Un crimen en la Reserva Ecológica es el punto de partida de Verde oscuro, la nueva novela policial de Alicia Plante, parte de la trilogía que se completa con Una mancha más y Fuera de temporada
Alicia Plante, autora argentina de Verde oscuro./pagina12.com.ar |
Aquí el “detective” es un guardaparque, los medios enrarecen la investigación y la ineficiencia policial más la especulación inmobiliaria conspiran contra el futuro del espacio público
Al
principio es una tarde de domingo en la Reserva Ecológica de Costanera
Sur y el detalle de unos caranchos sobrevolando en círculos sobre un
punto del suelo. Al principio es un muerto, unos pies blancos que asoman
en el borde de un sendero, las marcas de unas puñaladas en el pecho y
la sangre seca que contrasta con la palidez de un torso desnudo, los
ojos ciegos bien abiertos, la remera y el encendedor y la billetera y
otras cosas que fueron suyas desparramadas ahí, alrededor, en el verde
que si lo dejan crece. El que repara en los caranchos, el que descubre
el muerto, es nuestro héroe: El Pollo. Se trata del guardaparques que
protagoniza Verde oscuro, la última novela publicada por Alicia Plante,
que enseguida sabe que el crimen precipitará la situación del sitio que
da sentido a sus días y a su trabajo: si en un contexto de crisis
–invierno de 2003– el Gobierno de la Ciudad apenas aporta recursos para
cuidar la Reserva, la aparición de un muerto resulta un buen argumento
para cerrarla y privatizarla. Trescientas cincuenta hectáreas, ahí: ma
qué pajaritos ni lagartijas, piensa más de uno.
Enseguida aparecen también un par de policías, el comisario Juárez y
el sargento Battaglia, pero ya se sabe: es una utopía narrar por estas
tierras una novela policial con agentes preocupados por esclarecer,
nomás, por trabajar para el lado de la justicia, o de la verdad, en fin.
Plante los presenta y ahí se los ve, con las primeras diligencias,
interrogando a la madre y a la hermana del muerto, indagando sobre la
víctima para establecer que era fotógrafo y para detener a un muchacho
que pudo ser amigo o amante, el sospechoso que, mientras se lo investiga
(o el simulacro de eso), se lo detiene como muestra de que la
institución funciona. Y como en la construcción de esa apariencia es
clave el aparato mediático, de arranque también se enfoca en un debate
por televisión en torno del asesinato, de la inseguridad, de la
perversión que propicia la zona, una discusión (a lo Del Moro) en la que
participan un obispo muy rancio, un secretario de Ambiente y Espacio
Público más bien timorato, el jefe de la Federal, una socióloga y un
especialista en pájaros de apellido Ibarra. El Pollo lee correctamente
la pantalla: señales de que se viene una privatización, de que su
trabajo y la Reserva como tales están en riesgo.Narrada en una tercera persona que casi siempre sigue de cerca al Pollo (y bastante menos a los policías), Plante explicita en la mirada de su protagonista una conciencia de la importancia de que la Reserva siga siendo un espacio público y natural. En un policial de registro quien procura avanzar en la investigación de un crimen en Capital no es ya un policía, pero tampoco un detective, ni un funcionario judicial, o un periodista: que sea un guardaparque, un veinteañero venido de Bariloche, le da su toque insólito. Y más allá de las peripecias que surgen en trance de averiguar, de las cuotas de riesgo en sus pesquisas, el tipo no anda a los tortazos o a los tiros: un flaco más bien común, algo abrumado por la gran ciudad y ambientado a la Reserva, que juega las cartas que tiene. Por un lado, acude al diputado porteño que lo recomendó para el cargo, un ex amigo de su padre que le promete investigar y hacer declaraciones públicas a favor de preservar el sitio; por otro, consigue un trabajo adicional en una empresa incipiente que proyecta una urbanización top, torres, shopping, cancha de golf, amarradero, para un sitio que tiene toda la pinta de ser la propia Reserva.
Verde oscuro. Alicia Plante Adriana Hidalgo editora 290 páginas
Conceptos, búsquedas, ideas de las que, en Verde oscuro, hay unas cuantas pistas.