Gabo que estás en los cielos
El Ayuntamiento concederá a García Márquez la Medalla d'Or de la ciudad
Gabriel García Márquez residió en Barcelona donde escribió El otoño del patriarca/lavanguardia.com |
Probablemente no habrá que esperar todo un lustro para que Barcelona dedique un espacio público al premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez,
fallecido el pasado Jueves Santo. A la vuelta de las minivacaciones de
Semana Santa, el alcalde Xavier Trias, tras consultar con sus tenientes
de alcalde y, especialmente, con el responsable del área de Cultura y de
la ponencia del nomenclátor, Jaume Ciurana, decidió iniciar los
trámites para que el pleno municipal conceda al escritor colombiano la
Medalla d'Or de la ciudad. Esta distinción abre la puerta a que Gabo, un autor estrechamente vinculado a una ciudad en la que residió durante varios años y
en la que escribió parte de su obra, dé nombre a una calle, plaza o
jardín de Barcelona sin necesidad de que tengan que pasar los cinco años
desde su muerte que establece la normativa municipal.
Trias anunció ayer su decisión durante la lectura del pregón de Sant Jordi en el Saló de Cent, que este año corrió a cargo de la escritora Donna Leon. La concesión de la Medalla d'Or -un galardón que sorprendentemente no le fue concedido a García Márquez en vida- agiliza los trámites para que el autor de Cien años de soledad sea homenajeado también con un espacio público. Sin embargo, como ya ha sucedido con personajes tan ilustres como el pintor Salvador Dalí, encontrar un lugar adecuado donde honrar su memoria no resulta nada fácil. Barcelona, a diferencia de Madrid -veinticuatro horas antes el Ayuntamiento de la capital de España ya había anunciado que dedicará una calle a García Márquez-, es una ciudad con poca urbanización nueva, que no fabrica calles fácilmente. Además, la lista de espera del nomenclátor -los nombres aprobados por la ponencia a partir de las propuestas llegadas por diferentes vías son elevados después al alcalde- es amplísima. Al citado ejemplo ejemplo de Salvador Dalí, fallecido ya hace 25 años -en el 2003 se dijo que se le dedicaría una plaza sobre la estación del AVE de la Sagrera-, hay que sumar otros tan diversos como el del papa Juan Pablo II o el que fue dirigente de ERC Heribert Barrera.
Fuentes municipales señalaron ayer que lo más idóneo sería dedicar un espacio al escritor en Sarrià, dada su vinculación con este barrio. Sin embargo, se descarta una opción, la del cambio de la denominación de la calle Caponata -donde vivió Gabriel García Márquez-, que suele causar muchas complicaciones administrativas y, muchas veces. el rechazo de los propios vecinos, que de un día para el otro pasan de residir en un domicilio a tener otra dirección postal sin haberse movido de casa.
Otra opción que se plantea es la de poner el nombre de Gabriel García Márquez a alguna biblioteca de la red pública, tal y como solicitó ayer el grupo municipal socialista, que ha presentado un ruego en la comisión de Cultura. El gobierno de la ciudad también ha pensado en esta solución, aunque tampoco en este caso los buenos deseos son fácilmente realizables. Habría que esperar al próximo mandato y a la construcción de una nueva biblioteca de barrio que amplíe un sistema que ya cuenta en la actualidad con 40 equipamientos de muy buen nivel.
Una medida que sí podría adoptarse en un periodo más breve de tiempo es el de la señalización de los escenarios de Barcelona vinculados con la biografía de García Márquez. Por ejemplo, el edificio de la calle Caponata o el de República Argentina.
Hoy en día, ni una triste placa ni una lápida deja constancia de que en esas casas vivió uno de los grandes escritores del siglo XX. El teniente de alcalde de Cultura, Jaume Ciurana, precisó a La Vanguardia que las propuestas en este sentido deberán ser aprobadas por la comisión de la Memoria Histórica de Barcelona, aunque dio por hecho que no habrá inconveniente en colocar las correspondientes placas.
Trias anunció ayer su decisión durante la lectura del pregón de Sant Jordi en el Saló de Cent, que este año corrió a cargo de la escritora Donna Leon. La concesión de la Medalla d'Or -un galardón que sorprendentemente no le fue concedido a García Márquez en vida- agiliza los trámites para que el autor de Cien años de soledad sea homenajeado también con un espacio público. Sin embargo, como ya ha sucedido con personajes tan ilustres como el pintor Salvador Dalí, encontrar un lugar adecuado donde honrar su memoria no resulta nada fácil. Barcelona, a diferencia de Madrid -veinticuatro horas antes el Ayuntamiento de la capital de España ya había anunciado que dedicará una calle a García Márquez-, es una ciudad con poca urbanización nueva, que no fabrica calles fácilmente. Además, la lista de espera del nomenclátor -los nombres aprobados por la ponencia a partir de las propuestas llegadas por diferentes vías son elevados después al alcalde- es amplísima. Al citado ejemplo ejemplo de Salvador Dalí, fallecido ya hace 25 años -en el 2003 se dijo que se le dedicaría una plaza sobre la estación del AVE de la Sagrera-, hay que sumar otros tan diversos como el del papa Juan Pablo II o el que fue dirigente de ERC Heribert Barrera.
Fuentes municipales señalaron ayer que lo más idóneo sería dedicar un espacio al escritor en Sarrià, dada su vinculación con este barrio. Sin embargo, se descarta una opción, la del cambio de la denominación de la calle Caponata -donde vivió Gabriel García Márquez-, que suele causar muchas complicaciones administrativas y, muchas veces. el rechazo de los propios vecinos, que de un día para el otro pasan de residir en un domicilio a tener otra dirección postal sin haberse movido de casa.
Otra opción que se plantea es la de poner el nombre de Gabriel García Márquez a alguna biblioteca de la red pública, tal y como solicitó ayer el grupo municipal socialista, que ha presentado un ruego en la comisión de Cultura. El gobierno de la ciudad también ha pensado en esta solución, aunque tampoco en este caso los buenos deseos son fácilmente realizables. Habría que esperar al próximo mandato y a la construcción de una nueva biblioteca de barrio que amplíe un sistema que ya cuenta en la actualidad con 40 equipamientos de muy buen nivel.
Una medida que sí podría adoptarse en un periodo más breve de tiempo es el de la señalización de los escenarios de Barcelona vinculados con la biografía de García Márquez. Por ejemplo, el edificio de la calle Caponata o el de República Argentina.
Hoy en día, ni una triste placa ni una lápida deja constancia de que en esas casas vivió uno de los grandes escritores del siglo XX. El teniente de alcalde de Cultura, Jaume Ciurana, precisó a La Vanguardia que las propuestas en este sentido deberán ser aprobadas por la comisión de la Memoria Histórica de Barcelona, aunque dio por hecho que no habrá inconveniente en colocar las correspondientes placas.