Para lectores e investigadores
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Un manuscrito de ciencia medieval del siglo XIV
amarrado a una cadena de hierro, un incunable de santo Tomás de Aquino
de 1476, un ejemplar de la Enciclopedia de las ciencias, las artes y los oficios ( L'Encyclopédie ), de Diderot y D'Alembert, de 1731, y dos del Vocabulario de la lengua guaraní
, de la imprenta jesuítica de 1722: éstos son algunos de los
valiosísimos libros que integran el fondo antiguo de la Biblioteca
Nacional. Todos se conservan en vitrinas en la Sala del Tesoro, donde
pueden acceder investigadores acreditados.
Allí, sobre un escritorio de madera que forma parte del
mobiliario original de la primera sede de la biblioteca, en la calle
Moreno, se despliega la colección más importante de ex libris de América Latina. Según contó a adncultura
María Etchepareborda, directora de la sala, las más de veinte mil
piezas donadas por María Magdalena Otamendi de Olaciregui están en
proceso de estudio en la actualidad. "Toda la biblioteca es un tesoro en
sí mismo, más allá de los ejemplares que se conservan en el Tesoro
-dice la bibliotecaria-. Así como cada libro habla de su época, el
acervo refleja la historia del país."
En otras bibliotecas públicas, como la del Congreso de
la Nación, la del Maestro (del Ministerio de Educación) y Circe (de la
ciudad de Buenos Aires), también existen volúmenes de características
únicas, por su antigüedad o valor simbólico: primeras ediciones, libros
con anotaciones de personajes célebres o con dedicatorias personales,
colecciones completas sobre temáticas específicas y bibliotecas
privadas.
Lamentablemente, en muchos casos, estos fondos
bibliográficos son poco conocidos por la población general. Aunque por
estos días la mayoría de las entidades públicas y privadas tiene
catálogos que se pueden consultar online , son escasas las
páginas web institucionales que ofrecen información detallada. Para
encontrar un título es necesario contar con datos puntuales. De lo
contrario, la búsqueda puede resultar infructuosa.
Con el objetivo de promover los estudios bibliográficos
de los archivos históricos y difundir estos patrimonios culturales, la
Biblioteca Nacional creó en 2009 el Programa de Formación del Libro
Antiguo, antecedente de las dos ediciones del Encuentro Nacional de
Instituciones con Fondos Antiguos y Raros, que tuvieron lugar en 2011 y
2013. Este año participaron, entre otros, representantes de las
bibliotecas públicas mencionadas, de universidades públicas y privadas y
de museos. Durante cuatro jornadas, más de doscientas personas (en su
mayoría, bibliotecarios, historiadores, conservadores, libreros y
profesionales del sector) compartieron información sobre los bienes
patrimoniales y analizaron estrategias vinculadas con los procesos de
seguridad, conservación y digitalización, entre otras cuestiones. Hubo
expositores de Francia, Italia, Portugal, Brasil, México, Chile y Perú.
El encuentro, organizado por el Catálogo Nacional Unificado (registro
colectivo de libros y facsímiles anteriores a 1800 existentes en el
país) del Programa Nacional de Bibliografía Colonial dependiente de la
Dirección de Cultura de la BN, fue declarado de interés cultural por la
Unesco.
Entre los casos nacionales relevantes que se expusieron
en las jornadas se destacan los fondos históricos del convento San
Francisco de Buenos Aires, los de la Universidad Nacional de Córdoba y
los libros guaraníes conservados en el Tesoro de la Biblioteca
Nacional.Fechados en 1722, estos volúmenes fueron impresos por la
imprenta móvil jesuítica. "Son dos ejemplares pertenecientes a la
primera imprenta de la región. Uno fue donado por Bartolomé Mitre
-explicó Analía Fernández Rojo, coordinadora del CNU-. Son piezas muy
raras y hay pocas en el país: una en la provincia de Misiones y tres en
la biblioteca del Colegio del Salvador."
Por su parte, el convento franciscano de Buenos Aires
-cuya biblioteca requiere autorización especial para visitas y
consultas- posee un importante fondo documental de aproximadamente
18.000 volúmenes entre libros, folletos, periódicos y partituras.
