martes, 24 de septiembre de 2013

La angustia inapelable de la aventura

Se fue Mutis, dejándonos a Maqroll el Gaviero...

No es hasta 1986 cuando publica el largo libro de su vida. La trilogía del Gaviero es también centro de gravedad de su poética

Álvaro Mutis retratado en 2009 en su casa de México. /Daniel Mordzinski./elpais.com

Entre 1960 y 1982, Álvaro Mutis publica, al margen de su tarea lírica, una serie de textos en prosa de diversa índole temática. Pero no es hasta 1986, cuando aquellos textos preparatorios, incluida su poesía hasta ese momento, cuando el gran escritor colombiano publica lo que podríamos denominar el largo libro de su vida. O el centro de gravedad de su poética. Estamos hablando de su trilogía formada por La nieve del Almirante, Ilona llega con la lluvia (1988) y Un bel morir (1989). En estas novelas, Mutis crea su personaje capital y uno de los más significativos que dio la narrativa latinoamericana en el siglo XX: estamos hablando de Maqroll el Gaviero. Lo que publique años más tarde no es sino variaciones sobre un mismo tema: la supervivencia de Maqroll en su eterno viaje iniciático. De ahí la forma de su trilogía, sobre todo de La nieve del Almirante: estructura de diario, de fragmentos donde se registra el devenir diario de las desilusiones, la nostalgia implacable. Maqroll siempre es el protagonista de toda su narrativa, aunque en algunas novelas últimas, como Abdul Bashur, soñador de navíos (1990) o Tríptico de mar y tierra (1993), su comparecencia apenas se haga notar. Así que hablar de Álvaro Mutis es hablar de su “alter ego” Maqroll.
Decía Lichtenberg que hacer lo contrario puede que sea también una forma de imitar. Por su parte, Harold Bloom apelaba a la enfermedad romántica de la angustia ante la tradición. Pues bien, en 1997 se publica en nuestro país un libro esencial para entender la estirpe de Maqroll y también, de paso, la mecánica ficcional de Mutis. Se trata de Contextos para Maqroll (Igitur, Montblanc). En este libro de artículos y conferencias, Mutis nos ayuda a descifrar a su héroe. A contextualizarlo, a detectar cómo nace, de qué tensión contradictoria, de qué angustia inapelable se ha echado a la aventura. Porque en el fondo cuando hablamos de Maqroll estamos hablando de un aventurero del espíritu. Por ello Mutis en su libro sobre Maqroll nos remite a Valery Larbaud, autor de A. O. Barnabooth (además de traductor de Ulises, de James Joyce, autor al que Mutis homenajea en su obra) y de André Malraux, el autor de La condición humana. Dos autores, dos libros, que ayudaron no poco a configurar el derrotero de Maqroll. Ellos le aportaron su cosmopolitismo intransigente con la frivolidad del mundo (que no de su levedad) y el sentido del dolor y la muerte.