Un día hace 150 años nació en Bilbao Miguel de Unamuno, el filósofo y escritor, paradigma del intelectual comprometido, que mantuvo un duro y doloroso equilibro en la España convulsa que le tocó vivir y que reflejó en su intensa obra sus preocupaciones religiosas, filosóficas y políticas
Luchador incansable, liberal y miembro
central de la llamada generación del 98, empeñada en regenerar la España
de finales del XIX tras la perdida de las últimas colonias de Cuba y
Filipinas, Unamuno fue un pensador al que le "dolía España".
Y
cuya frase espetada a Millán-Astray: "Vencéis pero no convenceréis.
Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta, pero no convenceréis
porque convencer significa persuadir", en el Paraninfo de la Universidad
de Salamanca, el 12 de octubre de 1936, le supuso la pérdida del título
de rector vitalicio de esa institución
Una
expulsión dictada por Franco junto al arresto en su domicilio. Dos
meses después Unamuno moriría en su casa, un 31 de diciembre de 1936.
Y
es que en Salamanca hizo su casa el pensador, ciudad a la que llegó con
27 años para dirigir la cátedra de Griego y de donde no salió nunca
salvo varios años de destierro.
Condenado a prisión por injurias
al Rey, durante la dictadura de Primo de Rivera, sentencia que no llegó a
cumplir, fue desterrado a Fuerteventura,
en febrero de 1924, e indultado el 9 de julio. Después se trasladó a
vivir a París y, poco después se refugió en Hendaya, hasta 1930.
Instaurada ya la II República (abril 1931), fue nombrado rector de la Universidad
de Salamanca, elegido diputado por Salamanca en las Cortes
Constituyentes y designado presidente del Consejo de Instrucción Pública
un año después.
Kant, Kierkegaard, Nietzsche o
Schopenhauer fueron los pensadores que interesaron a este gran
intelectual y poeta preocupado por la ética, la filosofía, la historia,
la literatura y España.
Autor de obras como "El sentimiento trágico de la vida", "La tía Tula",
"Abel Sánchez", "San Manuel bueno y mártir" o "Del sentimiento trágico
de la vida, Unamuno fue en opinión de su biógrafo Jon Juaristi, una
persona "contradictoria, polémica, vehemente y neurótica".
Así lo explicó el autor también vasco cuando presentó su biografía, publicada por Taurus y la Fundación Juan March.
"Miguel de Unamuno encarnó como pocos al intelectual moderno, al que la
escritura le sirvió para guardar un precario equilibrio" con la
convulsa época que le tocó vivir".
Unamuno "es una de las últimas
vidas españolas que coinciden con un ciclo histórico completo, el del
liberalismo democrático, que se inicia en 1868 y que termina con la
Guerra Civil".
El escritor de la Generación del 98 tenía la
conciencia de "sentirse arrojado a la modernidad. España estaba saliendo
de una modorra de siglos y se estaba acercando a la Europa de su tiempo", dijo Juaristi.
Juaristi
se centra en su biografía en aquellos aspectos que demuestran que
Unamuno fue eminente y, sobre todo, lo fue porque su obra, en especial
la ensayística y la periodística, "ofreció a la España de fin de siglo
un nuevo lenguaje, el del modernismo, el de la autorreflexión crítica
sobre la modernidad".
El pensamiento del filósofo y escritor hoy
podría estar más vivo que nunca como reconoce el escritor premio nobel
alemán, Gunter Grass, para quien el Unamuno es el pensador clave para la
Europa futura.
"Europa se enfrenta a una época crucial en la que
solo su capacidad de asimilación democrática de culturas constituye una
garantía de futuro, y esto deberían comprenderlo sus dirigentes, a los
que pensadores de la talla de Miguel de Unamuno podrían servir como
guía", subraya Günter Grass.
"Europa aún necesita a escritores
como Unamuno, dotados de una gran intensidad reflexiva no desprovista a
la vez de ironía y poseedores de una veta filosófica desde la que es
posible afrontar las lacras y los desvelos humanos", subraya el autor de
"El tambor de hojalata".