"Realizamos un estudio exhaustivo de cada ejemplar, desde la
preservación y la conservación hasta el análisis de los manuscritos que
se encuentran en las guardas del libro -aclaró la bibliotecaria Patricia
Russo-. La biblioteca histórica no lo es sólo por tener volúmenes
antiguos y raros, sino también por todos aquellos detalles que hacen a
la historia franciscana y del país."
Incunables en Buenos Aires y Córdoba
La Biblioteca Nacional y la de la Universidad Nacional
de Córdoba poseen alrededor de veinte y treinta incunables,
respectivamente. Son libros impresos entre 1455 y el 31 de diciembre de
1500, durante el primer siglo de la imprenta, según explicó el profesor
Roberto Casazza, coordinador del Programa Nacional de Bibliografía
Colonial de la Biblioteca Nacional, institución que atesora, entre
otros, los títulos mencionados al comienzo de la nota.
La Sala del Tesoro o de Investigadores, creada en
septiembre de 1932, lleva el nombre de Paul Groussac, en homenaje a uno
de los directores, que estuvo 44 años al frente de la Biblioteca
Nacional. El acervo (más de 21.000 obras monográficas y cerca de 800
publicaciones periódicas) está constituido por el fondo primitivo
reunido en la etapa de su fundación en 1810, más importantes donaciones
del siglo XIX y XX. Entre ellas, figuran las de Amancio Alcorta,
Ezequiel Leguina, Pedro Denegri, Alfredo Santamarina y Mariano Balcarce,
además de importantes adquisiciones como la biblioteca de Raymond
Foulché-Delbosc, con manuscritos medievales e impresos raros. Su acceso
está habilitado para investigadores, pero es posible consultar una
selección de mil títulos del Tesoro en el sitio www.bn.gov.ar
La Biblioteca Mayor de la UNC es heredera de la
Librería Mayor jesuítica. Su historia se remonta al año 1613, cuando
sacerdotes de la Compañía de Jesús fundaron el Colegio Máximo. Con sede
en el Museo Histórico de la Universidad, es de acceso público desde
1818, por decreto del entonces gobernador de la provincia, Manuel
Antonio de Castro. Está dirigida por la licenciada Rosa M. Bestani.
Allí pueden apreciarse el incunable Scriptum Sancti Thomae de Aquino super primum sententiarum , de santo Tomás de Aquino, impreso en 1486; y Genealogiae deorum , de Giovanni Boccaccio, de 1495, entre otros libros antiguos. También está El contrato social
, de Jean-Jacques Rousseau, traducido al español por Mariano Moreno; un
manuscrito de la conferencia en Córdoba del poeta nicaragüense Rubén
Darío de 1896, y una edición de L'Encyclopédie , de Diderot y D'Alembert.
A pedido de adncultura , Graciela Galli, jefa
del departamento de Servicios al Público de la Biblioteca Mayor,
seleccionó los siguientes incunables entre los 2600 volúmenes que
integran el fondo histórico para citar a modo de ejemplo:
- Biblia integrata summata: impresa en Basilea el 27 de junio de 1491 por Johann Froben, uno de los más reconocidos impresores de incunables. Es la primera Biblia en formato menor; no está todavía dividida en versículos, como la de los siglos posteriores. Se caracteriza por contar con una de sus letras capitales bellamente decorada, y otras iluminadas en forma más simple, trabajo que realizaban a mano los expertos miniaturistas una vez que el libro estaba impreso.
- Textus sententiarum , por Pedro Lombardo: impreso en Basilea en 1486 por N. Kesler. Los cuatro libros de las sentencias fueron escritos entre 1152 y 1153. Cuando en la Universidad Nacional de Córdoba se laureaba a un estudioso con el título de doctor en Teología, se acostumbraba regalarle una Biblia y un ejemplar de las Sentencias . Tiene letras capitales iluminadas en azul y rojo y otras sólo en rojo; encuadernación en pergamino claro.
- Quaestiones quodlibetales , por John Duns Scotus: Venecia, 7 de octubre de 1477. En este incunable se observa la intención del impresor de asemejar el libro lo más posible a un códice medieval. Se utilizaron tipos góticos de trazos gruesos y apretada caligrafía. Armoniosas letras capitales iluminadas en rojo y azul. La encuadernación está hecha en pergamino de color amarillento sin ornamentación de ningún tipo. El texto contiene comentarios a Aristóteles del autor, un teólogo y fraile franciscano que estudió en Oxford y enseñó en París entre 1306 y 1307.
