jueves, 7 de febrero de 2013

De Greiff. "No soy un nostálgico del papel"

Alexis de Greiff dice que su desafío como director de la BLAA es mantener la institución como referente cultural latinoamericano mientras la transforma en función de las nuevas tecnologías

Álexis de Greiff confiesa que el lugar más extraño donde encontró un libro fue una vieja finca, era El retrato de Dorian Gray. / Andrés Torres./elespectador.com

¿Cuáles son sus desafíos en la dirección?
Transformar la biblioteca en un momento en que los recursos digitales les dan a los usuarios una cantidad de información a la que anteriormente solo podían acceder si iban a una biblioteca. Vamos a reinventar el tipo de servicios, la manera como está organizada y concebida.
¿Que las consultas se puedan hacer de manera virtual ha disminuido la asistencia del público a la biblioteca?
Si se cruzan las visitas virtuales y las presenciales, las primeras están ascendiendo y las otras descendiendo. El crecimiento es muy grande, lo que no significa que la biblioteca vaya a desaparecer y a convertirse en un repositorio digital.
Los niños que nacieron cuando ya existía internet tienen otros hábitos de consulta, ¿qué se está haciendo para adaptarse a esos comportamientos?
Estamos justamente en esa tarea. Queremos promover los procesos de autoformación y que la biblioteca no sea únicamente un repositorio de información, sino un lugar donde la gente se puede formar de manera autónoma y al mismo tiempo que sea un lugar de creación, de conocimiento colaborativo.
¿Cómo incluye la biblioteca a las minorías?
Además de tener novelas en idiomas de minorías étnicas, estamos trabajando con los sordos, mudos y las personas invidentes. Se han creado espacios para que intercambien no solo ideas, sino recursos con los que estamos empezando, como las impresoras braille, las personas traen el papel y nosotros les imprimimos.
¿La biblioteca debe ser un lugar aburrido y silencioso?
Ahora hay más usuarios en las zonas comunes que en las salas, eso nos está diciendo algo, la gente viene a la biblioteca y trabaja en grupo, se está transformando en un espacio lúdico para muchos públicos. Nosotros queremos que la biblioteca sea un lugar lúdico en sentido serio, es decir, un lugar de juego serio.
Usted ha tenido cargos académicos, ¿este le resulta diferente?
Esta experiencia es nueva, porque no he dirigido una biblioteca, pero en los cargos académicos y administrativos por los que he pasado siempre el común denominador ha sido la cultura y promover el conocimiento como una forma para aprender a vivir mejor.
¿Es de los nostálgicos por el papel?
Hay dos espejismos: pensar que lo digital va a acabar con los libros y lo otro pensar que esto es una moda o, como dice Vargas Llosa, “es parte de la trivialización de la cultura”. No soy un nostálgico del papel, leo mucho en Kindle, pero no soy un fanático que piensa que la tecnología nos va a solucionar todo, ni tampoco que sea una maldición que va a acabar con el espíritu humano.
¿Qué libro está leyendo actualmente y en qué plataforma?
Los bárbaros, de Alessandro Baricco, una compilación de artículos sobre la arquitectura de las bibliotecas, y uno de la historia de la tecnología en el siglo XIX. Prefiero leer literatura en papel y lo técnico en ipad.
El lugar más recóndito donde encontró un buen libro.
En una vieja finca de mis abuelos maternos encontré El retrato de Dorian Gray.
¿Qué libro no hubiera querido dejar de leer?
Me marcó mucho El lobo estepario, de Hermann Karl Hesse. Recuerdo haberlo leído cuando era adolescente y decir: “finalmente alguien entendió este sufrimiento”.
¿Cómo espera dejar la biblioteca al finalizar su gestión?
Quiero que la biblioteca siga siendo un referente cultural en Latinoamérica, habiéndose transformado frente al desafío que implica la era digital.