lunes, 8 de julio de 2013

Abello Banfi:"El periodismo no está al servicio de productos sino de la verdad"

Jaime Abello Banfi, director de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, habla sobre el oficio

Miles de periodistas se han capacitado en la fundación de Gabo./eltiempo.com

El director de la Fundación para el Nuevo Periodismo, Jaime Abello Banfi, da la bienvenida al debate por el rol del periodismo.
Formar periodistas y entrenarlos, fomentar el diálogo intergeneracional entre profesionales, estar alertas y dispuestos a enfrentar los desafíos que implican los enormes cambios tecnológicos al mundo de la comunicación. Tales son algunas de las principales inquietudes que motorizan las actividades de la Fundación para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) desde 1995. Solo durante el 2012, casi diez mil periodistas participaron en algunos de sus talleres y seminarios. Y hoy será otra vez noticia ya que se anunciará el Premio Gabriel García Márquez de Periodismo, su mentor, para periodistas de lenguas española y portuguesa.
Antes que nada, ¿cómo está García Márquez en la actualidad?
Ya tiene 86 años y hoy está de vacaciones con su esposa, Mercedes. Se han venido de México a pasar unos días en Cartagena. Está retirado de la vida pública. Ha sido infatigable también como periodista en tantas publicaciones y hasta realizó su sueño de ser empresario de medios, con la revista Cambio. Todo eso hace parte de una búsqueda, de un placer, ya que no tenía necesidad de nada. Era un hombre lleno de éxitos literarios y reconocimientos. Pero el periodismo es por lo menos un 50 por ciento de la obra total de García Márquez. La creación de la fundación obedeció a su pasión, al interés y a las ganas de compartir un legado con los más jóvenes y una preocupación ciudadana de contribuir a un periodismo que ayudase a entender un mundo que se volvía más confuso, donde la mentira está cada vez más presente en los discursos y en la vida social.
¿Cuáles son las fortalezas y debilidades actuales del periodismo?
Obviamente hay mucho debate sobre el futuro del periodismo y los modelos por seguir. Es una de las carreras menos remunerativas y más inestables, pero al mismo tiempo siento que hay mucha gente interesada en hacer periodismo.
Aunque en EE. UU. llamaron ‘nuevo periodismo’ a las emergentes corrientes narrativas dentro del oficio, por lo visto ustedes no temieron usar ese concepto como nombre de la fundación.
Es que nosotros también tenemos una tradición tan fuerte en ese sentido que, francamente, cuando optamos por el nombre del “nuevo periodismo” sabíamos de la resonancia que tenía ese movimiento. Lo hicimos ante todo para establecer un paralelismo con otro proyecto de García Márquez, la Fundación de Cine Latinoamericano, y queríamos claramente contribuir a una renovación del periodismo para los más jóvenes.
La consigna era salirse lo más posible del periodismo gacetillero en busca de algo más ambicioso, casi como un efecto colateral del ‘boom’ de la literatura latinoamericana.
Sin duda, un periodismo mejor y no más rápidamente hecho, de la diversidad y no de las fuentes oficiales. Un periodismo que enganche a los lectores, y no que lo aburra, que vea el peligro de mecanizarse y recupere, en cambio, la capacidad del atractivo de contar historias. Pero también que atienda la preocupación ciudadana, que el periodismo ayude a entender mejor el mundo, que investiga y que no simplemente trabaje en lo que las fuentes o el comunicado dicen. Un periodismo que se quema las pestañas, reportea y sale a la calle y que no solo está esperando que suene el teléfono.
¿Cuáles son las premisas que defienden desde la fundación?
Al principio trabajamos fundamentalmente con la idea de la narración, la escritura periodística, promoviendo la crónica y el reportaje. García Márquez puso mucho énfasis en ese periodismo narrativo. Ahora, por supuesto el contexto ha cambiado. Los talleres no están regidos por un régimen de tipo académico, pero la visión y el mandato fundacional de Gabo se mantienen. Seguimos convencidos de que la mejor manera de mantener vivo ese espíritu del periodismo son estos talleres, abrir espacios de reflexión y permitir que periodistas de distintos países y edades se junten y compartan.
¿Cómo debe actuar un periodista dentro de un ecosistema informativo que ha cambiado?
El periodista propone una información que ahora es susceptible de ser comentada, completada y modificada por el público. Frente a la idea de que él era el único que detectaba las novedades, pues tiene que estar dispuesto hoy a la interpelación de la audiencia y que esta puede modificar la visión de un tema o aportar contenidos adicionales que le discutan el enfoque o la interpretación que hace. Se han acabado también las certezas y se están modificando las prácticas en el negocio periodístico. Ahora, todo es más precario y difícil, pero hay nuevos emprendimientos. Se diversifican las maneras de cómo se hace periodismo, pues ya no se encuentra solo en las empresas tradicionales. Estamos viendo surgir medios locales o especializados en determinados temas basados en Internet y los grandes medios diversifican sus productos tanto impresos como de Internet. Asistimos a una época de experimentación, prueba, ensayo y error. El gran desafío está en hacer sostenibles todos estos proyectos, encontrar fórmulas para que el deterioro de los ingresos publicitarios tradicionales y de la venta de unidades de productos sean compensados con otras fuentes de ingreso.