Sala Reservada del Congreso nacional
La Sala de Colecciones Especiales de la Biblioteca del
Congreso de la Nación resguarda libros muy antiguos y raros, además de
primeras ediciones, de los siglos XVI al XX; material bibliográfico de
la época colonial y publicaciones de los primeros años de la República,
desde la declaración de la Independencia. También conocida como
Biblioteca Reservada, tiene sede en el edificio del Palacio del
Parlamento. Su material está disponible para investigadores y
estudiantes de nivel universitario y terciario, pero en la actualidad no
atiende al público: según información oficial, hasta el 5 de agosto
estará cerrada por reformas estructurales.
Entre sus piezas más valiosas sobresale Summa
totius theologiae; cum elucidationibus formalibus... per F. Seraphinum
Capponi à Porrecta..., commentaria Rever. D. Thomae de Vio Caietani..., de santo Tomás de Aquino, impreso en 1612.
Allí también se encuentran las bibliotecas Juan María
Gutiérrez, Peronista y Palant. La primera fue comprada a los
descendientes del constitucionalista fallecido en 1878 y respeta el
orden original de la colección. La mayoría de los libros (de poesía,
política, biología, geografía, economía, educación, matemática, arte,
historia y pensamiento) tiene anotaciones manuscritas. Por otra parte,
en Colección Dr. Juan María Gutiérrez; archivo epistolario ,
obra en ocho volúmenes editada por la biblioteca parlamentaria que se
ofrece para su consulta, se reúnen más de 3000 cartas de personalidades
destacadas del siglo XIX como Justo José de Urquiza, Juan Bautista
Alberdi, Adolfo Alsina, Martín Miguel de Güemes, Esteban Echeverría,
Emilio Mitre y José Mármol. En el libro aparecen ordenadas
cronológicamente.
Publicaciones oficiales y no oficiales del primer y
segundo gobierno de Juan Domingo Perón, además de libros, folletos,
láminas, anuarios, almanaques, discursos y fotografías, conforman la
Biblioteca Peronista. Este material bibliográfico, que había sido sacado
de circulación en 1956 por decreto del almirante Isaac Rojas, fue
clasificado y organizado durante la década de 1970, y desde entonces es
una de las colecciones especiales de la Biblioteca del Congreso.
Diferente es el caso de la biblioteca que lleva el
nombre de Miguel Palant, ex director del cuerpo de taquígrafos de la
Cámara de Senadores de la Nación. El archivo, donado por sus familiares,
conserva obras de variados autores relacionados con la taquigrafía.
Según informaron los responsables de la sala, es la única colección de
taquigrafía parlamentaria de Hispanoamérica y, junto con la biblioteca
especializada de Alemania, es el referente más importante de su rubro.
Educación y bibliotecas personales
En el Palacio Pizzurno funciona la Biblioteca Nacional
de Maestros, del Ministerio de Educación de la Nación, que ofrece acceso
libre y gratuito a los interesados en consultar libros, documentos y
material multimedia en la Sala de Lectura, Mediateca, Hemeroteca, Sala
Americana y Centro Nacional de Información y Documentación Educativa.
Especializada en Educación, esta biblioteca tiene ejemplares de 1810 en
adelante. Pero en la Sala del Tesoro reside la colección más valiosa,
que constituye el fondo antiguo, con obras impresas a partir de 1530. Su
consulta es exclusiva para investigadores.
Como figura en la página www.bnm.me.gov.ar , en el Tesoro está la primera edición en latín de la Vera historia...
, de Ulrico Schmidl, de 1599. También, las obras completas de Platón
con traducción y comentarios de Marsilio Ficino publicadas en París en
1522, entre otras obras. En cuanto a las ediciones realizadas en el
Virreinato del Río de la Plata, se destacan las piezas de la Imprenta de
Niños Expósitos, que también pueden encontrarse en el Tesoro de la
Biblioteca Nacional, y una de las colecciones más completas de La Gazeta de Buenos Aires
. En el sitio se detallan qué materiales se pueden consultar, según
cada categoría de usuario: público general, docentes, investigadores,
bibliotecarios, instituciones y personal del ministerio.
