Un 20 de mayo es asaltado el banco secreto de dinero negro de unos empresarios chinos, camuflado en una tienda de ropa al por mayor, en la calle de Trafalgar en Barcelona. Dos días después, aparece la cabeza de una mujer en el techo de un vehículo
Andre Martín, autor de Sociedad negra, está indignado por elestado de cosas de su país, España./elpais.com/elemental |
Parece una máscara de carnaval. El resto del cuerpo está oculto bajo
otro coche y es descubierto cuando el conductor arranca. Los Mossos d’Esquadra creen que se trata de una banda latina; el
veterano inspector Diego Cañas, del Cuerpo Nacional de Policía, está convencido
de que es un caso de chinos. Así empieza Sociedad
Negra (RBA y en La Magrana en catalán), la novela con la que Andreu Martín
ganó el Premio Crímenes de Tinta que concede anualmente el Departamento de
Interior de Cataluña.
“Aunque
hable de las mafias chinas o de la Mara Salvatrucha Sociedad negra nace de la indignación. Soy un indignado que quizá no
tiene derecho a indignarse porque las cosas no me van mal. Pero estoy indignado
con los políticos, con la corrupción, con
el montaje social que ya no controlamos. Tenemos que aprender a vivir de
otra manera, pero no sé si hay tiempo y creo que a este paso me convertiré en
un viejo gruñón”.
Hace ya
tiempo que Andreu Martín está furioso. Dice que hay cosas con las que no puede.
“Uno hace una tropelía y le dan un cargo en Telefónica. Los grandes chorizos
marcan el territorio. A Bárcenas no le pasará nada. A ver si lo aprendemos de
una vez. En 2008 nos declararon la guerra y la hemos perdido”.
¿Existen las
tríadas en Barcelona? “Oficialmente, no.
No hay ninguna sentencia judicial contra un ciudadano chino en Barcelona. En
general, no preocupan demasiado a las autoridades, porque no dan problemas, todo
lo hacen entre ello aunque el caso Gao Ping es revelador. Todo sale de mi
calenturienta imaginación a partir de esa pregunta. Si hay tríadas en París,
Londres o Amsterdam, ¿por qué no las hay
en Barcelona?”.
Se habla
desde hace tiempo en Cataluña de las mafias chinas, de la velocidad con que
abren negocios, de que hacen largas jornadas de trabajo, explotados por
compatriotas, de extorsión, juego y prostitución. “Se habla mucho, pero hay
hechos reales: al puerto de Barcelona llegan 5.000 contenedores cada día, dos
millones al año. Ese es mucho movimiento”. “La novela negra define la sociedad
y eso es lo que he tratado de hacer”.
En algunos
momentos, Sociedad negra parece una
crónica periodística. Andreu Martín (Barcelona, 1948) explica que se ha
documentado muchísimo sobre las mafias chinas y también sobre las bandas
latinas, otro de los ejes de la novela, aunque los Mossos las denominan Nuevos
Grupos Juveniles Organizados y Violentos. “Hay mucha prevención contra el
racismo y en esto los Mossos son muy rigurosos”.
Sociedad negra tiene dos personajes protagonistas,
el inspector Diego Cañas y su confidente Liang, un chino-catalán, aunque tiene
tres voces narrativas. “El narrador que nos da la visión de Cañas, un narrador
omnisciente que lo sabe todo y Liang, que habla en primera persona”. Desde ese punto central que es el atraco al
banco secreto chino la novela avanza y retrocede pero como en círculos
concéntricos, en los que aparecen la visión de los hechos de Cañas, de Liang, de
los Mossos y de la Policía Nacional y el lector se ve atrapado en un saludable
vértigo.
“Esta
estructura responde a una estrategia: no empiezo a escribir hasta saberme de
memoria la novela. Lo he hecho con esta que no llega las 300 páginas y lo hice
con Cabaret Pompeya, de 600. Cuando ya me sé la historia, decido cómo la
planteo. Si lo hubiera hecho por orden cronológica hubiera sido aburrida y le
faltaría pasión”.
Un policía veterano y con problemas
Cañas lleva
más de 30 años en la policía nacional y tiene una vida personal muy complicada.
Su hija de 15 años, “salvaje e insubordinada”, se fuga de casa y su mujer está
al borde del ataque de nervios. Sufre la
doble presión de su mujer y de sus jefes, estos presionados al mismo tiempo por
los políticos. En este aspecto, Sociedad negra recuerda las mejores novelas de Andreu Martín, Prótesis, Por amor al arte,
El día menos pensado o, entre otras, Aprende y calla, en las que la enorme
presión que sufren en ocasiones los ciudadanos provoca estallidos brutales de violencia.
Liang es muy
diferente a Cañas. “Reconozco que es el personaje mimado de la novela. Es un
chino catalán con más vocación de chino que de catalán. En realidad, se llama
Juan Fernández, nació en Hong Kong y es hijo de un español y una china. Quiere
practicar el budismo zen que ha leído en los libros y resulta poco ortodoxo”.
Es un chivato que se cree importante. Se convence de que lo que hace es por el
bien de los chinos explotados y extorsionados. No quiere enamorarse de la
fascinante Pei Lan, pero se enamora, no quiere tener apego al futuro ni al
dinero, pero…
Andreu
Martín recupera sus mejores ingredientes, violencia, sexo, corrupción. Y, lo
más importante, una intriga muy verosímil. Narra muy bien el mundo de los
delincuentes, de los policías, de los Mossos, de los jueces y de los políticos.