martes, 9 de abril de 2013

La vida secreta de las palabras

Las curiosidades de cómo surgieron ciertas palabras que usamos tan desprevidamente, por eso: témele a las palabras

Ilustración: Fernando Vicente./ Revista Ñ
Tulipán. "Aunque es símbolo de Holanda, la palabra "tulipán" tiene raíces turcas: viene del término "tulbant", que significa "turbante" en ese idioma, debido a la delicada forma de su capullo. Se presume que el origen de la especie es de la India, donde la flor es un símbolo de amor frustrado. En 1559, un diplomático austríaco llevó semillas de Constantinopla a Alemania y su cultivo se extendió por Europa.

Gorila. "La palabra surgió en el siglo V aC cuando un navegante fenicio designó "gorillai", derivado de "gorgós" ('violento' en griego), para referorse a individuos enormes, negros y muy peludos divisados desde su barco en África. En 1847, el misionero estadounidense Thomas Savage designó como "gorilla" al mono africano que desde 1884 se menciona "gorila" en español.

Anfitrión. "Fue un personaje de la mitología griega que se fue de su casa a vengar a los ocho hermanos de su esposa. Durante su aventura, el dios Zeus visitó su casa y asumió la forma del marido ausente para tener relaciones con Alemena. Al enterarse, Anfitrión quiso matar a su mujer y luego se calmó, desde entonces 'anfitrión' es quien recibe invitados en su casa, aunque no sea esperable ese desenlace".

Moneda. "El término proviene del nombre del lugar donde se acuñaba moneda en Roma: el escritor Livio Andrónico le atribuyó el sobrenombre "Moneta" a la diosa Juno, ya que los gansos que vivían alrededor de su templo habían avisado sobre un ataque bélico; y "monere" es avisar en latín. Como la moneda se acuñaba al lado del templo de JunoMoneta, se adoptó ese nombre.


Romanos, hinchas y rusos

Agosto. Proviene de las ambiciones del emperador romano Octavio Augusto, que no quería ser menos que su precedesor, Julio César. El nombre original de ese mes, el sexto para los romanos, era "Sextilis", pero Octavio decidió darle su nombre, y así se llamó "Augustus": 21 años antes, Julio César había hecho lo mismo con "Quinctilis, que pasó a llamarse "lulius".

Hincha. Cuenta la leyenda que el primer seguidor de un club de fútbol de la historia fue de Nacional de Montevideo. Era Prudencio Miguel Reyes, talabartero y encargado de inflar (hinchar) los balones de la sede del club, y apodado "el gordo Reyes" o "el hincha". El tiempo dictó que frases como "Mirá cómo grita el hincha" se popularizaran, o identificaran luego a los seguidores de Nacional más entusiasmados. Muchos años después, "hincha" se usaría para todo seguidor de cualquier club. Siempre que aliente.

Zar. La palabra viajó en el tiempo y el espacio: los alemanes quisieron retomar la figura del César como hombre que concentra el poder, pero la mala pronunciación derivó en "kaisar" y luego en "kaiser". A la Rusia arcaica, el término llegó como "tsísari" y luego como "tsar". El primer zar con ese título fue Iván el Terrible.