La Biblioteca de Maestros recibió a lo largo de su
historia donaciones de las colecciones privadas de Alejandra Pizarnik,
Hortensia Lacau, Cecilia Braslavsky, Ricardo Levene y Leopoldo Lugones.
Estos acervos personales están formados por libros, manuscritos,
ejemplares dedicados y/o anotados. El fondo de la Biblioteca Braslavsky
está dedicado a la educación de los siglos XX y XXI; también hay
material inédito de la docente y pedagoga. En el caso del historiador
Levene, el archivo incluye, entre sus doce mil títulos, obras de
historia latinoamericana, sociología y derecho. La Biblioteca Leopoldo
Lugones es una de las perlas: allí se encuentran primeras ediciones de
sus obras, recortes de sus artículos y centenares de libros
autografiados, con anotaciones al margen hechas por el poeta.
Un recorrido por cada una de estas colecciones
privadas, que están al alcance del público, permite conocer la formación
intelectual, ideológica y política de quienes las crearon así como sus
respectivas afinidades literarias, influencias profesionales y
opiniones.
Tesoros porteños
La Red de Bibliotecas Públicas del Gobierno de la
Ciudad de Buenos Aires está integrada por treinta establecimientos: por
sus materiales, algunas de ellas se consideran bibliotecas tesoro.
Inaugurada el 4 de junio de 2003, con el objetivo de preservar el
patrimonio bibliográfico existente en la red de la Dirección General del
Libro y Promoción de la Lectura, la Sala Circe posee alrededor de 5600
volúmenes: libros impresos entre los siglos XVI y XX, ediciones de los
Niños Expósitos, ejemplares de la revista Sur y primeros números de Caras y Caretas . Se destaca una versión de la Biblia editada en Ámsterdam en 1602 y la edición en cinco tomos en inglés de Los trabajos
de Francis Bacon, de 1778. También, documentos antiguos, como un
facsímil del manuscrito del Archivo de Indias: "Memorial de Jayme
Rasquin al rey sobre la población del Rio de La Plata y puerto de San
Francisco", de 1553; y varios tomos encuadernados en pergamino de
"Cartas edificantes y curiosas", escritas en las misiones extranjeras de
la Compañía de Jesús, entre 1753 y 1757. Entre los ejemplares más
consultados se halla una lujosa edición de 1891 de El infierno
de Dante, traducido por Bartolomé Mitre. Los aportes de las familias de
Mariano de Vedia y Mitre y de Julio Díaz Usandivaras acrecentaron su
valioso acervo con obras autografiadas por sus autores, encuadernaciones
de lujo, ediciones privadas, cartas, fotografías y facsímiles. Para
visita la Sala Circe es necesario concertar previamente una entrevista.
Otra biblioteca pública porteña con Salón Tesoro es la
Miguel Cané, del barrio de Boedo: allí se encuentra la colección de
revistas PBT desde 1902 hasta 1912; obras completas del teatro
español y de Miguel de Cervantes Saavedra. Sólo se pueden consultar en
la sala de lectura. La Biblioteca Popular Leopoldo Lugones, en Belgrano,
cuenta con uno de los patrimonios bibliográficos más importantes de la
red, con más de 40.000 volúmenes. El Tesoro contiene primeras ediciones
de libros como El hacedor y El idioma de los argentinos , de Jorge Luis Borges; Libro del cielo y del infierno , de Borges y Bioy Casares, y Don Galaz de Buenos Aires , de Manuel Mujica Lainez. Para consultar el material de ese sector se debe solicitar cita previa.
En Devoto está la Biblioteca Antonio Devoto, donde es posible leer tanto el libro de lectura para tercer grado Huellitas
, de 1933, como el "Reglamento para las milicias disciplinadas de
infantería y caballería del Virreinato de Buenos Aires", de 1801, y una
edición polilingüe del Martín Fierro , de José Hernández, con traducciones al inglés, francés e italiano y tapa de madera con ilustraciones.
Colecciones privadas
La Biblioteca Americana, que dio origen al acervo
bibliográfico del Museo Mitre, está constituida por libros y periódicos
coleccionados por Bartolomé Mitre a lo largo de su vida. Estudiantes e
investigadores pueden consultar esta importante colección que
"representa la historia intelectual de un hombre del siglo XIX", según
definen sus responsables. Está especializada en historia argentina y
americana e incluye obras en lenguas aborígenes y extintas.
