Las lecciones de estrategia del famoso productor de metanfetaminas y la viralización del político como villano
Jesse Pinkman y el doctor Walter White, alias Heinsenberg, líderes de estrategía comercial./revista Ñ |
Breaking Bad
Empresarios en un delito con futuro
La
deformación profesional es una epidemia que sufren casi siempre los
hijos de los psicoanalistas. Es la mirada viciada de un especialista que
sólo puede ver e interpretar el mundo desde su perspectiva laboral. La
mayoría de las veces, sean psicólogos, contadores o periodistas, es un
acto fútil en sí mismo y exasperante para el que escucha. Pero en pocas y
muy curiosas ocasiones se transforma en excepción que confirma la
regla. Porque deformación profesional es lo que atacó a Alba Beatriz
Pérez Romero cuando miraba –igual que millones de personas en todo el
mundo– Breaking Bad , la serie a la que Stephen King, por
ejemplo, calificó como “la mejor de la Historia”. Esta abogada
especializada en Administración de Empresas y estrategias de liderazgo,
empezó a tomar notas a medida que el negocio de metanfetamina de Walter
White crecía, se desmoronaba y volvía a surgir de... sus cristales.
Entre la cuarta y la quinta temporada, veía en la historia de ese
desesperado profesor de química un compendio de lecciones de estrategia.
Por eso ahora se dispone a dictar un curso –dos clases de tres horas en
Fénix Proyectos– en el que analiza las decisiones de los protagonistas,
para extraer un aprendizaje que se pueda aplicar en el mundo de los
negocios. El curso –que prescinde del detalle del delito y de qué se
trata, en toda la línea, de una economía criminal–, se llama: “El modelo
Breaking Bad: Lecciones de estrategia, liderazgo y negociación”.
En
este ciclo de dos encuentros te proponemos analizar la serie, sus
guiones, personajes y escenas, desde una perspectiva empresarial. Qué
lecciones de estrategia, liderazgo y negociación nos brindan Walter
White y Jesse? ¿Cómo habrían redactado su visión y su plan de negocio?”,
anticipa Pérez Romero vía mail.
Luego, describe el escenario
que mueve la serie, como si fuera un mercado de clavos, desde el popular
análisis FODA identifica fortalezas, debilidades, oportunidades y
amenazas. “Hay un nicho de mercado para la metanfetamina de alta calidad
que no está siendo producida. La oportunidad está dada por la
incompetencia de la DEA para lograr detener este proceso”, explica ahora
la experta por teléfono, en diálogo con este teleadicto.
Ve el
vaso medio lleno, le importa menos que entre las decisiones del
protagonista se cuenta la de aniquilar y hacer desaparecer enemigos que
el análisis aséptico de su liderazgo. “Toma decisiones, es resolutivo
(como con Jane). Obtiene ventajas patrimoniales indiscutidas pero inflama
a sus contrapartes. Del resentimiento y la humillación a la soberbia.
El liderazgo lo tiene solamente como Heisenberg”, su nombre de guerra,
su marca y logo, apunta.
Hay que reconocer que para un fan
, para cualquiera que haya visto las cinco temporadas o esté en eso,
es divertido repasar la conducta de los personajes. A Pérez Romero
también se le escapan consideraciones de fanática. “Skyler no es un
personaje querible. Es más bien cínica, aunque se la pueda comprender”,
dice. Ve en la mujer de Walter White a una líder en situaciones que
requieren análisis racional previo a la toma de decisiones y que en
cambio, “en circunstancias extremas se paraliza”. El liderazgo del
agente de la DEA y cuñado de Walter, Hank Schrader, está basado en sus
valores, relata. “Más triste es comprobar que teóricamente tanto en Breaking Bad
como en el mundo real la excelencia –la búsqueda de la calidad para
resguardar la permanencia en el mercado– no es en sí misma una
herramienta sustentable”.
En el pasado, reflejo de editores, hubo libros sobre la filosofía de series como Lost y de Doctor House
. El resultado fue bastante penoso. ¿Quién los compraba? Imposible
saberlo. Pérez Romero, en cambio, que tiene experiencia como docente,
señala que sus alumnas –tal vez por el horario– suelen ser mujeres. Esta
vez, sin embargo, la mayoría de los inscriptos son hombres. Quizás,
alguno de ellos imite a Walter White y construya un imperio. En
Albuquerque, hogar de la familia White, Bill Gates –sin la ayuda de
Pérez Romero– creó Microsoft, otro emporio.
Arte Poplítico
Los PoliVillanos
Sarah Palin, la líder del Tea Party como Cruella De Vil; Hilary Clinton
como la reina de Blancanieves; el ex presidente francés Nicolás Sarkozy
como Jafar, el villano de Aladino; el dictador norcoreano Kim Jong-un
como la reina de corazones de Alicia. En pocas horas esas imágenes
dieron la vuelta al mundo. Se viralizaron. Tienen la dosis de ironía y
humor y la capacidad de síntesis que reclaman las redes sociales. Pero
poco se sabe de él (o ella), el artista. Sólo que se hace llamar Saint
Oax (San fraude) y que nació y vive en algún país de Oriente Medio. Pero
afortunadamente contesta preguntas (de Ñ, al menos): “Me decidí a
ilustrar a los políticos como los villanos de Disney, porque quería
dibujar un puente entre una fantasía oscura de la infancia y una
realidad aún más oscura. Los políticos quieren arruinar nuestro vivieron felices para siempre
”. Dice que recibió amenazas de muerte después de su primera serie “War
Drags You Out” en el que Hitler, Benedicto XVI, W. Bush, Obama y Bin
Laden, entre otros, aparecían travestidos. Y que por su nueva serie le
prohíben la entrada a Turquía. Define su obra –que reproduce y vende–
como una mezcla de arte pop y político al que denominan arte Poplítico
. “La política inspira a la popular y viceversa, por eso decidí
combinar las dos disciplinas para crear un resultado satírico pero
revolucionario. Me gusta creer que mi arte motiva de alguna manera a
hacer un cambio”, sostiene. En su galería también hay presidentes
latinoamericanos como una versión de Enrique Peña Nieto como Gustavo, el
matón que persigue a Bella y otra de Nicolás Maduro como el capitán
Garfio. Todavía no se animó con políticos argentinos. Igual pregunta:
“¿Debería?”