miércoles, 11 de septiembre de 2013

Mirar entre las grietas

Leila Guerriero acaba de publicar dos libros: Plano americano y Una historia sencilla. La argentina se consolida como una de las voces más originales de la crónica en español

 Guerriero presentó Plano americano esta semana en Colombia. A final de año llegará a librerías Una historia sencilla./ Diego Sampere./semana.com
Dos libros de crónicas de Leila Gueriero.
 Desde hace un tiempo el periodismo narrativo latinoamericano pasa por un gran momento. Cada vez se publican más libros de autores de la región que sorprenden por su calidad y originalidad. La argentina Leila Guerriero es una de las autoras más destacadas de esta generación de narradores. Sus crónicas y perfiles aparecen regularmente en medios hispanoamericanos y ya ha publicado tres libros.
El más reciente, Plano americano, ha recibido muy buenas críticas. “Cada uno de estos perfiles o retratos de músicos, escritores, fotógrafos, cineastas, pintores, cantantes, es un objeto precioso, armado y escrito con la persuasión, originalidad y elegancia de un cuento o un poema logrados”, escribió Mario Vargas Llosa en El País.
El nobel peruano le dedicó una columna entera al libro en el diario español en la que dijo que Guerriero le recordaba a los grandes maestros del periodismo narrativo, como Truman Capote o Tom Wolfe. 
En sus dos libros anteriores, Los suicidas del fin del mundo (2005) y Frutos extraños (2009), Guerriero ya había mostrado su talento para contar historias fuera de lo común. En Plano americano la argentina demuestra de nuevo por qué se ha ganado un lugar privilegiado en el periodismo actual. 
El libro, editado por la universidad Diego Portales de Chile, recoge veintiún perfiles de escritores, artistas y músicos hispanoamericanos. Entre ellos se encuentran nombres tan conocidos como Nicanor Parra, Ricardo Piglia, Facundo Cabral y Guillermo Kuitca y otros menos famosos –pero igual de sorprendentes– como Sara Faccio, Marta Minujín y Aurora Venturini. Todos ellos fueron publicados anteriormente –en versiones más cortas–, menos uno: un perfil de casi 80 páginas del misterioso escritor argentino Roberto Arlt. 
“Un perfil bien hecho siempre termina siendo algo más amplio que solo la vida de la persona. Tiene que reflejar un contexto y una época”, le dijo Guerriero a SEMANA. “Me gustan los personajes difíciles porque me permiten escribir textos más ricos. Cuando me enfrento a alguien complejo, que no se puede reducir a dos o tres rasgos, trato de armar un retrato equilibrado, que lo muestre todo. Pero eso exige un ejercicio de observación muy cuidadoso y saber mirar entre las grietas de cada personalidad”, dice también. 
Desde que empezó su carrera, Guerriero ha estado segura de su camino: lo que le interesa es contar historias diferentes desde un punto de vista único. Se tarda mucho buscando lo que quiere narrar, encontrando personajes ocultos o excéntricos, o regresando a historias muy conocidas en las que, a pesar de todo, no se ha dicho lo esencial. 
Una vez las encuentra se dedica a trabajar con una paciencia y una rigurosidad ejemplares. Se sumerge por meses en la reportería y entrevista, varias veces y por horas, a los protagonistas de su historia. Durante esos encuentros no solo se fija en lo que dicen los personajes sino cómo lo dicen. “Hago una investigación previa muy amplia, en la que trato de conocer todo sobre mi entrevistado. Pero una vez frente a él me dejo sorprender. No quiero ver en esa persona lo que yo creo que es, sino lo que realmente es”, dice. Por eso sus textos están construidos a partir de la sutileza y los detalles.  
Este final de año también saldrá al mercado Una historia sencilla, un largo perfil de un bailarín desconocido. El libro comenzó como una crónica sobre un particular concurso de baile folclórico que se organiza en la provincia argentina. 
Durante tres años Guerriero siguió a su protagonista. “La escritura fue tortuosa, justamente porque se trata de una historia sencilla. Los periodistas latinoamericanos estamos rodeados de noticias sangrientas. Por eso cuando empecé el libro me encontré con las dificultades que plantea describir un personaje común, con una vida en la que no hay tragedias”, cuenta. 
Gracias a su talento narrativo y enorme trabajo de investigación Guerriero ha logrado demostrar que el periodismo puede estar al mismo nivel de la gran literatura.