En ese museo, que depende de la Secretaría de Cultura
de la Nación y está dirigido por María Gowland, también existe un
archivo histórico, con cerca de 53 mil documentos (cartas, proclamas,
medallas y monedas) que pertenecieron al ex presidente. El fondo general
de la biblioteca contiene 60 mil volúmenes entre libros, folletos,
revistas, recortes periodísticos y material audiovisual de diferentes
épocas. Se destaca, especialmente, la Mapoteca, que originalmente formó
parte de la Biblioteca Americana, con 12 mil piezas históricas.
Actualmente, el catálogo se está digitalizando para que pueda
consultarse online en www.museomitre.gov.ar
La ciudad bonaerense de Azul cuenta con una importante
biblioteca museo que conserva, entre sus tesoros más valiosos, una
colección cervantina (la más grande fuera de España) y otra hernandiana.
En esta última se destacan la primera edición del Martín Fierro , de 1872, con correcciones manuscritas del autor, y la primera edición de La vuelta de Martín Fierro
, de 1874, con una dedicatoria de José Hernández a Estanislao Zeballos,
de 1879. Hay, también, traducciones del poema gaucho a los más variados
idiomas, ilustraciones, vocabularios y estudios literarios sobre el
texto de Hernández.
Declarada en 2007 por la Unesco como Ciudad Cervantina
de la Argentina, en Azul se realiza todos los años un festival dedicado a
la obra de Cervantes, que incluye conferencias, espectáculos y lecturas
públicas. La pasión de Azul por Cervantes comenzó a partir de la
iniciativa de Bartolomé Ronco, bibliófilo y coleccionista de diferentes
ediciones del Quijote , cuya biblioteca fue legada a la ciudad.
Archivos patrimoniales
Universidades públicas nacionales, como las de San
Martín y Tres de Febrero, comenzaron en el último tiempo a trabajar en
la preservación y clasificación de importantes archivos patrimoniales
para que puedan ser consultados por estudiantes, docentes y público en
general. Actualmente, la Unsam se ocupa del acervo del Cedinci, el mayor
centro de documentación de la cultura de izquierdas en América Latina, y
de la colección privada de Juan Bautista Alberdi, conservada en la
Biblioteca Furt (en la estancia histórica Los Talas, Luján, provincia de
Buenos Aires).
Según explicó Josefina Giglio, directora de
Comunicación Institucional de la Universidad Nacional de San Martin, "la
Unsam es curadora del fondo documental Furt (en su mayor parte, inédito
o defectuosamente editado), que contiene valiosa información para
estudiar la escritura y el pensamiento alberdiano, así como también la
vida política y cultural de nuestra región". Consta de más de un
centenar de libretas y hojas sueltas con apuntes, borradores y
autógrafos, más de 7000 cartas dirigidas a Alberdi, legajos con textos
ensayísticos y documentación jurídica, diplomática, política y personal,
y materiales complementarios como escritos de terceros y recortes
periodísticos. Está disponible sólo para investigadores.
En el caso del Cedinci, que en 2013 cumple quince años,
su consulta está abierta a todo público. Dirigida por Horacio Tarcus,
atesora 85 mil libros y folletos, 3000 colecciones de revistas
culturales nacionales e internacionales, 4000 periódicos y revistas
políticas y 60 fondos de archivo de intelectuales argentinos, entre
ellos el de José Ingenieros. Además, allí se encuentran bibliotecas
personales: por ejemplo, la del filósofo y crítico de arte argentino
Héctor Raurich (1903-1963), integrada por casi 5000 volúmenes sobre
historia, política, filosofía, arte y literatura. Y una completa
biblioteca de filosofía marxista, con variados estudios sobre el
pensamiento de Hegel.
Una de las curiosidades es una edición de 1827 de los Essai sur les m æ
urs, de Voltaire, en cinco volúmenes. Hay también una sección de teoría
y crítica del arte y la literatura, donde se encuentra la primera
edición de Ficciones , de Borges; una edición en gran formato de Ismos
, de Ramón Gómez de la Serna y libros dedicados a Raurich por Jorge
Romero Brest. Recientemente, la Unsam firmó un acuerdo con la Fundación
Espigas para administrar su acervo cultural. "Es el fondo documental más
completo sobre la historia de las artes visuales en la Argentina. La
idea es ponerlo a disposición del público lo antes posible", completó
Giglio.
