Cinco expertos en la obra del escritor analizan su obra en el Instituto Cervantes de Madrid
Cada vez queda menos tiempo para que los lectores de Javier Marías
lean su nueva novela, la número 12, que el autor madrileño lleva por la
mitad. Pero ayer, en el Instituto Cervantes de Madrid, cinco expertos en
su obra se refirieron a las otras 11 novelas y su decena de libros de
ensayos y recopilación de artículos en el homenaje Una celebración de la lectura de Javier Marías, organizado por el Cervantes y la Universidad de Brown, de EE UU.
Fueron dos horas en las que se repasaron 42 años de actividad
literaria y en las que se revelaron algunas claves de la creación del
escritor y académico. Al final de este periplo que abarcó desde Los dominios del lobo, publicada en 1971, hasta Los enamoramientos, de 2011, Javier Marías dijo haber tenido la sensación de que no se había hablado de él ni de las obras que se citaron.
El efecto en el lector de la obra de Marías fue el primer tema. Para
Julio Ortega, de la Universidad de Brown, es un autor que “ha ampliado
el campo de la mirada de su lector, haciéndole ver la célula narrativa
de la que, de pronto, uno es capaz de formar parte”. Según Ortega, el
escritor ha crecido en nuestras vidas y preguntarse por su lectura es
interrogar en el sistema nervioso que “todavía enciende nuestra
cultura”.
La mirada fue el siguiente aspecto analizado. A ella se refirió Elide
Pittarello, de la Universidad Ca’Foscari de Venecia, para quien, por
ejemplo, el modelo erótico de su narrativa pasa por el modelo pictórico.
“El otro tipo de mirada es la mirada que domina. Él convoca en sus
obras otro tiempo, otro saber. Ver no es saber lo que ves, sino un cruce
de muchas miradas y saberes. En sus obras, con los ojos no solo vemos;
también tocamos”.
El pensamiento y su proceso en incesante marcha fue tratado por Jordi
Gracia. Para este crítico literario, leer a Marías vale la pena no solo
por el simple hecho de leerlo, “sino porque compensa teniendo en cuenta
que hace una aproximación al presente adverso”. Sus novelas,
especialmente, hablan “de la búsqueda de la verdad, de la imposibilidad
de encontrar la verdad y enfrentarnos a la incertidumbre. Él activa la
capacidad de sospecha del lector. Esa es la subversión y es para el
disfrute de todos, porque él fragua un mecanismo exploratorio en novelas
como Tu rostro mañana.
La filosofía fue el siguiente tema. Sus conexiones con el pensamiento
de Bergson y Heidegger. A esta conexión se refirió Heike Scharm, de la
Universidad de South Florida. Una literatura de imagen y memoria
interconectadas como “una bola de nieve en la que se van creando capas y
más capas”. Para la experta, en Marías no hay una exploración del
tiempo perdido como en Proust, sino la recuperación de significados
múltiples donde se unen ficción y filosofía. Se trata de un escritor y
pensador clásico y moderno, según Scharm, quien expresa las
complejidades y desafíos de nuestro tiempo.
El amor y la muerte fueron los temas con que el académico Juan Luis
Cebrián cerró la mirada sobre la obra de Javier Marías. “Estábamos
acostumbrados a que la literatura nos hablara de la muerte como un
fracaso, pero en Los enamoramientos el escritor nos muestra que
no somos tanto lo que morimos sino que morimos para los demás”. Cebrián
resaltó que Marías, a partir de un hecho real, reflexionó sobre el
significado de la existencia.
Entre la ficción y la realidad, Javier Marías afirmó que contar algo
es ficcionalizarlo. “Aunque el señor Bárcenas sea ficticio. Bueno, ya es
ficticio para el señor Rajoy”.
Por cada libro, una cita
Todas las almas (1989)
"Durante muchos años me he sentido en Oxford como en casa. Cuando
estaba harto de Madrid y de la vida española, que es muy pesada, allí me
sentía a gusto. Mi territorio particular, si es que hay alguno, es
Oxford". Y el libro: "En cierto sentido es una novela fundacional".
Corazón tan blanco (1992)
"La novela aborda la conveniencia o no del secreto. Es angustioso,
pero ni siquiera conocemos nuestros propios secretos y hay que admitir
que todo el mundo los tiene, hasta el que lleva la vida más monótona.
Sin él no se podría vivir. Seria horroroso. Ya sé que los periodistas lo
odian, pero sin él la gente se mataría”.
Mañana en la batalla piensa en mí (1994)
“Y desde mi punto de vista, de la reconciliación con la muerte, algo
que no suena muy apetecible porque la gente pueda decir ¡qué horror!. No
queremos hablar de la muerte, pero hay que reconciliarse con ella. Se
intenta hablar poco de la muerte y veneramos poco a los muertos porque
acaban siendo un recordatorio de la propia muerte. Es algo tapado
siempre. En el libro se refleja esa reconciliación”
Tu rostro mañana (2009)
"Es bueno leer el libro como en gran medida es, una sola novela.
Siempre dije que no era una trilogía, sino una misma obra en tres
partes”.
“Ahora, al cabo de dos años de haberla concluido, no puedo evitar la
sensación de que no ha sido suficiente (…) No me preocupa que se siga
hablando de Tu rostro mañana como una obra de referencia mía. Uno
nunca sabe lo que va a quedar, si es que queda algo, porque no importa
el esfuerzo o pasión que ponga el autor en cada uno de sus libros, no
depende de él".
Los enamoramientos (2011)
“Los enamoramientos, las historias amorosas, la gente tiende a verlas
como algo que se ha producido de manera casi inevitable y no es así (…)
Hay gente que piensa que estábamos destinados a encontrarnos. Y una de
las reflexiones que aparecen en el libro es que todo eso no es más que
el producto de una especie de sorteo o de rifa, al final del verano (…)
Depende de verdaderos azares, no suele haber nada grandioso en las
historias amorosas sino que es más bien quién está libre, quién pasa por
aquí (…) pero luego la gente tiene una tendencia a creer que eso ha
sido una elección…”