lunes, 23 de junio de 2014

La pasión del fútbol alienta en las redes

El de Brasil 2014 también es el mundial en el furor de las redes sociales. Cada una de las circunstancias es leída políticamente en Twitter...

 
Camus tuvo fama de goleador, pero enseguida encontró la posición por la que se haría mundialmente famoso en las redes de este Mundial: arquero./revista Ñ

Empezó siendo el Mundial de los ausentes (de Falcao, Ribery y Tévez) y siguió siendo el Mundial de los desplazados (de la economía y la política brasileña), que fueron silenciados con estremecedora eficacia por el pitazo inicial, pero más que nada por la mano dura, la corrección política y la euforia nacionalista. El de Brasil 2014 también es el mundial en el furor de las redes sociales. Cada una de las circunstancias es leída políticamente en Twitter: el inexistente penal que le dieron a Brasil en la inauguración frente a Croacia, luego de la zozobra del gol en contra y del empate tranquilizador, rápidamente fue entendido como una decisión del árbitro a favor de la paz social. En ese sentido, el fracaso de la selección española fue leído a primera vista como un golpe más a la monarquía (española, pero no holandesa) y el aburrido empate en cero entre Nigeria e Irán como una lección al mundo: “De aquí no saldrá un perdedor para el deleite de nadie”, dijo alguno. Así es un Mundial visto a través del microblogging: catarsis instantánea de la emoción global. No es un dato menor que el gol de Messi frente a Bosnia haya desatado una ola de 236.171 tuits en apenas un minuto. En esa marea, en algún timeline, alguien cita una frase atribuida a Albert Camus: “La bandera de la patria es la camiseta de la selección de fútbol”. 
Varias cuentas mencionan escritores amantes de este deporte: los más conocidos son Vladimir Nabokov y, por supuesto, Camus. “Lo que le debo al fútbol” es un texto conocido. Menos conocido es que Camus empezó a jugar al fútbol en el liceo, después de comer, durante el recreo de las cuatro y antes del estudio de la tarde. En aquel Argel de finales de los años 20, el fútbol lograba mezclar a las clases sociales. Al principio, Camus tuvo fama de goleador, jugó en el mediocampo, pero enseguida encontró la posición por la que se haría mundialmente famoso en las redes de este Mundial: arquero. 
La leyenda cuenta que eligió ese puesto porque los botines duraban más. No sólo jugó en el liceo, también lo hizo en la asociación deportiva Montpensier y luego en el equipo de juveniles del Racing Universitario de Argel (RUA). “Después de muchos años en que el mundo me ha permitido variadas experiencias, lo que más sé, a la larga, acerca de moral y de las obligaciones de los hombres, se lo debo al fútbol”, dijo Camus. La pasión no tiene límites. Ni siquiera para preparar una antología mundialista en la que 25 poetas fueron convocados para escribir, cada uno, un poema dedicado a un jugador de la selección argentina (y también sobre Sabella y “el jugador del pueblo”, Carlos Tévez).
Himnos nacionales es el título elegido para el libro compilado por Juan Alberto Crasci y Sebastián Realini para Años luz editora que puede conseguirse on line. La mayoría son poetas jóvenes. Ezequiel Vila escribe sobre el diez: “Messi,/ la imaginación colectiva del globo/ urde ensueños en los que sos protagonista./ Fantasmagorías, quimeras/ más monstruos,/ todos sobre vos.” Daniel Adrián Castelao escribe sobre Tévez en el poema “Sabella no tiene cable”: “Sabella no tiene cable/ consulta con sus amigos/ desde el teléfono del bar de la esquina.” Alejandro Güerri le canta a Mascherano: “¿Qué no daría, Javier, por tener tu madurez,/ tu equilibrio? Si es tanta tu entrega y tan silenciosa,/ que a veces imagino la ceremonia sin estridencias/ de tu retiro: un partido entre amigos en una cancha/ cualquiera, y la vuelta a casa, con el bolsito al hombro,/ pensando en alguna pelota dividida.”