Ediciones UDP realiza versión definitiva de los libros del poeta peruano
César Vallejo dejó el Perú en 1923; murió en Francia en 1938. /latercera.com |
Pelo negro, ojos negros, nariz grande, barba trigueña afeitada, 1,72
metros de estatura. Así era César Vallejo. Así lo describía su pasaporte
cuando viajó por segunda vez a la URSS, con 37 años, en 1929.
El Cholo, como llamaban al poeta peruano, pasó una vida teñida de
sinsabores más que de satisfacciones. Sólo publicó dos libros en vida y
se fue del Perú a Francia tras las malas críticas que despedazaron su
segundo poemario, Trilce, de 1922. Jamás volvería a su patria. Con los
años, el volumen cuestionado se convertiría en un antecedente del
vanguardismo.
“Vallejo dejó nuestro castellano, el habla hispanoamericana, a punto.
Es, posiblemente, quien más hizo por nuestra lengua, que permitió
explorar la realidad”, afirma el poeta chileno Kurt Folch, quien estuvo a
cargo de la edición de Poesía reunida de Vallejo, que ahora publica
Ediciones UDP.
¿Una edición más? Existen muchas, varios kilos, de obras completas y
antologías de la poesía de César Vallejo en Hispanoamérica. Pero el tema
es más complicado que reproducir los escritos del autor de versos
memorables como: “Yo nací un día/ que Dios estuvo enfermo”.
La dificultad se debe, entre otros motivos, a que no se conservan los
manuscritos de sus libros Los heraldos negros (1919) y Trilce. Por lo
tanto, en anteriores antologías, “en general han alterado, ‘corregido’ o
‘modernizado’, la ortografía y sintaxis de Vallejo”, señala Kurt Folch
del poeta que murió en París, en 1938, sin diagnóstico claro, luego de
arrastrar una serie de problemas pulmonares y al estómago.
Un Vallejo a la medida de otros es el que también hemos leído todos
estos años. Por ejemplo, los títulos de sus libros publicados de manera
póstuma, Poemas en prosa y Poemas humanos, fueron una invención de la
viuda de Vallejo, la escritora francesa Georgette Philippart Travers.
El único libro que el poeta dejó ordenado para editar fue España,
aparta de mí este cáliz (1939), un homenaje a la causa republicana
española tras el estallido de la Guerra Civil. “Los mendigos pelean por
España (...) Los pordioseros luchan suplicando infernalmente a Dios por
Santander”, escribió el poeta.
INSOMNIO FRANCES
Nacido en el pueblo de Santiago de Chuco en 1892, César Vallejo tuvo
12 hermanos. Luego de abandonar dos veces los estudios por problemas
económicos, terminó la carrera de Letras en la Universidad de Trujillo,
donde se deslumbró con la lectura de Shakespeare, Nietzsche y Charles
Dickens. Por esos años trabaja de profesor en el Colegio Nacional
Guadalupe de Lima.
Tras la muerte de su madre regresó a su ciudad natal, donde es
encarcelado por un confuso incidente. A partir del 6 de noviembre de
1920 permanece 112 días en la cárcel por “incendio frustrado y robo”. Su
caso nunca fue cerrado. Al salir de la cárcel, viaja a Lima y luego a
París.
En Europa se dedica al periodismo: cubre exposiciones de autos,
funerales masivos y entrevista a diversos personajes. “Acostúmbrate a
comer poco. En París tendremos que vivir de piedrecitas”, le dice
Vallejo a un amigo que lo acompaña. La miseria de los días se junta con
su pérdida de la fe.
El poeta comienza a estudiar marxismo. Se inscribe en el Partido
Comunista. De sus problemas de insomnio escribe a sus cercanos en Lima:
“Soy un cadáver”. Viaja a España con su mujer francesa, Georgette. En
Madrid conoce a Federico García Lorca, Miguel de Unamuno, Picasso y
Neruda. Vallejo está en camino de convertirse en el poeta más elogiado
por otros poetas. “El inconmensurable Cholo Vallejo”, lo llama Nicanor
Parra. “Ya todo estaba escrito cuando Vallejo dijo: Todavía”, anotó
Gonzalo Rojas sobre el poeta que -a fines de los años 90- inspiraría a
Roberto Bolaño en su novela Monsieur Pain.