Poesía de la A a la Z
Este mes se cumplen diez años de la muerte de María Mercedes Carranza. Sus lectores conmemoran el aniversario con homenajes y nuevas ediciones de su obra
Este año ya se publicaron dos libros con sus poemas, uno de ellos bilingüe. En los próximo meses aparecerá uno de ensayos sobre su obra./Alfonso Reina./semana.com |
"Nada me calma ni sosiega: /ni esta palabra inútil, ni esta pasión de
amor, /ni el espejo donde veo ya mi rostro muerto. / Oídme bien, lo
digo a gritos: tengo miedo." Este es el verso final del poema Tengo miedo
de María Mercedes Carranza. Al final el miedo triunfó: diez años
después de publicado el poema, el 11 de julio de 2003, la poeta bogotana
se quitó la vida. “Ejerció una de las pocas libertades que nos van
quedando a los colombianos, que es la de escoger morir antes de que
tomen la decisión por uno” escribió el periodista Daniel Samper Pizano
para despedir a su amiga entrañable.
Como parte
de la conmemoración de los diez años de su muerte, que se cumplen este
mes, su hija, la también escritora Melibea Garavito, condujo los eventos
que la recordaron: lecturas de poemas, conferencias y acciones
teatrales en la librería Casa Tomada y en la Casa de Poesía Silva. Así
mismo hubo una concurrida ofrenda floral y un concierto en el cementerio
de Sopó, donde todavía vive una rama importante de la familia
Carranza.
Este año se lanzaron dos antologías
de su obra, Poesía reunida y 19 poemas en su nombre, de la editorial
Letra a Letra, y Un autre chemin, bilingüe, de la editorial francesa
L´Oreille du Loup. También está en proceso la edición de un libro de
ensayos sobre la autora, a cargo del Instituto Caro y Cuervo, y la
primera traducción al inglés de sus poemas completos por el poeta
Nicolás Suescún.
María Mercedes era literata de
la Universidad de los Andes e hija del poeta piedracelista Eduardo
Carranza. “Fue una voz que resulta cada vez más nítida en la poesía
colombiana y latinoamericana”, dijo el poeta Juan Manuel
Roca. Fue periodista, política y gestora cultural. Fundó y dirigió la
Casa de Poesía Silva, uno de los lugares emblemáticos del barrio La
Candelaria en el centro de Bogotá. Desde ese lugar, en el que vivió el
poeta José Asunción Silva un siglo antes, ella se convirtió en la
abanderada de algunos de los más importantes eventos culturales del
país.
Carranza murió de un mal crónico que ella
llamó “dolor de país”. Pasó los últimos meses de su vida a la espera de
que las Farc liberaran a su hermano Ramiro, una espera desesperanzada,
minada por las muertes recientes de sus más cercanas amigas y por el
magnicidio de Luis Carlos Galán, a quien le dedicó su célebre poema 18
de agosto de 1989. Al fin y al cabo, había dirigido con el líder
martirizado el semanario Nueva Frontera, y fue su confidente y amiga
durante toda su carrera política.
Su vocación fluctuaba entre la literatura y el periodismo.
Dirigió
los suplementos literarios de los diarios El Siglo y El Pueblo y fue
también crítica literaria de Semana. Como gestora cultural trató por
todos los medios de acercar la poesía a la gente, sus lemas fueron “las
palabras pueden reemplazar las balas” y “la poesía ayuda a
vivir”, convicciones que enmarcaron eventos multitudinarios como La
Poesía Tiene la Palabra, Alzados en Almas y Descanse en Paz la Guerra.
“De
algún modo inventó una idea muy peculiar de Casa de Poesía, con sus
espacios siempre concurridos, con sus eventos repletos de público”, dijo
el poeta Darío Jaramillo Agudelo en un reciente homenaje. “Como gestora
cultural su mejor momento no tiene parangón en la litertura colombiana,
se propuso que la poesía dejara la trastienda de la cultura. Un impulso
que no ha encontrado quién lo continúe y que merecería un destino más
alto”, dice Roca.
Gracias a las ediciones de
este año los lectores han vuelto a sus poemas “Ahora, con el lanzamiento
de su libro, rescaté en mi biblioteca ‘El canto de las moscas’ y lo que
antes me pareció solo interesante ahora me parece estremecedor”,
dijo el escritor Ricardo Silva Romero.
Y
añadió: “La había leído cuando estaba viva pero yo era muy joven y de
entrada desconfié, la leí lleno de prejuicios. Volver a la poesía de
María Mercedes Carranza me impresionó, me recordó que el único enemigo
que uno tiene a la hora de leer son los prejuicios”. Estos diez años que
se cumplen son un buen pretexto para volver a leerla.