El sociólogo Amando de Miguel, considera que distinguir entre ciudadanos y ciudadanas es "muy aburrido" y "se puede llegar a la estupidez", acaba de publicar su último ensayo, Hablando pronto y mal, en el que defiende que el lenguaje de la esfera pública se ha "hecho coloquial en excesos"
Amando de Miguel destaca "la estupidez" del lenguaje igualitario./lainformacion.com |
"Fíjate que nunca se dice 'corruptos y corruptas', 'parados y
paradas'. No es coherente la norma, siempre se hace ese doblete con
palabras que agradan", comenta De Miguel (Pereruela de Sayago, Zamora, 1937) en una entrevista con Efe.
Catedrático emérito de la Universidad Complutense de Madrid, ha escrito
varios ensayos sobre los usos sociales del lenguaje, y con este último,
editado por Espasa,
pretende subrayar los errores, disparates e inadecuaciones que
habitualmente se dan en el castellano, porque "escribir sobre lo bien
que hablamos resulta muy aburrido", comenta.
Así, analiza el
lenguaje que se usa en la esfera pública, "el de aquellos que tienen un
micrófono delante", y destaca que en él "se extrema lo coloquial" como
una forma de llamar la atención ante la gran cantidad de mensajes que se
generan. "Hay una especie de campechanía", concluye.
"Los políticos tienen que disimular un poco las inadecuaciones de su
política, las adversidades, y para ello utilizan un lenguaje edulcorado
que más o menos matiza (el mensaje)".
"Politiqués"
y "tertulianés" es el nombre que le da el autor al registro que
acostumbran a tener políticos y tertulianos, y de ellos destaca términos
como "dicho lo cual" o "estamos en el buen camino". "Incluso hablan de
'crecimiento negativo', que ya es el colmo", asegura De Miguel, quien
también acostumbra a comentar las incorrecciones lingüísticas en las
redes sociales.
Una tecnología que ha provocado que se haya pasado
de una minoría que escribía a una "amplia mayoría de escribientes" con
"desapego" hacia la norma. "La gente cree que se puede hablar de
cualquier forma si le van a entender, y eso no puede ser", destaca este
autor, con más de 130 libros y numerosos textos periodísticos.
Tras
analizar las expresiones, las frases hechas o los giros coloquiales,
llega a la conclusión de que se puede descubrir un lenguaje de
"izquierdas" y otro de "derechas".
"Por ejemplo, 'fenomenal' es
una palabra de derechas; en la izquierda se usan expresiones como 'en el
seno del partido' o 'contradictorias internas'. También ha habido un
intercambio de términos: la palabra 'estructura' o 'estructural', que
antes era muy de izquierdas, ahora también la usan los de derechas",
advierte.
Sin embargo, muchas de las palabras que esconden
ideología se están perdiendo, debido a que se está dejando de utilizar
el "lenguaje marxista", "lo cual es una pena: ya no se puede identificar
la ideología por las palabras que se usan".
Compara este autor el
lenguaje con la moda, porque ambas se basan en "convenciones sociales",
y descubre así que también en la vestimenta se pueden identificar las
diferencias ideológicas.
"Si son de izquierdas, la camisa es más
oscura que la corbata. Esto es un capricho, porque hace años implicaba
ser un fascista, ser de derechas", defiende.
Aunque Amando de
Miguel asegura que no se hace "demasiado caso" a los lingüistas y que se
está "haciendo coloquial" en exceso el castellano, defiende que no se
está perdiendo en riqueza lingüística: "Se pierden muchas palabras, pero
se ganan otras muchas. Se produce también una especia de cascada de
nuevas palabras", destaca.
"Hablando pronto y mal" es un ensayo en
el que este sociólogo ha querido mostrar los aciertos expresivos, las
modas y disparates de los hispanohablantes, centrándose en el lenguaje
de aquellos que tienen repercusión mediática y que en numerosas
ocasiones se utiliza cargado de eufemismos, frases hechas y registros
coloquiales.