en varias obras. Y actualmente una obra suya sobre el submundo
de las cárceles se está presentando. Y reafirmó, en cierto tono reflexivo, que en su larga
trayectoria de profesora y escritora siempre la asaltaba alguna inseguridad
pero que ésta misma la obligaba a observar esa realidad del mundo, para
arrancarle una respuesta, o alguna verdad. Recomendó a los potenciales poetas,
muchos asistentes presentes en el encuentro, que huyan del lugar común, de lo
ya dicho. El poeta siempre debe hallar el poema que está ahí a la espera de que él lo descubra. Y leyó poemas como el siguiente:
SIN NOVEDAD EN EL FRENTE
En esta misma hora
Cecilio estaría sangrando la
vaca:
le diría “quieta” con su voz
nocturna.
Y Antonio, en esta misma hora,
escribiría
con su letra patoja, “recibido”.
¿Qué haría Luis? Quizá le
ayudaría
a su hermano menor a hacer sumas
y restas,
quizá se despidiera de su madre
pasándole la mano por el pelo.
(Cecilio, Antonio, Luis,
nombres conjeturales
para rostros nacidos de otros
rostros)
Cecilio es negro como el faldón
con flores de su madre.
Antonio tiene acné y sufre los
sábados
cuando va a un baile y ve a una
muchacha hermosa.
Luis es largo y amable y
virgen todavía.
En esta misma hora,
uno mira hacia el sur, donde su
hermana
ha encendido una vela. Un
gallinazo
picotea su frente. El otro
parece que estuviera cantando,
tan abierta
tiene la boca a tan temprana
hora. La misma
en que el tercero,
(largo y amable y virgen todavía)
parece que durmiera
con una flor de sangre
sobre el sexo.
Sobre su pecho hay un
escapulario.
Todo en el monte calla.
Ya alguien vendrá por ellos.
Después de la lectura de más poemas, Paula
pasó a preguntar, obligadamente cuando el dolor como fuente de inspiración en muchos escritores ha producido obras
memorables. Piedad Bonnett está atravesando este trance como madre,
sacudida su existencia, porque una cosa es que la muerte llegue naturalmente;
así nos llegue muy tarde. Pero autodeterminar sobre la propia vida siempre va a
hacer motivo preocupante de escándalo. En el caso
particular de la escritora, esta circunstancia trágica, la manejó como se debe
a la sensibilidad de una poeta, que está plasmada en su libro testimonial Lo queno tiene nombre pues, su hijo Daniel, se suicidó y es una
verdadera tragedia en el corazón de una familia, y ella tiene una ventaja, técnica digo, de poder expresarlo y hacer catarsis
creativa con esa circunstancia dramáticamente dolorosa, que Paula subrayó, en su papel de intelectual
cuando frente a la sociedad se convierte como en una especie de guía o de señalar malestares existenciales y sociales.
La escritora fundamentó su dolor- hubo
instantes que la poeta podía estallar en llanto- pero supo controlar la emotividad
para leernos apartes muy dramáticos de su libro testimonial e ilustrarnos la breve vida
de su hijo que padecía una enfermedad mental como es la esquizofrenia.
Y después Paula dio espacio para que el público cautivo hiciera sus preguntas. Y abrí mi pregunta, recordándole a la poeta que sus inicios empezó como todos los escritores que en el mundo han sido, escribiendo cuentos; además, ella afirmó en un evento parecido en la otra biblioteca pública Luis Ángel Arango, que nunca escribiría, por ejemplo, una novela negra, al afirmarle que la tragedia de su hijo tiene el esquema de una novela negra, pues existe una víctima, y hay que buscar un victimario; la enfermedad mental como es la esquizofrenia; además con toda la carga clínica y social, la indiferencia profesional con una droga especial que se aplicó su hijo para supuestamente curarse un acné juvenil, se volvió el disparador de su enfermedad. Piedad respondió que el cuento es un género muy exigente, y quería escribir como pequeñas obras maestras perfectas pero que le tomaba mucho tiempo, por eso abandonó el género. Se reafirmó en su decisión de no escribir novela negra, porque además, se le hacía exclusiva del ámbito enteramente masculino.
Y después Paula dio espacio para que el público cautivo hiciera sus preguntas. Y abrí mi pregunta, recordándole a la poeta que sus inicios empezó como todos los escritores que en el mundo han sido, escribiendo cuentos; además, ella afirmó en un evento parecido en la otra biblioteca pública Luis Ángel Arango, que nunca escribiría, por ejemplo, una novela negra, al afirmarle que la tragedia de su hijo tiene el esquema de una novela negra, pues existe una víctima, y hay que buscar un victimario; la enfermedad mental como es la esquizofrenia; además con toda la carga clínica y social, la indiferencia profesional con una droga especial que se aplicó su hijo para supuestamente curarse un acné juvenil, se volvió el disparador de su enfermedad. Piedad respondió que el cuento es un género muy exigente, y quería escribir como pequeñas obras maestras perfectas pero que le tomaba mucho tiempo, por eso abandonó el género. Se reafirmó en su decisión de no escribir novela negra, porque además, se le hacía exclusiva del ámbito enteramente masculino.
Después de una cascada larga y sostenida
de aplausos como despedida, Paula agradeció su presencia y al público su asistencia.
El evento se difundió como prueba piloto
gracias a la ayuda técnica de Johana Gallego se logró realizar un twitcam que se trasmitió para el resto de sedes
de la Red Capital de Bibliotecas Públicas.
Quienes se hayan conectado con el hashtag abrán
podido recibir la señal del evento.