lunes, 4 de febrero de 2013

Abad Faciolince reedita "sus recetas" contra la nostalgia

Héctor Abad Faciolince reedita su obra Tratado de culinaria para mujeres tristes quince años después, y en la que el escritor colombiano receta un compendio de antídotos para superar las dificultades y nostalgias diarias

Héctor Abad Faciolince, autor de El olvido que seremos, ahora publica con Alfaguara./lainformacion.com
"Tratado de culinaria para mujeres tristes", publicado ahora por la editorial Alfaguara, no es un tratado gourmet como pudiera parecer. Se trata del texto más traducido de este autor publicado años antes de "El olvido que seremos", la obra con la que este prestigioso autor alcanzó el éxito.
El texto ahora reeditado, de "género incierto", según la propia editorial, está integrado por varias "recetas dirigidas a endulzar los problemas, dudas y temores que enfrentan las mujeres".
"Antídotos" para la soledad, la rutina, la convivencia, la traición, el amor, la fidelidad o el miedo impregnan las páginas de un texto de poco más de cien páginas, y en el que cada pieza es "un remedio contra un obstáculo profundo y cotidiano".
Con la prosa poética que caracteriza la escritura de Héctor Abad Faciolince, el autor argumenta que su "ambición" es buscarle solución a la "melancolía" del lector y el camino verdadero se lo dio un poeta de Inglaterra, "aquel que hizo decir a uno de sus personajes, casi loco de exceso de cordura: 'Dame una onza de almizcle, buen apotecario, para perfumar mi imaginación'".
"Yo no quisiera ser nada distinto a eso, un buen boticario, un farmaceuta, el dueño de las recetas para perfumar tu fantasía", afirma Abad Faciolince.
Entre las obras de Abad destacan "Asuntos de un hidalgo disoluto" (1994), "Fragmentos de amor furtivo" (1998), "Basura" (2000), con el que ganó el I Premio Casa de América de Narrativa Americana Innovadora, y "Angosta" (2004), destacada como la mejor novela extranjera publicada en China en 2005.
Hector Abad Faciolince alcanzó el éxito con "El olvido que seremos", un relato conmovedor e íntimo dedicado a su padre, un conocido médico colombiano y defensor de los derechos humanos que fue asesinado a manos de presuntos paramilitares en 1987.
Y de ese trágico hecho surgió "la belleza de una historia" en la que se da la paradoja de que "sin la tragedia real hubiera sido imposible una buena tragedia escrita", según ha reconocido el propio escritor.