La Untref recibió archivos privados a través de
donaciones o en comodato. El año pasado, por ejemplo, Nelly Perazzo, de
la Academia Nacional de Bellas Artes, donó a la universidad el archivo
de la galería Lirolay y del compositor Juan Carlos Guastavino. Este año
se sumó la contribución del artista plástico Juan Carlos Romero, con un
archivo que incluye publicaciones periódicas, volantes, folletos,
recortes de prensa, fotos, libros y catálogos, que abarcan desde finales
de la década de 1930 hasta el presente.
Estos materiales son recibidos y catalogados por el
Instituto de Investigaciones en Arte y Cultura Dr. Norberto Griffa,
dirigido por Diana Wechsler, cuyo archivo y centro de documentación
estará disponible para todos los estudiantes, docentes e interesados en
el tema.
"A partir de la donación del valioso Archivo Lirolay,
de aquella galería emblemática que marcó durante veinte años una zona de
la escena artística argentina, fuimos sumando otros archivos como el de
los papeles del crítico Alberto Collazo, el de Guastavino y las
colecciones de publicaciones periódicas y otros materiales donados por
Edgardo Cozarinsky -contó Wechsler-. Ellos integran distintas secciones
de este centro de documentación en formación, que estará integrado por
materiales de galerías, de artistas e intelectuales y curatoriales."
En la sección Audioteca y Mediateca de la Biblioteca
Nacional también se preservan y clasifican archivos privados, que llegan
por donación. Es el caso del acervo del compositor Juan Carlos Paz,
integrado por 65 mil piezas musicales y objetos personales como
fotografías, tarjetas, agendas y hasta un fichero con datos de contacto
de los integrantes de la Asociación Nueva Música. La jefa del sector,
Estela Escalada, mostró a adncultura cómo se resguardan y se conservan las obras más antiguas. En esa sala también está la biblioteca musical de Manuel Porrúa.
Un manuscrito de Paz (cuaderno con anotaciones) se
guarda en la Sala del Tesoro de la Biblioteca Nacional, donde también
está el reservorio más importante de Lugones. Este salón especial aloja,
además de las piezas mencionadas al inicio de esta nota, los libros
personales de Borges, fechados y anotados por el escritor, que se
encontraron en el edificio. Del análisis minucioso de alrededor de 500
ejemplares surgió el primer tomo de Borges, libros y lecturas ,
de Laura Rosato y Germán Álvarez, investigadores que trabajan en la
Biblioteca Nacional. En la actualidad está en preparación el segundo
volumen, que incluye libros de Borges encontrados en otras bibliotecas.
Si se trata de bibliotecas personales importantes hay
que mencionar la de Victoria Ocampo, conservada en Villa Ocampo. Los
11.000 títulos que la conforman reflejan su formación intelectual y sus
amplias preferencias literarias. Como escribió su curador, Ernesto
Montequin, en un texto que puede leerse en la página web www.villaocampo.org , allí conviven "la más vasta recopilación de mitos, como los trece volúmenes de La rama dorada , de James Frazer, con más de noventa novelas policiales de Georges Simenon; los Seminarios de Jacques Lacan dedicados de puño y letra por su autor, con las obras completas de W. H. Hudson; la edición original del Manifiesto del surrealismo
de André Breton con una nutrida colección de sherlockiana". Muchos
ejemplares fueron anotados y subrayados por Victoria. El catálogo
completo puede consultarse online .
Una biblioteca personal abierta al público
recientemente es la que perteneció a Tomás Eloy Martínez. Se encuentra
en la sede de la Fundación que lleva su nombre y reúne documentos,
papeles de trabajo, correspondencia y objetos como una antigua máquina
de escribir, además de su colección de libros.
En la Facultad de Agronomía y Veterinaria de la
Universidad de Buenos Aires se encuentra la Colección Arata, biblioteca
particular de Pedro Narciso Arata, que fue el primer rector de esa casa
de estudios. Sus herederos la donaron a la institución en 1946. Está
formada por cerca de 15.000 volúmenes: manuscritos, libros raros y
valiosos, revistas y fotografías. Su dirección está a cargo de la
Biblioteca Central de la Facultad de Agronomía, que entre 2005 y 2009
llevó adelante un plan de puesta en valor y conservación de su
patrimonio. Desde el 5 de diciembre de ese año está abierta para
profesores e investigadores.
