Se fue Mutis, dejándonos a Maqroll el Gaviero...
Amigos y familiares acuden a las exequias del escritor colombiano
Rafael Tovar, director de CONACULTA (izquierda) al lado de Carmen Miracle, viuda del escritor, en la capilla ardiente. /Sonia Corona./elpais.com |
Todos los asistentes a la capilla ardiente del escritor colombiano Álvaro Mutis –fallecido este domingo-
coincidían al hablar de él: era un hombre alegre, conocedor de la
música y un gran conversador. Este lunes, amigos y familiares del premio Cervantes 2001
acudieron a un velatorio al sur de la Ciudad de México para su funeral.
A cuentagotas y discretos fueron llegando algunos amigos, escritores y
editores para acompañar a su viuda Carmen Miracle en una sala llena de
flores blancas.
Mercedes Barcha, esposa de Gabriel García Márquez, fue de las
primeras en entrar -rápidamente y sin hacer comentarios- al velatorio y
sin la compañía del Nobel de Literatura, quien fuera gran amigo de Mutis.
“Están realmente muy afectados porque es una amistad de toda una vida,
carreras y vidas paralelas, familias unidas y son dos parejas que fueron
entrañables”, comentó Rafael Tovar, director del Consejo Nacional para
la Cultura y las Artes (CONACULTA), a la salida de la capilla. Tovar
aseguró que el Gobierno de México organizará un homenaje al escritor en
el Palacio de Bellas Artes, el principal recinto cultural del país,
cuando la familia de Mutis lo decida.
A las exequias también asistió el escritor mexicano Juan Villoro que
tenía previsto reunirse con Mutis este miércoles. “Eso quedará para un
whisky en el otro mundo”, lamentó. Villoro recordó que el legado del
poeta y novelista ganador del Premio Príncipe de Asturias de las Letras
en 1997 está íntimamente ligado a las obras de Pablo Neruda y Jorge Luis
Borges. Además, destacó su trabajo como novelista en La nieve del Almirante.
“(Mutis) fue un enamorado de las causas perdidas, algo muy
latinoamericano, apostarle a las derrotas y convertirlas en una forma
secreta del triunfo”.
Villoro participó en una breve guardia al lado del ataúd de madera de Mutis junto con miembros de la Casa Refugio Citaltépetl,
una asociación civil que hospeda a escritores perseguidos en sus países
de origen y de la que Mutis era parte como miembro del patronato.
Philippe Ollé- Laprune, presidente de la organización, recordó al
escritor colombiano en sus últimos días. Lo había llamado en su
cumpleaños el pasado 25 de agosto y el escritor se opuso a hacer alguna
celebración por sus 90 años. “Era un antisolemne total”.
Además de la decena de galardones con los que se hizo, ha asegurado
Ollé-Laprune, el legado de Mutis para la literatura es muy amplio a
pesar de que su obra no es muy extensa. “Es de los últimos gigantes de
la literatura mundial. Es un caso muy raro que su obra poética se haya
vuelto narrativa, es una obra no muy extensa, como lector lo descubrí
como poeta aunque es un extraordinario novelista”, describió.
Últimamente a Mutis le gustaba recibir visitas en casa para mantener
largas conversaciones, leía y escribía poco, pero escuchaba mucha
música, principalmente clásica. De ello da fe el chelista mexicano
Carlos Prieto, que hace 15 años le llevó el borrador de Las aventuras de un violonchelo
y Mutis se ofreció a escribir el prólogo de su libro. “Era un
aficionado y conocedor de la música”, ha expresado Prieto. La familia de
Mutis decidirá en los próximos días el destino de sus cenizas.