El Ministerio de Cultura le apostó a los libros y a las bibliotecas públicas e invitó a los colombianos a convertirse en lectores
Joven mujer leyendo en una tableta, mientras los libros tradicionales ya no esperan./Foto: © Wavebreak Media Ltd./Corbis./semana.com |
La Ministra de Cultura, Mariana Garcés lanza ¡Apégate! A la lectura en voz alta,
el último proyecto de una serie de iniciativas que buscan fomentar la
lectura entre los colombianos y convertirla en un hábito imprescindible.
“Leer –explica Garcés- hace a hombres mujeres y niños mejores personas.
Estudios mundiales sobre el impacto de los libros en la vida de la gente demuestran que disminuyen la violencia, aumentan la curiosidad y disparan la imaginación.” Sin duda todo buen lector estaría de acuerdo. Quienes han llenado sus tardes de libros saben que no existe mejor compañía, y que las páginas de los textos de literatura, de historia y de ciencia los han llevado a recorrer el mundo entero y a descubrir personajes fascinantes que se quedan para siempre en la memoria.
Estudios mundiales sobre el impacto de los libros en la vida de la gente demuestran que disminuyen la violencia, aumentan la curiosidad y disparan la imaginación.” Sin duda todo buen lector estaría de acuerdo. Quienes han llenado sus tardes de libros saben que no existe mejor compañía, y que las páginas de los textos de literatura, de historia y de ciencia los han llevado a recorrer el mundo entero y a descubrir personajes fascinantes que se quedan para siempre en la memoria.
Garcés decidió que el gran pilar de
su ministerio debía ser la enseñanza de la lectura como hábito. Varios
estudios realizados mostraron que los colombianos leen en promedio dos
libros al año y que lo que más disfrutan es la poesía. La cifra española
está entre los 9 y los 11 y la de Finlandia cerca a los 100. El trabajo
comenzó con el proyecto Leer es mi cuento, que invitaba a la lectura y a
la escritura a través de diversos talleres y se fortaleció con la
construcción de 104 bibliotecas y la entrega de 10.2 millones de libros.
Para triplicar la cifra de los adquiridos en el cuatrenio pasado cambió
la manera como el Estado los compraba, y a precios más económicos
consiguió más libros.
Además, aumentó el
presupuesto que había sido dispuesto para esa labor y encontró
financiación a nivel nacional e internacional. La más significativa es
la de la fundación de Bill Gates que le donó 3 millones de dólares y
ahora se dispone a entregarle 15 más.
Y con
eso sólo había hecho la mitad del trabajo que se propuso. “No era
suficiente con llenar el país de bibliotecas y las bibliotecas de
libros. Había que llevarlos a los lugares donde están los niños para
inculcarles el hábito”, dice. A sabiendas de que éste se adquiere entre
los 4 y los 8 años, consiguió libros para la primera infancia y echó a
andar planes de lectura. Al Instituto de Bienestar Familiar le entregó
entre 10 y 20 libros por cada 30 niños, y organizó el proyecto Fiesta de
la Lectura para enseñarles a los trabajadores a utilizarlos como
herramienta de aprendizaje, e inculcarles a los niños un cariño especial
por ellos.
Como tiene la idea de que un hogar
digno incluye libros, los sumó al paquete de las viviendas de interés
social entregadas por el Estado. “Hicimos una pequeña biblioteca con
textos de concina, salud y convivencia, entre otros, para que las
familias se los apropiaran y los hicieran parte de su cotidianidad.
Averiguamos qué les gustaba y qué podrían necesitar y así ideamos la
biblioteca.”
Como su meta es llegar a los
estratos más bajos crearon una colección propia de 8 libros con
historias colombianas y universales que vienen con el periódico Q’hubo
sin costo alguno. Y aunque los resultados del proyecto sólo se verán a
largo plazo, ya hay anécdotas que hacen sonreír. “De viaje por un
municipio –cuenta- vi una tienda que tenía nuestros libros colgados a la
entrada. Pensé que los vendían y entré a preguntar. La señora me
explicó que venían con el Q’hubo pero que como no todas las familias
podían darse ese lujo, ella los dejaba a la entrada para que los niños
los cogieran, los leyeran y los devolvieran.” Ese es un ejemplo perfecto
de las bondades de la lectura y el efecto que causa en el espíritu de
las personas.