Del orígen de ciertas expresiones populares
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Lo escrito queda, otra expresión popular./eltiempo.com |
“Convidado de piedra”
Cuando alguien es invitado a una reunión, a un
acto o a una comida, e intencionalmente se le ignora, se dice que es un
“convidado de piedra”. En muchas ocasiones nos hemos sentido así, y
cierta vergüenza se apodera de nosotros. Para nadie resulta fácil la
inexistencia. El origen de la expresión tiene que ver con una antigua
leyenda que quedó plasmada en dos obras teatrales: ‘El convidado de
piedra’, de Tirso de Molina, dramaturgo madrileño del siglo XVII, y ‘Don
Juan Tenorio’, de José Zorrilla, también dramaturgo y poeta
vallisoletano del siglo XIX. El convidado es don Gonzalo de Ulloa,
comendador de la Orden de Calatrava, a quien don Juan le pide la mano de
su hija. Tras la negativa, da muerte al suegro y escapa a Sevilla. Años
después, regresa, visita la tumba del comendador e invita a la estatua a
comer en su casa. A la estatua de mármol se le asigna un lugar en la
mesa y, naturalmente, durante la comida, no dice ni mu. No resulta
extraño que un convidado, ante una situación semejante, quiera morirse
de la piedra.
“Cara de póquer”
La frase pretende describir el rostro humano
cuando carece de expresión y no manifiesta emoción alguna. Tiene, por
supuesto, su origen en el juego de cartas, cuya antigüedad puede datarse
entre 1824 y 1834. El póquer toma su nombre del francés ‘poque’, un
entretenimiento más o menos similar al actual. La “cara de póquer” no es
más que el gesto contenido como táctica de juego para no dar pistas
sobre las cartas que se tienen. La emoción en el póquer puede ser la
ruina.
“Una muerte dulce”
Un lector pregunta si esta expresión proviene
de una muerte tranquila provocada por inhalación de gas. Es uno de los
sentidos actuales, al igual que cualquier otra manera de morir sin dolor
ni sufrimiento. La frase, sin embargo, tiene otra connotación en sus
orígenes. Proviene del siglo XIX y significa morir durante el acto
sexual. Si el acto fue dulce o no, es un asunto íntimo que no nos
incumbe.
“Best-seller”
Esta palabra, que proviene del idioma inglés,
no está admitida por el Diccionario de la Real Academia Española, pese a
su popularidad en nuestra lengua. Se contempla, sin embargo, su uso en
inglés (best seller), y el Diccionario panhispánico de dudas sugiere que
se sustituya por “superventas”. Se recurre a ella para expresar que un
libro ha tenido un impresionante éxito comercial y en la actualidad se
ha extendido hasta los discos. No necesariamente un ‘best-seller’ es de
calidad, aunque sea el libro más vendido de la temporada. La palabra se
empleó por primera vez en 1905, en EE. UU., cuando el catálogo del
almacén Sears Roebuck, repartido gratuitamente, tuvo una acogida
extraordinaria entre la gente. Se calcula que de este catálogo se han
distribuido 5 mil millones de copias. El segundo ‘best-seller’ es la
Biblia. La envidia de los escritores.