miércoles, 25 de junio de 2014

Siete libros imperdibles del deporte

Una breve y caprichosa guía que ojalá sirva para despertarles el interés


Por fiebre del Mundial hagamos deporte siempre/elcolombiano.com

Rey del mundo. David Remnick, Editorial Debate.

Es el perfil biográfico más intenso, humano y bello que he leído sobre deportista alguno. El autor nos muestra el paisaje interior de un personaje genial: el boxeador Muhammad Alí. Gracias a este libro nos enteramos de que, contra lo que siempre creímos, las luchas raciales que había en Estados Unidos no eran tan comunes en el boxeo, ya que los púgiles eran mayoritariamente negros. Entonces, como casi nunca se podía apelar a las diferencias de color o de estrato social, la polarización se planteaba en un terreno moralista: a uno de los peleadores se le asignaba la representación del mal y al otro, la del bien.

Dios es redondo. Juan Villoro. Editorial Planeta.

Villoro toma el fútbol como pretexto para armar uno de los más inolvidables festines de la palabra al que yo haya sido convidado. "Los goles decisivos son algo más que un recuerdo: vuelven a suceder", sentencia. Lo mismo se podría decir de su prosa: después de leerla, sigue sucediendo en nuestra memoria. Lúcido, ocurrente, profundo.

Salvajes y sentimentales. Javier Marías. Editorial Aguilar.

Otro matrimonio feliz entre el deporte y la buena prosa. Marías encuentra en el fútbol un filón para contarnos sus asombros. Estupenda, por ejemplo, la defensa que hace de Eric Cantona en un momento en que el jugador francés ha caído en desgracia por lanzarle una patada a un hincha agresivo. "Se da por descontado que el público es respetable cuando hace mucho que dejó de serlo", dice Javier Marías.

Del boxeo. Joyce Carol Oates. Tusquets Editores.

"El boxeo es la mismísima imagen de la agresividad colectiva de la humanidad, de su continua demencia histórica". He allí la tesis de este libro acaballado entre el ensayo y la crónica. La autora conversó con varios de los campeones de los años 80 y escribió esta joya que analiza a fondo temas como la agresividad, la exclusión social y la presencia de las mafias que controlan el boxeo. Maravillosas las citas de los propios boxeadores. Por ejemplo, esta de Larry Holmes: "es duro ser negro. ¿Has sido negro? Yo fui negro una vez…cuando era pobre".

Messi. Leonardo Faccio. Editorial Debate.

Faccio es un reportero acucioso, dueño de un ojo perspicaz y de una prosa magnífica. Este libro es muy útil para quienes quieran aprender a contar desde ángulos inesperados la historia de los personajes famosos. El autor es recursivo: desenreda la punta del ovillo a partir de un encuentro brevísimo con el propio Messi, y luego sigue halando el hilo y encontrando su tesoro: los chats de Messi con sus colegas, las conversaciones telefónicas de Messi con su hermana, y así. Aquí vemos el lado vulnerable del personaje, ese que el marketing jamás revela: el miedo a ser en la selección un líder como Maradona, por ejemplo. Jorge Valdano define ese síndrome con una pincelada magistral: "me da la impresión de que Messi no se trata a sí mismo de usted".

El silencio del héroe. Gay Talese. Editorial Alfaguara.

Mientras todos los reporteros se ponen a explorar las atmósferas, Talese eleva la apuesta y busca las verdades en la psiquis de sus personajes. Este libro reúne sus principales reportajes sobre figuras del deporte. Su perfil "El perdedor", de Floyd Patterson, es quizá el más célebre de todos, pero yo sigo prefiriendo "El silencio del héroe", que justamente le da el título a este volumen: un viaje profundo hacia las fobias y manías del beisbolista Joe Dimaggio.

Estrellas del béisbol. Leonardo Padura y Raúl Arce. Editora Abril.

Estampas biográficas de beisbolistas históricos de Cuba. Texto salpicado de anécdotas sabrosas que nos permiten ver la importancia del béisbol en la isla, no solo como deporte sino, sobre todo, como cultura. Los autores explican su pasión –y la nuestra– con estos maravillosos versos de Amado del Pino:

La pelota es un reto en el sueño del pitcher

la acaricia, la pesa, la convence

sin creer en el bate altanero

que bromea en el aire y se prepara.