A punto de soplar 40 velas en su próximo pastel de cumpleaños, la escritora Espido Freire vuelve a contactar con sus seguidores con el libro de testimonios Quería volar, en el que, huyendo del morbo, ofrece soluciones para superar los trastornos alimenticios, que cree una plaga contemporánea
Espido Freire dice que "los trastornos alimenticios son una plaga, pero se arreglan"./lainformacion.com |
La bilbaína, que conoce muy de cerca la
problemática por haberla sufrido hace años, dice sentirse muy orgullosa
de haberse involucrado en la búsqueda de
soluciones y de haber tratado con muchas personas que sufren estas
enfermedades, lo que ha sido para ella una "fuente de satisfacciones".
En Quería volar (Ariel) constata que estos trastornos no afectan sólo a
adolescentes, sino que también los padecen hombres y mujeres adultas, y
que no sólo se reducen a la anorexia y a la bulimia, sino que incluyen
otros como la ortorexia (obsesión por comer sano), la vigorexia
(preocupación obsesiva por el físico) o las conductas compulsivas.
Freire
defiende que no se puede hablar de todo ello "sin ofrecer esperanza y
soluciones" y remarca que, como se trata de enfermedades
"multifactoriales, lo bueno es que se pueden arreglar por muchos lados".
Como,
ante todo, quiere ser clara y no llevar a errores a los afectados,
indica que es necesaria la terapia, que debe encararse "sin falsos
optimismos rosas".
De todas las experiencias que ha recogido, que
tanto afectan a jóvenes deportistas como a una mujer embarazada o a un
chico de metro noventa con los ojos de "un fascinante color turquesa",
se constata que hay un punto en común, "alguna cosa en sus vidas no va
bien" antes de desencadenarse el trastorno.
Freire quiere hablar
del dolor, del malestar y la angustia general que se siente cuando se
llega a este punto, "cuando ya no se puede más".
A
su juicio, aunque la muerte de un ser querido o un divorcio pueden ser
el desencadenante, "posiblemente antes ya había comportamientos
neuróticos, ansiedad, angustia, ataques de pánico, un carácter
perfeccionista o inseguridad".
"La culpa no es ni de la
publicidad, ni de la industria de la moda, aunque tengan una gran
responsabilidad en esta sociedad de la imagen, ni de las madres de las
afectadas más jóvenes", afirma contundente.
Sin embargo, no obvia
que algunas personas sienten mucha presión por no encajar con los
cánones de belleza establecidos y por vivir en una sociedad "que da
mucha importancia al perfeccionismo, la competitividad y la apariencia
externa".
"Hay que hablar -insiste- de todo el dolor que lleva a
adoptar como muleta la comida y el cuerpo, de todo lo que se oculta
detrás de una dieta, porque la enfermedad de verdad está debajo de todo esto".
El
libro, en su parte final, desmiente una decena de mitos como que la
anorexia y la bulimia son "tonterías de adolescentes mimadas que quieren
ser modelos" o que esto "se cura con dos bofetadas a tiempo y un plato
de lentejas".
Asimismo, ofrece información telefónica de dónde pedir ayuda en todas las comunidades de España.
A
pesar de que Freire se haya implicado a fondo en este libro, la
escritora tiene nuevos proyectos literarios, desde una novela que podría
ver la luz en 2015, a un título dirigido al público juvenil e incluso
una obra de teatro, que le hará pisar, de nuevo, los escenarios, como
cuando era una jovencísima cantante de ópera.