Antes el periodista decidía dónde desarrollarse y, si podía, elegía entre ser gráfico o audiovisual. Hoy parece una obligación ser multimediático.
No creo que sea obligación, pero sí conviene que un periodista pueda desenvolverse con comodidad apelando a distintos soportes. Le va a ir mejor. Igual pienso que lo fundamental sigue siendo la capacidad de escritura, que es una matriz organizadora y disciplinadora, la capacidad de reportear, de contar una historia por escrito y de llegar. Hay una cantidad de cosas que están pasando. El público pide cada vez más el video, cuyo consumo crece de una manera increíble. Las redes sociales, el uso de los móviles, hay una cantidad de fenómenos nuevos que se están dando dentro de Internet y son cambios que no van a terminar. Parte de las nuevas habilidades del periodista es que se interese por seguir los cambios tecnológicos, si no con pleno dominio de todos los soportes, al menos intentando una comprensión de cómo funcionan esos distintos lenguajes.
Antes, ustedes enseñaban cuestiones que conocían muy bien, pero ahora están enseñando y aprendiendo a la par porque los cambios suceden en tiempo real. ¿Cómo manejan eso sin perder autoridad?
Algunos talleres los llevamos ahora a laboratorio porque resulta que si antes nos interesaba que un maestro como Jon Lee Anderson trajera toda su veteranía, hoy en día es tan interesante que también venga un joven que como free lance toma fotos, hace videos y cuenta la historia de una manera atractiva haciendo un periodismo multimedia. Ahora todo el mundo está aprendiendo y por eso vale tanto la veteranía como la experimentación de esos jóvenes que están haciendo cosas nuevas.
Cada vez se hace más difícil distinguir los formatos clásicos del periodismo de otros que abrevan en él, pero que no lo son.
El público decide que es lo que tiene valor periodístico, pero nosotros tratamos de no confundirnos sabiendo distinguir el límite entre periodismo y otras formas de comunicación. Tiene que haber algún tipo de fronteras, porque el periodismo no está al servicio de promover causas, productos o ideas sino sobre todo está para construir información que apunte a buscar la verdad de los hechos y a mantener al público con un nivel de noticias tal que pueda tomar decisiones colectivas y seguir el curso de los acontecimientos. Ahora es muy importante que, a pesar de todos esos cambios, la ética siga en un primer plano preocupándonos.
Antes el periodista hablaba desde un púlpito y el público callaba. Hoy se discute todo.
Una causa puede ser que antes los canales estaban más controlados. La inconformidad que pudiera haber se quedaba ahí, no afloraba o la carta de lector era convenientemente pasteurizada. La gente actualmente es mucho más exigente no solo con el periodismo sino con todos los poderes. Todo es susceptible de ser denunciado y vigilado.
¿Cuánto tiene que ver esto con la ofensiva de gobiernos neopopulistas que desdeñan a los medios tradicionales y prometen una utópica ‘democratización de la palabra’?
Creo que se les están cobrando a los medios sus errores, pero muchas veces a cambio no ofrecen algo necesariamente mejor. En América Latina los medios públicos no han sabido serlo y han terminado siendo para propaganda de los gobiernos. Me parece que es muy buena y sana la diversidad. Deben coexistir medios privados con medios públicos, comunitarios y universitarios, pero de allí a creer que la solución la tiene el Estado es un craso error.
Las regulaciones a los medios que están intentando algunos países, ¿a qué responden?
A una visión política, a una manera de entender el Estado. La mayoría de los países que han hecho eso son los del denominado bloque del Alba: Venezuela, Ecuador... En Nicaragua ha habido una toma de control de medios, sobre todo en TV por parte de sectores afines al presidente Ortega. Yo no igualo el caso argentino a los anteriores de ninguna manera, pero evidentemente hay algunas afinidades ideológicas. En Brasil optaron por no hacer regulación de medios. Dilma prefirió abstenerse ante el riesgo de que un proceso de regulación tuviera una derivación política complicada. Es un tema complejo. La regulación se puede prestar a un cuestionamiento del orden democrático. Grandes líderes han preferido no regular debido a todos los riesgos que una regulación excesiva pudiese entrañar.
Se presenta, en Medellín, premio de Gabo
En acto que tendrá lugar hoy, a las 11:30 a.m., en el Museo de Arte Moderno de Medellín, Aníbal Gaviria, alcalde de esa ciudad, y Jaime Abello, director de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, presentan el Premio Gabriel García Márquez de Periodismo, para los mejores trabajos de periodistas, que se publiquen en español y en portugués. Serán cinco las categorías premiadas: reconocimiento a la excelencia, crónica y reportaje, imagen periodística, cobertura noticiosa e innovación.
Un jurado conformado por tres personas se encargará de escoger los tres finalistas por categoría. Según los organizadores, los ganadores de las cinco categorías recibirán un diploma y la suma de 15.000 dólares, mientras que los dos finalistas de cada categoría recibirán un diploma y la suma de 2.500 dólares. La premiación se realizará en noviembre, en Medellín, con una serie de conferencias y talleres, que se pasarán por Internet. Las inscripciones estarán abiertas desde el viernes 26 de julio hasta el próximo 26 de agosto. Más información sobre el reglamento se puede consultar en la página: fnpi.org/premioggm.