No había más asientos. La gente se acumulaba en la puerta de Shakespeare & Co. tratando de ver (o escuchar), detrás del vidrio, algo de lo que ocurría adentro...
Fans. Hanif Kureishi firma ejemplares en Shakespeare & Co. París./revista Ñ |
No había más
asientos. La gente se acumulaba en la puerta de Shakespeare & Co.
tratando de ver (o escuchar), detrás del vidrio, algo de lo que ocurría
adentro. Y adentro estaba Hanif Kureishi leyendo el principio de The
last word (La última palabra). Su nueva novela publicada en inglés
empieza con esta escena: el joven Harry Johnson viaja en tren hacia la
casa de su próxima víctima. Ha sido contratado para escribir la
biografía de un distinguido escritor de origen indio, Mamoon Azam, y
viaja acompañado por su editor quien le recuerda que esta es una
oportunidad única para escribir una biografía controversial. El público
ríe a carcajadas. Tiene sus razones. Desde que se publicó la novela,
muchos leyeron en esa imagen de Mamoon la transfiguración exagerada del
Premio Nobel VS Naipaul. La descripción descarnada que hace Kureishi de
un Mamoon de ojos “smokey” y una nostálgica obsesión por los equipos
indios de criquet, lleva a pensar de ese modo. Mark Lawson, en su reseña
en The Guardian, comentó sobre los chusmeríos que sugerían que éste era
un roman a clef sobre Naipaul, quien invitó a Patrick French para
retratarlo, y el resultado fue El mundo es así (Duomo), la biografía
“autorizada” que presenta a Naipaul como un snob, un racista, un
adúltero y un cliente de prostitutas. Sin embargo, desde el primer
momento Kureishi quiso desmarcarse por precaución judicial y, desde
luego, cierta libertad creativa. Mamoon y Naipaul no serían la misma
persona. Más allá de eso, Kureishi intenta responder, en esta librería
parisina, si acaso conocer los trapos sucios de las figuras públicas es
un fenómeno contemporáneo. “Soy un hombre profundamente íntegro y
respetable”, dijo Kureishi entre risas, “pero al igual que todo el
mundo, me encantan los chismes. Siempre soy chusma en lo que respecta a
los escritores. Quiero saber cuánto sexo practican, cuántos libros
habían publicado a los 25, cosas así. Esta historia trata de dos
hombres; uno quiere saber la verdad sobre el otro y éste no tiene
ninguna intención de que la sepa. Es sobre la lucha de dos hombres”. Una
de las cuestiones que Kureishi explora en The last word es el
significado de ser escritor, y una de las ideas más interesantes es que
un escritor es amado por los extraños y odiado por su propia familia.
“Es infrecuente que alguien venga y te cuente una buena historia, pero a
veces ocurre y cuando pasa es difícil resistir la tentación de
escribirla. Yo enseño escritura creativa, y a veces viene un alumno y me
dice: ‘Tengo una historia muy buena, pero a mi mamá no le va a gustar’.
Y yo pienso que a los verdaderos escritores no debería importarles lo
que piense su madre”. Kureishi piensa que es más divertido escribir
sobre gente monstruosa que sobre gente buena. El día de la presentación
estaba inmerso en la serie House of Cards, protagonizada por Kevin
Spacey. “Me encanta. Me gusta la gente que tiene la audacia de
comportarse mal”, señaló sobre el personaje de Francis Underwood y,
entusiasmado, se le escapó un spoiler que aquí no reproduciremos. “Hay
gente sobre la que te gusta escribir porque no te animarías a ser como
ellos”, dijo. “Mamoon hace cosas que yo nunca podría hacer porque soy
demasiado decente o, tal vez, porque no soportaría la culpa.”
Historias personales
En los últimos días de 1990, Ricardo Piglia decía, en el epílogo a Formas breves, que los textos del volumen podían ser leídos como páginas perdidas en el diario de un escritor y también como los primeros ensayos y tentativas de una autobiografía futura. Sabía entonces que mientras uno creía escribir sobre sus lecturas en realidad escribía sobre su vida. Trabajado sobre relatos reales y también sobre variantes y versiones imaginarias de argumentos preexistentes, el libro es un laboratorio de pequeños experimentos narrativos y relatos personales que le sirvieron “como modelos microscópicos de un mundo posible o como fragmentos del mapa de un remoto territorio desconocido”. Estamos a punto de explorar otro mapa de Piglia. Por estos días, en su estudio a pocas cuadras de la Facultad de Medicina, el escritor prepara para su publicación en Fondo de Cultura Económica un nuevo capítulo de esa autobiografía futura. El título será Historias personales y cruzará, como de costumbre, cuentos, relatos inéditos, ensayos, notas autobiográficas y diarios privados. El escrito más antiguo (Primer diario) es de 1957 y el último (En el umbral) es de 2014.