Queridos
amantes de lo negro y criminal, llega uno de los grandes momentos del
año: la Semana Negra de Gijón
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Semana Negra de Gijón, Asrurias.Afiche oficial./elpais.com |
La calidad del programa y su inabarcable
amplitud dejan aturdido a cualquiera. Exposiciones, conciertos y mucha,
mucha literatura para una fiesta que va del 10 al 19 de julio. Estaremos
por allí algunos días, pero antes vamos a contar algunas cosas.
Es imposible empezar a nombrar escritores sin dejarnos a
muchos o hacer una lista infinita. Así que nos concentramos en cuatro
que van a estar y que son los candidatos al Premio Hammett 2015: Carlos Zanón con Yo fui Johnny Thunders; Víctor del Árbol con Un millón de gotas; David Torres con Todos los buenos soldados y Guillermo Orsi con Fantasmas del desierto.
Carlos Zanón nos dejó a principios de 2014 esta pequeña joya de la novela negra de barrio, si es que tal subgénero existe, llamada Yo fui Johnny Thunders (RBA).
Se trata de una historia sobre la miseria, sobre la droga, sobre la
furia juvenil y sobre qué pasa cuando vives como si no hubiera mañana y
al final te plantas en el futuro, sin nada, sin rock’n’roll; un relato
de pesadillas urbanas, de vidas tiradas por el váter, de amores
imposibles; una cuesta abajo imparable que Francis, Mr. Frankie, trata
de rematar, nunca de frenar, cuando vuelve al barrio que lo conoció
cuando tocó con Johnny Thunders, joven, retador, con dinero y sueños. Un
soplo de aire fresco tan necesario como bienvenido.
Víctor del Árbol merece este premio tanto
como sus rivales, pero con él conseguiría además un reconocimiento que
nuestros admirados franceses ya le concedieron hace tiempo. Su Un millón de gotas (Destino)
es una exploración de las aristas del alma, una novela en la que el
lector es llevado de la mano por una historia de búsquedas, venganzas y
gritos de libertad. Buceando en episodios traumáticos del siglo XX, Del
Árbol nos trae aquellos componentes esenciales de su obra que ya nos
atraparon en La tristeza del samurái o Respirar por la herida
(Alrevés). A saber: las casualidades no existen, son “sólo una
apariencia en la que se escudan los que no necesitan saber más”; el
pasado permanece y nos devuelve la visita; todos nos movemos por
intereses más o menos personales pero siempre, siempre, nuestros actos
tienen consecuencias y pagamos por ellos.
David Torres lleva tiempo escribiendo buenas novelas. Llega al Hammett con Los buenos soldados (Planeta), que reseñó para Elemental Carlos Salem.
Nadie mejor que él para contar por qué Torres está entre los elegidos.
“Soy de los fans de David Torres, de los que creen que es uno de los
mejores novelistas de nuestra lengua, porque le sobra talento y escribe
lo que quiere, no lo que recomienda (u ordena) el caprichoso oleaje del
marketing editorial. Y cada vez lo hace mejor. Si Niños de tiza fue una
despedida del barrio y de una época que ya no volverá, y Punto de
fisión un retrato de este tiempo de opereta que vivimos, "Todos los
buenos soldados" es la mirada hacia atrás sabiendo que no hemos
adelantado casi nada. Una novela modélica, por su factura y por su alma,
que sí, señores: las buenas novelas tienen alma. Aunque cuenten la vida
de personajes desalmados”.
Guillermo Orsi, que ya ganó el Hammett en 2010, completa el cuarteto de finalistas con Fantasmas del desierto (Almuzara). No la he leído aún, así que dejo aquí el comentario de Leer sin prisa, que de esto algo sabe: “Fantasmas del desierto
es una novela exquisita, que recuerda al estilo seco de Hammett, a la
denuncia de Alexis Ravelo, pero plasmado de un modo mucho más complejo.
No es una novela fácil, no utiliza una prosa sencilla de interpretar. Al
lector le supone un esfuerzo, pero un esfuerzo que resulta gratamente
recompensado si se molesta en hacerlo”.
Nos gusta Sandrone Diazeri, que ha escrito un extraño
thriller titulado 'No está solo y al que entrevistaremos mañana; nos
gustan dos docenas de escritores españoles; nos gusta que vaya el poeta
Luis Alberto de Cuenca; nos gusta que en las carpas de los encuentros
haya bares; nos gusta el pequeño caos que es todo aquello. Se lo
contaremos desde Gijón. Mientras, lean, vivan y disfruten. Vive le noir!