En el sitio web de la facultad ( www.agro.uba.ar/biblioteca/arata/coleccion
) se describen los ejemplares más valiosos: obras sobre Leonardo Da
Vinci, química, botánica, historia, geografía y literatura de los siglos
XV al XX. Entre ellos: un manuscrito jesuita y uno del padre Segismundo
Asperger; un ejemplar de Galería de ladrones de la capital: 1880 á 1887
, de José S. Álvarez (Fray Mocho), de 1887; la primera edición de los
cuatro volúmenes de la crónica de viaje de Philip King, Robert FitzRoy y
Charles Darwin, de 1839.
Una curiosidad: uno de los primeros ex libris
argentinos, dibujado por un artista milanés anónimo, en 1890, representa
la química, disciplina en la que se especializó Arata. La lámina exhibe
la siguiente frase en latín: " Alii quidem Equus amant, alii aves alii feras; mihi vero a puerulo mirandum acquirendi et posidendi libros insedit desiderium.
" (Pues algunos aman los caballos y otros los pájaros, otros las
fieras, en cambio de mí se posesionó desde chico el deseo ferviente de
adquirir y poseer libros).
Dónde encontrarlas
Biblioteca Nacional
El acceso a la Sala del Tesoro es sólo para
investigadores acreditados. El horario de atención es de lunes a viernes
de 10 a 18. Informes: 4808-6076, tesoro@bn.gov.ar
Biblioteca Mayor de Córdoba
Funciona en el primer piso del viejo Rectorado de la
Universidad Nacional de Córdoba ( Obispo Trejo 242), de lunes a viernes,
de 8.45 a 19.45. Informes: www.bmayor.unc.edu.ar , biblio@bmayr.unc.edu.ar
Biblioteca del Congreso de la Nación
La Sala de Colecciones Especiales está actualmente cerrada por refacciones. Informes: www.bcnbib.gov.ar
Biblioteca Nacional de Maestros
Dependiente del Ministerio de Educación (Pizzurno 953),
atiende al público de lunes a viernes de 8.30 a 21 y los sábados de 9 a
14. Consultas: 4129-1272, bnminfo@me.gov.ar
Biblioteca Circe
Ubicada en el primer piso de Talcahuano 1261, está abierta de lunes a viernes de 9 a 13. Informes: 4812-3118, interno 119.
Biblioteca Miguel Cané
Dirección: Carlos Calvo 4319, 1º piso. Teléfono: 4922-0020. Para consultas: 0800-999-2516 (lunes a viernes de 10 a 17).
Biblioteca Leopoldo Lugones
Dirección: La Pampa 2215. Teléfono: 4783-1567. Para consultas: 0800-999-2516 (lunes a viernes de 10 a 17).
Museo Mitre
Con sede en San Martín 336, la biblioteca funciona con
un horario restringido: miércoles de 14 a 17.30. Informes:
4394-8240/7659.
Colección Arata
Se encuentra en la Biblioteca Central, de la Facultad de Agronomía (UBA): Av. San Martín 4453, 4524-8020. Contacto: biblioarata@agro.uba.ar
Cedinci
La biblioteca (Fray Luis Beltrán 125, 4631-8893)
atiende de lunes a viernes de 14 a 19. Para consultar el archivo es
necesaria una cita previa: archivos@cedinci.org o informes@cedinci.org
Villa Ocampo
Elortondo 1811, Beccar, 4732-4988. Abierta de miércoles a domingos y feriados de 12.30 a 18. Página web: www.villaocampo.org
Biblioteca Antonio Devoto
Dirección: Bahía Blanca 4025. Teléfono: 4501-4320. Para consultas: 0800-999-2516 (lunes a viernes de 10 a 17).
Universidad Nacional de San Martín
Informes : www.bibliotecacentral.unsam.edu.ar
Universidad Nacional de Tres de Febrero
Informes: www.untrefvirtual.edu.ar
Fundación Tomás Eloy Martínez
Página web: http:/fundaciontem.org.