lunes, 23 de junio de 2014

Las bondades de la lectura

El Ministerio de Cultura le apostó a los libros y a las bibliotecas públicas e invitó a los colombianos a convertirse en lectores

Joven mujer leyendo en una tableta, mientras los libros tradicionales ya no esperan./Foto: © Wavebreak Media Ltd./Corbis./semana.com

La Ministra de Cultura, Mariana Garcés lanza ¡Apégate! A la lectura en voz alta, el último proyecto de una serie de iniciativas que buscan fomentar la lectura entre los colombianos y convertirla en un hábito imprescindible. “Leer –explica Garcés- hace a hombres mujeres y niños mejores personas.
Estudios mundiales sobre el impacto de los libros en la vida de la gente demuestran que disminuyen la violencia, aumentan la curiosidad y disparan la imaginación.” Sin duda todo buen lector estaría de acuerdo. Quienes han llenado sus tardes de libros saben que no existe mejor compañía, y que las páginas de los textos de literatura, de historia y de ciencia los han llevado a recorrer el mundo entero y a descubrir personajes fascinantes que se quedan para siempre en la memoria.

Garcés decidió que el gran pilar de su ministerio debía ser la enseñanza de la lectura como hábito. Varios estudios realizados mostraron que los colombianos leen en promedio dos libros al año y que lo que más disfrutan es la poesía. La cifra española está entre los 9 y los 11 y la de Finlandia cerca a los 100. El trabajo comenzó con el proyecto Leer es mi cuento, que invitaba a la lectura y a la escritura a través de diversos talleres y se fortaleció con la construcción de 104 bibliotecas y la entrega de 10.2 millones de libros. Para triplicar la cifra de los adquiridos en el cuatrenio pasado cambió la manera como el Estado los compraba, y a precios más económicos consiguió más libros.
Además, aumentó el presupuesto que había sido dispuesto para esa labor y encontró financiación a nivel nacional e internacional. La más significativa es la de la fundación de Bill Gates que le donó 3 millones de dólares y ahora se dispone a entregarle 15 más.  
Y con eso sólo había hecho la mitad del trabajo que se propuso. “No era suficiente con llenar el país de bibliotecas y las bibliotecas de libros. Había que llevarlos a los lugares donde están los niños para inculcarles el hábito”, dice. A sabiendas de que éste se adquiere entre los 4 y los 8 años, consiguió libros para la primera infancia y echó a andar planes de lectura. Al Instituto de Bienestar Familiar le entregó entre 10 y 20 libros por cada 30 niños, y organizó el proyecto Fiesta de la Lectura para enseñarles a los trabajadores a utilizarlos como herramienta de aprendizaje, e inculcarles a los niños un cariño especial por ellos.
Como tiene la idea de que un hogar digno incluye libros, los sumó al paquete de las viviendas de interés social entregadas por el Estado. “Hicimos una pequeña biblioteca con textos de concina, salud y convivencia, entre otros, para que las familias se los apropiaran y los hicieran parte de su cotidianidad. Averiguamos qué les gustaba y qué podrían necesitar y así ideamos la biblioteca.”
Como su meta es llegar a los estratos más bajos crearon una colección propia de 8 libros con historias colombianas y universales que vienen con el periódico Q’hubo sin costo alguno. Y aunque los resultados del proyecto sólo se verán a largo plazo, ya hay anécdotas que hacen sonreír. “De viaje por un municipio –cuenta- vi una tienda que tenía nuestros libros colgados a la entrada. Pensé que los vendían y entré a preguntar. La señora me explicó que venían con el Q’hubo pero que como no todas las familias podían darse ese lujo, ella los dejaba a la entrada para que los niños los cogieran, los leyeran y los devolvieran.” Ese es un ejemplo perfecto de las bondades de la lectura y el efecto que causa en el espíritu de las personas.